¿De dónde viene la peste?
Mal olor en Sevilla
Las cuatro teorías sobre los malos olores que sufrió Sevilla hace días apuntan a los lodos de depuradoras que usa el campo, las alcantarillas, las mercancías del Puerto y un residuo industrial
Sevilla/Hay teorías para todos los gustos sobre los malos olores que inundaron la capital sevillana la semana pasada (del 8 al 12 de octubre). Las administraciones aseguran que no hubo denuncias ni quejas de ciudadanos por esta cuestión y que no se activó ninguna alerta porque se trata de algo “puntual” que se da todos los años por esta época. Pero lo cierto es que los olores alcanzaron una intensidad y un hedor desconocidos hasta la fecha en Sevilla.
Para tratar de arrojar algo de luz sobre estas teorías hemos hablado con el Ayuntamiento de Sevilla y su empresa Emasesa, con la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, con organizaciones agrarias, con empresas que se dedican a la limpieza y mantenimiento del alcantarillado, con expertos agrónomos y con Ecologistas en Acción.
El Ayuntamiento de Sevilla y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta defienden que el origen está en los abonos del campo, concretamente de las tierras del arco Norte de Sevilla y que se acentuaron por el viento y el calor. ¿Pero qué tipo de abono huele tan mal? Al indagar más sobre esta cuestión nos aclaran que no se trata de simple estiércol, sino de los lodos que se extraen de las depuradoras y son los más apreciados en el campo por sus extraordinarias propiedades.
La cuestión es que esos lodos tienen una regulación estricta en cuanto a la cantidad, época del año y lugares donde pueden usarse. No se pueden echar en en el campo sin tratar como marca la ley. Precisamente este verano (en agosto) se ha endurecido su regulación con una nueva orden (de 6 de agosto de 2018, conjunta de las consejerías de Agricultura y Medio Ambiente por la que se regula la utilización de lodos tratados de depuradora en el sector agrario), razón por la que la próxima semana la administración andaluza celebrará una reunión con las organizaciones agrarias para explicar los cambios.
La ventaja de estos lodos es que ahorran mucha agua. Los ensayos científicos han probado que el suelo enriquecido con tres dosis de compost de lodo de depuradora consigue aprovechar casi todo el riego, el 97%, mientras un suelo sin fertilizante retiene un 40% del agua que se le aporta mediante riego, y el tratado con abono conserva el 35%, según Efe verde.
Emasesa defiende que los producidos por sus depuradoras “son lodos tratados, de características muy similares, que se están aplicando en los campos de cultivo cumpliendo con la normativa existente”. Y que no se han usado en fincas del entorno próximo de Sevilla. “La producción de lodos generada en lo que llevamos de mes de octubre se está aplicando en parcelas de Utrera (Chapatales) y Morón de la Frontera”, aclara la empresa municipal recalcando que sus lodos no han provocado el mal olor en el arco Norte.
Emasesa asegura que esta operación con sus lodos “la realiza un gestor autorizado por la Consejería de Medio Ambiente”. Y que los camiones, dotados de geolocalización, se pesan en la báscula de la planta de Compostaje de Emasesa y de allí se dirigen directamente a las fincas agrícolas. “La valorización agrícola de los lodos de depuradora contribuye a la economía circular, poniendo a disposición de los cultivos la materia orgánica y los nutrientes nitrógeno y fósforo que requiere la planta para su adecuado desarrollo”.
Expertos agrónomos consultados ratifican que los lodos de depuradora de aguas residuales pueden oler mal la primera semana que se echan y que son una buena materia orgánica que mejora mucho el suelo.
Leticia Baselga, del área de residuos de Ecologistas en Acción, recuerda que en Carmona, tras la denuncia de dos vecinos, lograron parar la actividad de una instalación que cobraba por recoger lodos de depuración y los echaba en el campo sin tratar. Baselga recomienda denunciar ante Ecologistas cualquier episodio de mal olor para que la administración actúe.
Alcantarillado
La segunda teoría apunta a que los malos olores procedieron de la red de alcantarillado que gestiona Emasesa, y de las obras que está acometiendo para renovar las gigantescas canalizaciones de esta red.
Sobre esta cuestión, la empresa Limalcan, una de las que realiza la limpieza y mantenimiento de las alcantarillas, coincide con las administraciones en que el mal olor no fue de las alcantarillas sino “del abono de depuradora de aguas residuales que se echa al campo, y eso es un olor más parecido a una alcantarilla”.
Según Limalcan, el olor de las alcantarillas es puntual y afecta al sitio concreto donde esté el problema, no a toda la ciudad. Y niega que se eche algún líquido maloliente en las alcantarillas para desatascarlas. Dice que cuando el alcantarillado se colapsa por la mezcla de aceite de freír y detergentes, para solucionarlo Emasesa echa agua a presión, y no otro líquido.
Emasesa niega mal olor por las obras de alcantarillado y colectores porque, en la zona en la que se produjeron los hedores con más intensidad (Centro y Triana), sólo tiene una obra abierta en la calle Cervantes en la que se actúa en una red de pequeñas dimensiones que “en ningún caso podría ser foco de los olores mencionados”. Y que la obra del colector de Los Remedios ya está terminada y en Triana la única en marcha en Nuestra Señora de los Ángeles es de pequeñas dimensiones y está cerrada ya.
Mercancía del Puerto
La tercera teoría tiene que ver con que la peste se debió a la carga/descarga de una mercancía del Puerto de Sevilla. La Autoridad Portuaria sevillana rechaza esta teoría con argumentos. Dice que la carga que huele más es el orujillo (huesos de aceituna triturados que se usan para biomasa), que no se ha descargado en la semana del 8 al 12 de octubre.
Y añade que tampoco en esa fecha en el Puerto se ha almacenado en explanada mercancía que produzca mal olor. “Esos días hemos movido, principalmente, contenedores, trigo, harina, atados de hierro, perfiles de acero, cebada y fertilizante químico que no emite olor ni es estiércol”.
Residuo industrial
Y la cuarta teoría dice que algún tipo de residuo industrial generó el hedor. Una de las tres organizaciones agrarias consultadas afirma esta teoría y dos aseguran que no les consta que se esté produciendo ninguna actividad agraria que esté provocando olores.
Según éstas, en octubre se echan abonos de cobertura antes de la siembra para los cereales que suelen estar tratados y pierden olor y humedad. Y añaden que algún agricultor ha podido echar algo pero le extrañaría que provocara ese nivel de contaminación en el aire.
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