La vivienda sevillana que echa un pulso al alzheimer

DÍA MUNDIAL DEL ALZHEIMER

Expertos de la US y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga diseñan un prototipo de vivienda para los enfermos de alzheimer

Más de la mitad de los casos leves de alzhéimer no están diagnosticados

Prototipo de vivienda adaptada a personas con alzheimer.
Prototipo de vivienda adaptada a personas con alzheimer. / M. G.

¿Cómo dar soluciones prácticas desde la arquitectura a las personas con alzhéimer? Dar respuesta a esta pregunta unió, en 2016, a un grupo de arquitectos de la Universidad de Sevilla y a varios médicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga. El objetivo no ha sido otro que proyectar viviendas adaptadas a la pérdida de memoria. Teniendo en cuenta que el alzhéimer está considerada como la epidemia del siglo XXI -solo en España afecta a más de 800.000 individuos- y que comporta enormes costes indirectos, estos expertos tratan de construir un entorno seguro y accesible para enfermos, familiares y cuidadores. En definitiva, hogares adaptados o adaptables a los diferentes estadios de la enfermedad.

Pero para llegar a este objetivo, el grupo Healthy Architecture & City de la US, que dirige el profesor Santiago Quesada-García, estudia los diferentes factores que afectan a este trastorno y lo hace relacionándose -y preguntando- directamente a las personas que sufren este padecimiento. "El síntoma más conocido es la pérdida de memoria semántica, pero el estrés, la confusión o los cambios de carácter son otras manifestaciones", explica el investigador, y plantea la siguiente cuestión: "¿Qué pasa cuando el enfermo ni siquiera sabe dónde se ha levantado?". La forma más parecida de entender esta sensación sería "que nos dejaran en un aeropuerto sin ningún tipo de señalética, estaríamos perdidos".

Para evitarlo, Quesada-García pone en valor la necesidad de "viviendas adaptables" que, "aunque puedan parecer de ciencia ficción", permiten algo esencial: "Que los pacientes puedan vivir de forma autónoma el máximo tiempo posible, con asistencia de cuidadores y familiares". Según las investigaciones realizadas, cerca del 86% de las personas que sufren alzhéimer quieren seguir viviendo en sus casas. Un porcentaje que, lejos de ser baladí, indica que "cuánto más cerca esté el enfermo de su hogar, más tiempo mantendrá su identidad".

Cocina y baño: las estancias más conflictivas

Por ello, las viviendas tienen que estar perfectamente diseñadas y adaptadas. Teniendo en cuenta que las dos habitaciones más conflictivas son el baño y la cocina, el investigador poner en valor la importancia de, por ejemplo, instalar pavimentos antideslizantes o poner los grifos con termostato fijo, "porque no tienen conciencia de que se están quemando". En cuanto a la cocina, es esencial instalar detectores de humo y de gas o cocinas de inducción con apagado automático. Incluso, sugiere -en un estadio avanzado de la enfermedad- quitar las puertas de los cajones y armarios para que puedan ver lo que hay dentro.

Investigadores de la Universidad de Sevilla y de la Universidad de Málaga. De izq. a dcha.: Pablo Lara, Santiago Quesada, Pablo Valero y José M. Mera
Investigadores de la Universidad de Sevilla y de la Universidad de Málaga. De izq. a dcha.: Pablo Lara, Santiago Quesada, Pablo Valero y José M. Mera / M. G.

"La residencia debe tener una serie de factores para igualar la calidad de vida que tienen los enfermos en sus casas", enfatiza Quesada-García, porque "a mayor seguridad y mayor accesibilidad, mayor libertad para tomar decisiones de forma autónoma". Todo ello permite a la persona seguir con las "actividades instrumentales diarias", acciones a las que, normalmente, apenas se da importancia como pueden ser preparar un café o el aseo.

El desarrollo de las nuevas tecnologías también juega un papel fundamental. Los expertos han diseñado un prototipo de vivienda sirviéndose de realidad virtual que sirve como herramienta para ver una casa en su estado convencional y cómo habría que ir adaptándola según los diferentes estadios del alzhéimer. Desde la fase leve (etapa temprana), pasando por la moderada (etapa media) hasta la grave (etapa tardía). En esta última, apenas utilizan el dormitorio y el baño. "Cuando las familias ven las distintas etapas en su casa con realidad vialidad, les damos una ayuda para la toma de decisiones y para que puedan establecer una planificación durante los próximos años", indica el arquitecto.

Alta demanda en Andalucía

También recalca que "con la actual tecnología es posible construir un entorno protésico y personalizado, según las necesidades de cada paciente". Según los investigadores, el entorno puede interactuar con la persona y viceversa. Pone como ejemplo que si no recuerda el camino al baño, "se le puede enseñar a través de un hecho con luces led" o la propia "casa puede recordarle que apague el aire acondicionado". Seguridad, accesibilidad y autonomía. Funciones que ya están instaladas en los coches más modernos, pero que en una vivienda suena a distopía futurista.

Y es que Quesada-García lamenta la falta de financiación para este tipo de proyectos. De hecho, hace una llamada a "la importante demanda" sobre este tipo de hogares. En Suecia, este tipo de prototipos ya son una realidad palpable y solo hay que echar un vistazo a la pionera comunidad de Hogeweyk, en Holanda, un pueblo diseñado para enfermos con demencia y sus cuidadores. En Andalucía, habrá una demanda de 42.300 viviendas adaptadas para 2030.

Alimentos que reducen esta patología

Investigadores del grupo Color y Calidad de Alimentos de la Facultad de Farmacia de la US, en colaboración con la Universidad de Kent (Reino Unido), han demostrado que el carotenoide fitoeno aumenta el tiempo de vida del nematodo Caenorhabditis elegans y que puede ralentizar la aparición de parálisis asociada a la formación de placas amiloides en un modelo de Alzheimer. El equipo del catedrático Antonio Jesús Meléndez Martínez lleva 15 años estudiando en profundidad el fitoeno, que se encuentra en alimentos como tomates, zanahorias, albaricoques, pimientos rojos, naranjas, mandarinas o maracuyá. El equipo trabaja en la producción sostenible de alimentos saludables para disminuir el riesgo de enfermedades.

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