El Virgen del Rocío trata por primera vez con radiocirugía un tipo de tumor del nervio auditivo
Un varón de 71 años fue tratado de un schwannoma vestibular con radioterapia de precisión en menos de 30 minutos y sin necesidad de cirugía invasiva
“Me avisaron de efectos leves, pero, si los he tenido, apenas los he notado”

Un equipo formado por neurocirujanos, oncólogos radioterápicos, técnicos de radioterapia y radiofísicos del Hospital Virgen del Rocío han tratado por vez primera con radiocirugía el schwannoma vestibular o neurinoma del acústico en un varón de 71 años.
Este es un tipo de tumor benigno que se origina en las células que recubren el nervio auditivo y, aunque no es un cáncer, puede crecer y presionar estructuras cercanas, causando síntomas como pérdida de audición, acúfenos, vértigo o entumecimiento facial. Representa el 8% de los tumores intracraneales y es la neoplasia más frecuente del ángulo prontocerebeloso en adultos. En concreto, presenta una prevalencia de un caso por cada 500 personas.
El jefe de neurocirugía del hospital, el doctor Ignacio Martín Schrader, destaca que este avance supone “una mejora sustancial en la accesibilidad de los pacientes candidatos a este tratamiento” que, hasta ahora, eran derivados a hospitales de Granada o Málaga. “El 90% de las derivaciones que hacíamos era por este tipo de lesiones”, explica. “Hemos empezado por esta lesión para disminuir ese tipo de desplazamiento, no sólo de Sevilla sino también de la parte occidental de Andalucía para la que somos hospital de referencia”, concreta.
La radiocirugía permite administrar altas dosis de radiación de forma muy precisa y en una sola sesión, evitando así los riesgos de la cirugía y la necesidad de que los pacientes se desplacen a otros centros. Se realiza en acto único, en una sola sesión de radioterapia, y en un periodo de tiempo de entre 15 y 30 minutos. Una vez concluido el procedimiento, el paciente recibe el alta en el mismo día, con un bajo riesgo de efectos adversos.
La puerta de entrada de los pacientes es la derivación desde el servicio de Otorrinolaringología porque los primeros síntomas proceden de una pérdida auditiva. El procedimiento comienza con la selección de los pacientes candidatos en un comité multidisciplinar formado por neurocirujanos, oncólogos radioterápicos y radiofísicos. “Hacemos una preselección en nuestra consulta monográfica y luego lo decidimos conjuntamente”, detalla el doctor Martín Schrader. Los criterios incluyen el tamaño del tumor (generalmente menor de 3 cm), su localización y la edad y condición del paciente.
El proceso estándar para extirpar este tipo de tumor es la cirugía, pero conlleva riesgos como la pérdida completa de audición en el oído afectado o una parálisis facial. “La lesión del nervio facial es una mutilación cosmética y funcional importante”, advierte el especialista. En cambio, la radiocirugía permite tratar el schwannoma con un margen de seguridad mayor.
Otra ventaja es que se realiza de forma ambulatoria, en una única sesión de unos 10-15 minutos. “No precisa de anestesia de ningún tipo, el paciente está totalmente consciente”, señala Tania Moreno, técnica de radioterapia. Además, en lugar de fijar la cabeza con un marco estereotáctico anclado al cráneo, el equipo de trabajo del Virgen del Rocío ha sustituido esta técnica por la utilización de “una máscara termoplástica de alta fijación que se moldea perfectamente a la superficie”.
El acelerador lineal empleado incorpora un sistema de multiláminas de pocos milímetros que permite conformar el haz de radiación con gran precisión. “Es como si fuera yo hablando y pudiera ir abriendo y cerrando mis dientes, y además mi cabeza girase 360 grados”, ilustra el jefe de Oncología Radioterápica, José Luis López Guerra. “Así vamos esculpiendo virtualmente la destrucción del tumor”, añade el jefe de Radiofísica, Florencio Javier Luis Simón.
Otro componente clave es el sistema de posicionamiento y verificación, que escanea la superficie del paciente y lo coloca exactamente igual que el día que se hizo el molde, con una TAC previo. Además, la mesa se mueve en seis dimensiones y puede corregir cualquier mínimo movimiento durante el tratamiento. Todo ello, unido a una planificación y dosimetría precisas, asegura que la radiación se dirija sólo a la lesión preservando los tejidos sanos circundantes. “La inmovilización es muy importante. Si la máquina detecta algún movimiento durante la aplicación del tratamiento se para y la mesa corrige ella sola los milímetros del movimiento para seguir con el tratamiento”, detalla el radiofísico.
Aunque aún es pronto para valorar los resultados, ya que la respuesta se aprecia a medio-largo plazo, lo importante es que no ha habido ninguna complicación inmediata en el primer paciente tratado. “Lo que vigilamos durante los tres y seis primeros meses es que no haya ninguna alteración nerviosa que no estaba antes”, apunta el doctor López Guerra. Posteriormente, se realizan resonancias de control para ver si el tumor ha dejado de crecer o empieza a disminuir.
A diferencia de cuando se derivaban a otras provincias, el seguimiento ahora se realiza de forma presencial en el propio hospital. “Hacemos los primeros controles a los tres no seis meses y después anualmente”, indica el doctor Martín Schrader. Otra ventaja para los pacientes, que antes eran controlados a veces solo telefónicamente.
De momento hay un paciente con el tratamiento completado y otros tres en proceso. Pero, dado que previamente derivaban unos 50 pacientes al año a Granada solo de este tipo de tumor, los especialistas confían en que la radiocirugía acabe instaurándose como una alternativa habitual. “Después vamos a seguir por otros tumores benignos para mejorar la curva de aprendizaje y luego nos meteremos en tumores malignos”, avanza el equipo de profesionales.
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