DEPORTE
Sevilla, preparada para la Carrera Nocturna

¿Amateurismo o resultadismo?

sevilla - athletic | el otro partido

El Sevilla sufre en la dulce resaca del derbi para sacar uno de los partidos más difíciles que le quedaban en casa.

Primer triunfo sin N'Zonzi en el once.

Iborra celebra con rabia el único gol del partido, que marcó tras rechace de Iraizoz al penalti lanzado por Jovetic. / Fotos: Antonio Pizarro
Eduardo Florido

03 de marzo 2017 - 02:33

Montoya ya sabe qué es la LigaEl amateurismo también es ganar como sea. Que se lo digan a esos muchachos que, machacados, con las rodillas deshechas y los gemelos cargadísimos, después de horas de jugar en la calle, anunciaban la bocina salvadora: el que marque gana. Marcó el Sevilla y ganó. El Athletic echó de menos el remate de Aduriz y el Sevilla echó de menos a N'Zonzi, o sea, casi todo. El gigante francés es la piedra angular de Sampaoli, el hombre que engarza todo un entramado que sin él se descompone en una amalgama sin estructura. Sin él, el amateurismo se vuelve resultadismo. Pobre espectáculo, salvo en lo emocional, tres puntos más, el tren de récord continúa, el cuarto está ya a nueve puntos. El liderato sigue a dos...

Desde que se creó el fútbol, se juega para ganar. O sea, que el resultadismo es algo inherente al amateurismo. Mucho antes de que este deporte se superprofesionalizara ya había guantadas en las gradas por ese gen depredador que impele a someter al otro, algo heredado por el Homo sapiens de su ancestro, el Homo neanderthalensis, al que sometió hasta echar del planeta. Cosas de la evolución. El Sevilla de Sampaoli sometió al rival sufriendo como nunca, como si hubiese sufrido una involución.

Quizá fuese el pago de la dulce resaca del derbi. O quizá sea un mal endémico de este equipo, que sufre una barbaridad cuando lo presionan en posiciones adelantadas. El Athletic sacó su espíritu de león y peleó cada balón como si fuera una presa herida. Y el Sevilla echó en falta a su cazador de la sabana, el gigantón que lo mismo rompe líneas con su zancada que traza el juego entre la defensa y el ataque. En Eibar y Bilbao naufragó el Sevilla sin él; ayer, no, pese a que Nasri se perdió con el balón en las garras de los vascuences.

A estas alturas de temporada, con tantísimo en juego por parte y parte, cualquier detalle provoca una escisión en la evolución esperada de un partido. El Athletic, con la moral tocada por dejar en Nicosia su prurito europeo, y con una pésima racha a domicilio, llegó sin Aduriz, De Marcos, Balenziaga, el hombre que desequilibró el partido en San Mamés con su gol... Pero no se vino abajo con el gol salvador de Iborra en otro penalti regalado al portero rival. Esta vez fue Jovetic el que falló: cómo resopló de alivio al ver que el capitán, otra vez, salía al rescate.

El Sevilla, impulsado por su tren de récord y por el empate del Madrid, debía ganar fácil tras el 1-0, pese a no contar con N'Zonzi, ni con Vitolo, Sarabia ni Pareja... Hay equipo, hay profundidad de banquillo, podría pensarse. Pero el sufrimiento fue in crescendo, como la crispación de un público que sacó fuerza de los propios nervios para bramar y animar a su equipo en un final frenético, agónico. ¡Árbitro, la hora!, gritaría más de uno, y de dos, al ver el cartelón de cuatro minutos.

Los de Valverde casi se salen con la suya. Sólo les faltó colar dentro uno de sus muchos centros, en una segunda parte en la que Gol Norte parecía una grada de San Mamés, de tantos balones colgados sobre Sergio Rico. No estaba Aduriz y no se rompió la ilación del mal visitante. Sí estaba Iborra, el hombre que hizo virar el derbi de rumbo, el responsable de un nuevo triunfo en un partido horrible. ¡Pero cómo estalló Nervión al final! La emoción también es fútbol. Y tanto. A dos puntos del líder, jornada 25...

Montoya ya sabe qué es la Liga

Walter Montoya debutó en la Liga al salir desde el banquillo en el minuto 78, en el doble cambio con el que Sampaoli quiso refrescar al equipo quitando a Vietto y Jovetic y metiendo al argentino y a Ben Yedder. El debutante se situó en la banda derecha y desde allí intentó ayudar a Mariano y desahogar al contragolpe. Y de bruces se topó con la realidad del fútbol español. Más aún en un partido con tantísima intensidad, en el que cada balón era disputado como si fuera una gran pepita redonda de oro. En el minuto 88, Ocón Arraiz le dijo que se levantara cuando fue claramente obstruido por Saborit, y justo después le pitó falta por quitarle el balón por detrás a Raúl García. Peor fue en el 90: Saborit lo derribó en el área en una jugada que encrespó a Nervión.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último