Otra visión de Carmona
Una nueva ruta denominada Cueva de la Batida permite conocer el patrimonio monumental y natural del municipiol ruta medioambiental La época propicia es a partir del otoño. Más en 'www.carmona.org'.
A pie, en bici o sobre un caballo. Apenas una hora y cuarenta minutos son necesarios para conocer de una sola vez parte del rico patrimonio monumental de Carmona y algunos de sus más preciados recursos naturales. Cueva de la Batida es el nombre con el que se bautizado a la ruta medioambiental que, a lo largo de cinco kilómetros, permite tanto pasear por una vía romana como descubrir, si se mira al suelo, el tomillo o el hinojo tan característicos de la zona.
Cuentan en la oficina de turismo de Carmona que muchos de los visitantes que se acercan a ella - "sobre todo los extranjeros"- demandan información sobre el entorno natural y paisajístico del municipio. Ahora, un grupo de señales marca el camino que permite a vecinos y turistas no perderse en este intento.
La ruta parte de la ermita de San Mateo, situada bajo la antigua Puerta de Morón. Su construcción se inició en el siglo XIV en honor al evangelista, en cuya festividad, el 21 de septiembre, Carmona pasó a formar parte de la Corona de Castilla en 1247. La siguiente parada lleva a los visitantes a recorrer los restos de la calzada romana, que en el siglo XVIII fue sometida a algunas reformas. También el denominado puente con cinco ojos se cruza en el camino. Construido hacia el siglo XVIII, se cree que pudiera tener su origen en la existencia de uno anterior de época romana. De esta manera, algunos estudiosos relacionan ambos enclaves con la salida de la Vía Augusta hacia Astigi y Corduba.
A medida que avanza el recorrido se alza ante los senderistas la torre de época medieval que alberga el cortijo de Martín Pérez, en cuya huerta se encuentra también un asentamiento romano así como un abrevadero y un manantial dignos de ser contemplados.
La Cueva de la Batida, que da nombre a la ruta, es también la responsable del paisaje que desde hace siglos caracteriza a la zona norte de Carmona. Se trata de una cantera medieval, moderna y quizás romana, que constituye uno de los enclaves más peculiares del recorrido. Tomar el Cordel del Herrador, una vía pecuaria usada desde antiguo por los pastores trashumantes para trasladar el ganado a las zonas de pasto, es lo que deben hacer los que sigan la ruta, que desemboca más tarde en el pilar de mealargo, de estilo barroco y relacionado con el uso ganadero de la zona.
La Puerta de Córdoba es el final del recorrido y constituye uno de los dos accesos romanos a la ciudad. Durante los siglos XVI y XVII sufrió diferentes reformas. Más tarde, en tiempos de Carlos II, otra actuación le confirió parte de su fisonomía mientras que la del arquitecto José de Echamorro, en el siglo XVIII, le proporcionó su actual apariencia.
Los vestigios que las distintas culturas han dejado en Carmona son parte fundamental del recorrido de esta ruta pero también lo es la flora autóctona, hoy protegida, como el tomillo y el hinojo. No menos impresionante son las vistas únicas del Alcázar del Rey Don Pedro o de la propia Puerta de Córdoba que regala.
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