La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Sevilla-Getafe | La crónica
Aleluya, aleluya, el Sevilla volvió a ganar en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán en un partido de Liga, algo que no había conseguido aún durante el presente curso y que tiene como precedente la última jornada del anterior campeonato, concretamente cuando se impuso al Athletic Club en un gol de Rafa Mir arrancando desde atrás. Esta vez también volvió a marcar el gigante cartagenero para darle un respiro profundo de alivio a un equipo que, pese a este alegría nada desdeñable, está cogidito con alfileres. Ni siquiera con dos a cero a su favor pudo evitar que los suyos recordaran otras citas con semejante resultado y con remontadas muy dolorosas.
Esta vez, afortunadamente para que todos los que sienten la fe balompédica radicada en el sevillano barrio de Nervión, no fue así y el cuadro de Jorge Sampaoli le pone un +3 a su casillero clasificatorio de tremenda trascendencia. Porque habían ganado el Celta, el Cádiz y Mallorca y, quiérase o no, ésos son los actuales rivales de una entidad que se maneja con más de 200 millones de presupuesto. Pero esto es lo que hay y así lo tienen que aceptar quienes defienden el escudo sevillista, todo lo que sea sumar es bienvenido y en este reinicio del ejercicio tras el Mundial se contabilizan un empate en Vigo y este triunfo sobre el Getafe.
El trabajo de Jorge Sampaoli al frente del Sevilla se iba a ver reflejado desde el principio del partido a pesar de la contumacia de la dirección deportiva en no dotarlo de las herramientas adecuadas para salvar una temporada tirada por quienes se encargaron de confeccionar la plantilla, léase Monchi, José Castro y José María del Nido Carrasco. Con una defensa con tres centrales, en la que dos de ellos eran los medios centro, Fernando y Gudelj, los blancos dieron un paso al frente para tratar de robarle el balón al Getafe e incluso jugarlo rápido hacia arriba.
Los anfitriones se disponían, por tanto, con una zaga de tres para contener la amenaza de dos puntas tan nítidos como Borja Mayoral y Enes Ünal, mientras que las bandas pertenecían exclusivamente a Jesús Navas y Acuña, tal vez el mejor fichaje en este mercado de invierno tras haber llegado como un futbolista completamente diferente en su condición de campeón del mundo y sin temores a romperse con vistas a ningún certamen de mayor tronío. Por el medio se iban mezclando Joan Jordán, Rakitic y Óliver Torres en un triángulo en el que el catalán tenía el vértice más retrasado, el suizo asomaba por la izquierda y el extremeño por la derecha. Arriba, quedaban Lamela permutando posiciones para crear superioridades, sobre todo con Rakitic y Acuña y En-Nesyri buscando todos los remates.
Sin ser nada del otro mundo, el Sevilla, mientras le aguanta el físico, sí ha subido algunos puntos en su juego a pesar de no tener esos refuerzos de fuera que hubieran sido ideales con un periodo tan prolongado como el tiempo que estuvo parado el fútbol debido al Mundial. Sampaoli corre riesgos en la salida del balón desde atrás y eso origina muchas situaciones prometedoras en la zona del centro del campo. El problema, por supuesto, está en la falta de velocidad que demostró Rakitic en algunas de esas ocasiones que pedían romper para pillar desprotegida a la defensa del Getafe.
Las dos opciones más claras, de cualquier manera, fueron un cabezazo de Joan Jordán en un saque de esquina que le dio un buen susto a David Soria, pero entre el portero ex sevillista y el poste repelieron la pelota (13’). También Rakitic no llegó a rematar una excelente acción por la derecha de Jesús Navas que pudo convertirse en mucho más peligrosa (23’). Fueron los dos avisos antes del gol ya en la fase final de este primer acto. Falta lateral, centro perfecto del capitán sevillista, del suizo Rakitic, y testarazo de uno de los más bajitos.
Acuña remató con calidad y los blancos se ponían por delante en el primer periodo, algo que no ha sido demasiado habitual en este curso. Pareció, sin embargo, que esa ventaja se esfumaba pronto, concretamente cinco minutos después y tras una jugada un tanto polémica tras haber detenido Martínez Munuera una posible opción local con David Soria en el suelo. Enes Ünal remató dentro una acción horriblemente defendida por el aparente fuera de juego del turco, pero la realidad es que éste se produjo por haber dejado retrasado un pie. El Sevilla se había salvado de haber vuelto al equilibrio inicial.
En la segunda mitad, el Sevilla sí iba a sufrir muchísimo más. El Getafe, lógicamente, dio un paso adelante y así se iba a notar aún más que el físico de los anfitriones es de lo más precario. Los madrileños no necesitaron siquiera un fútbol de calidad para ir metiéndole el susto en el cuerpo a los de Sampaoli, incapaces de retener el balón en zonas más adelantadas para evitar sufrimientos atrás.
El primer susto lo evitó Gudelj en un pase de Borja Mayoral a Enes Ünal que ya parecía el empate (62’); después el propio Borja Mayoral aprovechó un error de Nianzou para superar a Bono, pero se escoró demasiado y el Sevilla se volvió a salvar (66’), y en el minuto 78 llegaría el paradón impresionante de Bono a Juan Iglesias. Ya con Rafa Mir en el campo, después de que Sampaoli hubiera dejado inicialmente al equipo sin delantero centro al sustituir a En-Nesyri por el debutante Badé para que Fernando, por fin, se fuera al centro del terreno, pareció que llegaba la sentencia con un cabezazo perfecto al contrapié del guardameta del cartagenero a centro Óliver Torres.
Era el minuto 80 y parecía que el triunfo no se le podía escapar al Sevilla, pero son tantas las carencias del equipo que ni siquiera así la situación era tan tranquilizadora. Una frivolidad de Rafa Mir al regalarle el balón a David Soria volvió a provocar la nerviosera con el gol de Borja Mayoral. Minuto 86 y siete minutos por delante. Pero los blancos se salvaron en el acoso final y pueden celebrar con motivos la adición de tres puntos a su escuálido casillero. ¡Ya era hora!
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