El violador del Parque del Tamarguillo es el asesino de la prostituta de Amate

La Policía detiene en prisión a Miguel Ángel Fernández y le acusa del crimen de la mujer que apareció quemada un mes antes de que agrediera a una corredora en Sevilla Este.

Los investigadores en el Parque Amate tras hallarse el cadaver de la prostituta calcinada en julio
Los investigadores en el Parque Amate tras hallarse el cadaver de la prostituta calcinada en julio / Juan Carlos Muñoz
Fernando Pérez Ávila

07 de noviembre 2017 - 19:49

Sevilla/Era el único crimen reciente que quedaba por resolver en Sevilla capital. A primera hora de la mañana del 27 de julio, una persona que corría por el Parque Amate descubría entre unos matorrales en llamas el cuerpo semicalcinado de una mujer de mediana edad. El cadáver estaba envuelto en unas sábanas, semidesnudo y carbonizado de cintura para abajo. El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional identificó pronto a la víctima. Al día siguiente, tras la autopsia, se supo que había muerto asfixiada y le habían prendido fuego después. También había sido violada. Era una mujer nacida en Sevilla en 1978, Pilar C. D., de la que se sabía que ejercía la prostitución con regularidad y que era toxicómana.

La investigación se estancó en las primeras semanas. Se investigaron varias líneas, entre ellas algunos coches robados que se intentaron relacionar con este crimen, pero todas las pesquisas fracasaron. Era el típico caso que los investigadores de Homicidios detestan especialmente: un muerto sin contexto. Es decir, la mujer no fue asesinada en el Parque Amate sino que fue arrojada allí a primera hora de la mañana, junto a la puerta que da a la glorieta Primero de Mayo. No estaba en una casa ni en un coche cuya propiedad rastrear, no había testigos ni cámaras de videovigilancia que grabaran algo. Sólo quedaba confiar en los restos hallados en el lugar de los hechos por la Policía Científica, pero los análisis biológicos suelen demorarse en el tiempo. O que el asesino volviera a actuar.

Y así fue. Un mes después del asesinato, el 28 de agosto, una joven de 24 años que corría por el Parque del Tamarguillo fue abordada por un hombre que la golpeó y la tiró por un terraplén. Allí la violó, manteniéndole siempre la cara tapada para que no pudiera identificarle. La violación generó una enorme alarma social entre los vecinos de Sevilla Este y Alcosa, los barrios más próximos al parque. Hubo protestas por la falta de iluminación del recinto y manifestaciones vecinales pidiendo más seguridad.

La víctima denunció la violación ante la Policía al día siguiente. Nadie en la Jefatura Superior relacionó entonces ambos hechos, más allá de que hubieran ocurrido en sendos parques de la ciudad y las víctimas fueran mujeres. La Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM), grupo especializado en perseguir los delitos sexuales, comenzó la investigación de la violación. Por el modus operandi, los agentes supieron que estaban ante una persona experta en este tipo de delitos, que había tomado precauciones para no ser identificado y que se había cuidado de buscar un lugar oscuro y apartado para cometer la agresión sexual.

Comenzó por tanto un rastreo en los archivos en busca de violadores o agresores sexuales ya fichados y que se encontraran en ese momento en libertad. A los investigadores pronto les llamó la atención un nombre, Miguel Ángel Fernández Delgado, condenado por la violación de una joven cometida en el año 2003 en Villanueva de la Serena (Badajoz). Lo que hizo sospechar a los policías fue el domicilio en el que residía, en la barriada del Parchís, frente al Parque del Tamarguillo y a escasos metros del lugar donde la joven fue violada.

Nacido en Badajoz en 1978, mismo año que la víctima del parque Amate, Fernández Delgado había pasado nueve años en prisión por la violación de Villanueva de la Serena y había salido de la cárcel recientemente. El modus operandi de aquella agresión sexual coincidía con plenamente con la ocurrida en el Parque del Tamarguillo. La Policía decidió someterlo a una estrecha vigilancia. Cuatro días después, la madrugada del 2 de septiembre, aconsejado por su pareja, Fernández Delgado se presentó en la Jefatura Superior de Policía y confesó ser el autor de la violación del Parque del Tamarguillo. Fue puesto a disposición judicial e ingresó en prisión preventiva como autor confeso de esta agresión sexual.

En la cárcel seguía cuando este martes fueron a detenerlo los agentes del Grupo de Homicidios. Tras más de tres meses de investigación, los investigadores lograron relacionarlo también con el crimen del Parque Amate. Durante este tiempo, los policías investigaron el entorno de la víctima para trazar un hipotético perfil del autor a pesar de que no había ninguna evidencia sobre el mismo. En una nota de prensa emitida ayer, la Jefatura Superior de Policía destacó que los agentes llegaron a conocer los hábitos y costumbres de la víctima. Supieron que ejercía la prostitución y consumía drogas con asiduidad. Por tanto, su verdugo podía estar relacionado con este submundo. De hecho, Fernández Delgado solía dar drogas a toxicómanas a cambio de que le practicaran favores sexuales.

El violador del Parque del Tamarguillo podría encajar en ese perfil. Las similitudes que presentaban los dos delitos abrieron una nueva línea de investigación que se centró en Fernández Delgado. Las gestiones de los investigadores, junto con pruebas obtenidas en la escena del crimen vincularon definitivamente al preso como el autor de la violación y muerte de Pilar C. D. La Policía solicitó su excarcelación y procedió a su detención. Fue trasladado a las dependencias de la Jefatura Superior, donde será sometido a un interrogatorio en las próximas horas. El jueves está previsto que pase a disposición del juzgado de Instrucción número 14, que investiga el crimen del Parque Amate. En todo caso, el sospechoso tendrá que volver a prisión, ya que se encuentra preso por otra causa.

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