El violador del Parque drogó a su actual pareja y le hizo fotos desnuda
La compañera del detenido dice que fue un hecho "aislado" y alega que aquella noche llegó a su casa sobre las diez y media
Conforme avanza la instrucción de la investigación por la presunta violación y homicidio de una joven en el Parque de María Luisa, surgen nuevos datos sobre la posible personalidad del imputado. La actual pareja de Francisco M. S., que está en prisión por estos hechos, reconoció ayer ante el juez de Instrucción número 16 de Sevilla que en 2006 lo denunció porque le facilitó barbitúricos en la comida y a continuación, aprovechando que se hallaba en un estado de aletargamiento, la pintó, desnudó y le hizo fotografías.
La mujer, que ha comparecido ante el juez como testigo, intentó restarle importancia a esta denuncia, que asegura es la única que le puso en su día -hay otras denuncias presentadas a instancias de la Policía- y añadió que se trató de un episodio aislado, que nunca ha vuelto a repetirse.
La pareja del detenido también se retractó de sus declaraciones ante la Policía, donde dijo que la noche en que ocurrieron los hechos se había ido a dormir y no había visto a Francisco M. S. hasta la mañana siguiente. Ante el instructor manifestó ahora que recuerda que llegó sobre las 22:30, algo que sabe porque miró el reloj en ese momento. También rechazó que su pareja mantuviera relaciones homosexuales, como había admitido ante los investigadores del grupo de Homicidios.
En el juzgado han comparecido 14 de los 16 testigos propuestos -los otros dos, unos vagabundos asiduos al parque, comparecerán el día 29-, entre ellos la hermana y varios amigos de la víctima, Sara D. M., quienes reconocieron que la joven les envió mensajes de "despedida" personalizados.
Una buena parte de las pruebas científicas contra el detenido fueron recuperadas gracias a una trabajadora, que también testificó ayer y que relató al juez cómo cuando les ordenaron limpiar la zona recogió unos pañuelos de papel manchados de sangre en "bolsas de plástico para que no se contaminaran" y así las tiró al contenedor, de donde fueron recuperadas intactas cuando llegó la Policía Científica. La testigo dijo que lo había hecho así porque es seguidora de la serie de televisión CSI, en la que se muestra cómo trabajan los equipos forenses en la escena de los crímenes.
También compareció ante el magistrado el trabajador que encontró a Sara D. M., quien explicó que la halló sobre las nueve de la mañana en la glorieta de Juanita Reina, sentada en un banco, con el bolso cogido entre sus manos y llevando un abrigo con una capucha que le cubría la cabeza. Según este testigo, tocó a la joven y, al ver que no respondía, llamó a los servicios sanitarios del 061. Después llegó la Policía y halló una carta de suicidio en el bolso de la joven, por lo que en principio se atribuyó a esta hipótesis la muerte. En la zona vieron esos pañuelos de papel con restos de sangre, pero la Policía les ordenó que limpiaran varias horas después de que se encontrara a la chica, en concreto, sobre las doce del mediodía.
En marzo pasado, el violador del Parque de María Luisa reconoció cuando fue detenido por la Policía que mantuvo relaciones sexuales con la víctima, pero aseguró que éstas fueron consentidas y no fueron violentas hasta el punto de provocarle la muerte desangrada.
Francisco M. S. explicó entonces que en la tarde del 23 de febrero, en torno a las nueve de la noche, coincidió en el Parque de María Luisa con Sara D. M., de 31 años, a la que no conocía con anterioridad. El sospechoso mantuvo en su versión exculpatoria que ambos decidieron mantener relaciones sexuales de mutuo acuerdo, por lo que las mismas fueron "consentidas" y siendo la chica consciente. Sí admitió que la mujer estaba "un poco mareada", algo que atribuyó, según el investigado, a que pensaba que habría tomado un par de copas, pero en cualquier caso era consciente y sabía lo que hacía.
Tras mantener las relaciones, Francisco M. S., que está parado, afirma que se despidió de la joven, a la que dejó normal, y se marchó del parque, siendo aproximadamente las diez de la noche, y añadió que no se enteró del fallecimiento hasta el día siguiente, en la mañana del 24 de febrero. El imputado negó que las relaciones fueran violentas, un aspecto que no obstante contradicen los informes forenses, que han determinado que la víctima falleció por un shock hipovolémico debido a la abundante pérdida de sangre provocada por los abusos sexuales que sufrió.
Según la hipótesis policial, el agresor encontró a la joven de forma fortuita y podría tratarse de un mirón que merodeara habitualmente por el Parque de María Luisa. La víctima había acudido la noche del 23 de febrero al parque con la intención de suicidarse y el violador la halló en "un estado de aletargamiento que mermó su capacidad física y psíquica". Esas circunstancias fueron precisamente aprovechadas por el agresor para acercarse a la joven y agredirla sexualmente, originándole unas heridas que le causaron una importante pérdida de sangre que probablemente determinaron su fallecimiento, más allá de la ingesta de los fármacos antidepresivos.
Hasta dar con Francisco M. S., la Policía llevó a cabo una ardua labor en la que interrogó a los testigos y revisó todas las cámaras de videovigilancia del parque.
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