Una vida entre 'goyas' y 'tizianos'

El adiós de Cayetana de Alba

La espectacular colección de arte, repartida entre Liria y Dueñas, fue objeto de una exposición en el Museo de Bellas Artes a finales de 2009.

Una vida entre 'goyas' y 'tizianos'
Una vida entre 'goyas' y 'tizianos'
M. J. Guzmán

20 de noviembre 2014 - 11:36

El afecto que la duquesa de Alba sentía por Sevilla propició que la aristócrata firmara un acuerdo para que su espectacular colección de arte se viese a finales de 2009 en el Museo de Bellas Artes de la ciudad. Fue la primera vez que la Casa de Alba enseñó en Andalucía una selección de las mejores obras de su impresionante patrimonio, un abrumador recorrido por la Historia del Arte que incluyó piezas de grandes maestros como Goya, Murillo, Tiziano, El Greco, Rubens, Van Dyck o Fra Angelico. Entre los fondos que se exhibieron también destacaron estampas de Durero, de Rembrandt y de Mantegna, así como lienzos del Romanticismo y de otros movimientos artísticos de los siglos XIX y XX.

La colección Casa de Alba, como se llamó la muestra, empezó a fraguarse en 2007 y su éxito fue total. Tan buena fue la sintonía que se dejó abierta la puerta a nuevas colaboraciones en Sevilla entre la Junta de Andalucía y la duquesa, que hasta ahora no se han materializado. También se iniciaron los contactos para incluir determinados bienes de dicha colección artística en el inventario general de bienes muebles del Patrimonio Histórico Español.

El catálogo de la exposición incluyó, además de 40 obras –37 lienzos y tres esculturas–, joyas y muebles pertenecientes al legado de la duquesa. La mayoría de las piezas expuestas llegaron desde el madrileño Palacio de Liria y del Palacio de las Dueñas, como alguna escultura de Mariano Benlliure.

La estrella de la exposición fue sin duda el retrato la duquesa que pintó Goya, la XIII duquesa de Alba, uno de los más célebres de la pintura española y que no había salido de Liria en las últimas tres décadas. También destacó el Retrato del Gran Duque de Alba de Tiziano, también custodiado en el palacio madrileño. Sin duda, los retratos familiares fueron los favoritos de los más de 130.000 visitantes que acudieron a la cita en el Bellas Artes, comisariada por Valme Muñoz e Ignacio Hermoso.

Esta exposición de Sevilla fue el anticipo de otra mayor a finales de 2012 en Madrid. La Fundación Casa de Alba y el Ayuntamiento de la capital organizaron, con la colaboración de la Comunidad de Madrid, El Legado Casa de Alba. Mecenazgo al servicio del arte”. La muestra reunió cerca de 150 obras, la mayoría procedentes del Palacio de Liria, entre pinturas, esculturas, documentos históricos y manuscritos, piezas arqueológicas, joyas, mobiliario o trajes.

El tesoro de los Alba es apabullante: unos 250 óleos, 177 acuarelas, incluida una firmada por Charles Chaplin, más de 130 miniaturas, medio centenar de dibujos y tapices, una treintena de cerámicas y un archivo valorado en 41 millones y abierto a los investigadores, una biblioteca tasada en más de 20 millones y todos los muebles y bienes de los palacios de Liria y Monterrey. Sólo Dueñas esconde también algunas joyas memorables, como el retablo de la capilla dedicado a Santa Isabel, obra del XV del italiano Neri di Bicci; los retratos de Napoleón III y de Eugenia de Montijo realizados por Winterhalter; y óleos de Madrazo, Cabral Bejarano, Sorolla o Gonzalo de Bilbao.

La colección de la Casa de Alba fue fundada por Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, tercer duque de Alba, y desde su creación fue incrementándose con las compras y las herencias de la casa nobiliaria. Para Jacobo, el hijo de Cayetana Fitz-James Stuart, su madre ha sido “una pieza clave” en la conservación del patrimonio artístico de la familia. La sensibilidad hacia el arte de la aristócrata, de hecho, motivó que la noble tuviese entre sus aficiones la de pintar. Su creación, sin embargo, nunca ha sido mostrada al público.

Picasso y ‘La Maja’ del siglo XX

Retratada por los más grandes pintores del siglo XX, Cayetana de Alba nunca posó para Pablo Ruiz Picasso, decisión de la que se arrepentiría años más tarde. El genial malagueño quiso en 1958 retratar a Cayetana para pintar su propia versión de la Maja de Francisco de Goya. Sabedor de que la leyenda apuntaba a que la modelo de Goya fue María Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, la XIII duquesa de Alba, y que la historia le atribuía un pasional romance con el aragonés, Picasso intentó acceder a Cayetana a través de un amigo común, el torero Luis Miguel Dominguín. La duquesa lo consultó con su marido, Luis Martínez de Irujo, un hombre conservador que se negó en rotundo.

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