El verdadero verano llegará en agosto
El tiempo en Sevilla
Julio finaliza como el menos caluroso de los últimos 20 años
Aemet alerta de una ola de calor, la primera del verano, con 40 grados a partir del miércoles
Todo lo bueno llega a su fin. Adiós a las mañanas frescas y a las noches agradables en las que, incluso, a veces apetecía taparse un poco con la sábana. El verdadero verano sevillano, el de los 40 grados, llegará en agosto. Así lo anunció ayer Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que alertó de la posible llegada de una ola de calor, la primera del verano, en la mitad sur del país a partir del próximo miércoles 1 de agosto, con temperaturas máximas por encima de los 39 grados. En concreto, en el caso de Sevilla, Aemet prevé que el mercurio alcance los 41 grados el próximo jueves.
A estas alturas del verano, el pasado año ya se habían producido hasta tres olas de calor. Sin embargo, a la espera de que finalice el mes y se analicen oficialmente los datos, julio podría ser coronado como el menos caluroso de los últimos 20 años, título que ya posee el pasado mes de junio.
Ya lo advirtió la Aemet al inicio de la estación cuando el delegado de la agencia en Andalucía, Luis Fernando López Cotín, pronosticó un verano más suave de lo habitual. De momento, no se ha equivocado, aunque las previsiones apuntan a un cambio de tendencia con la llegada de agosto.
"Aún julio no ha finalizado y no podemos ofrecer una análisis exhaustivo, pero, la tendencia que llevamos es que, salvo en la Costa del Sol, el mes de julio en Andalucía está registrando temperaturas por debajo de lo normal, una situación que se puede extrapolar al resto del ámbito nacional. Por ejemplo, en el norte, la inestabilidad atmosférica está provocando numerosas lluvias e, incluso, la caída de granizos", señala Luis Fernando López Cotín. "Julio está siendo atípico, pero no sólo en la Península Ibérica, sino también en el centro y norte de Europa, donde están sufriendo temperaturas muy superiores a los valores normales". La única excepción en Andalucía es Málaga, donde el viento de componente oeste, el terral, está haciendo estragos.
La máxima registrada en julio en Sevilla ha sido de 37,4 grados. Hay que remontarse hasta 1997 para encontrar una temperatura máxima en un mes de julio más baja que la de este año. La temperatura media máxima y la temperatura media del mes (hasta el 26 de julio) también han sido las más bajas, al menos, desde 2010.
Aunque a muchos les sorprenda el hecho de un mes de julio sin termómetros que marquen los 40 grados, esto es más habitual de lo que parece. Según datos de la Aemet, desde 1951 se han registrado 29 años, incluyendo 2018, en los que el mercurio no ha rozado los temidos 40 grados. El año más reciente es 2011, cuando la temperatura máxima que se registró en julio fue de 38,6 grados centígrados.
Ya junio presagiaba un verano atípico, pues sólo en 12 días de ese mes se superaron los 30 grados de máxima. De hecho, el análisis climatológico mensual de la Aemet califica el pasado junio como "muy frío" en Sevilla, con una anomalía de la temperatura media mensual de menos 1,6 grados. La temperatura media de junio fue de 23,7 grados, la más baja en Sevilla en los últimos 20 años. Una cifra muy distinta a la del año pasado, cuando la media mensual fue de 28 grados, la más alta de la serie histórica registrada por la Aemet hasta la fecha. Es más, en las últimas dos décadas, sólo ha habido cinco años en los que no se ha superado la media de la serie histórica, fijada en 25,1 grados: 2007, 2010, 2013, 2014 y 2018. En todos los demás años, se ha superado esta media mensual.
Es cierto que se trata de valores por debajo de los umbrales habituales, pero en ningún momento extremos. Quizás, lo que ha hecho que este verano se haya ganado el calificativo de atípico ha sido que la población, dada la experiencia de los años pasado, lo que considera normal son los veranos con noches tropicales y días asfixiantes.
En este sentido, el verano de 2017 batió el récord de número de olas de calor desde 1975. En total se produjeron cinco, una cada 18 días, superando así los años 1991 y 2016, en los que se registraron cuatro fenómenos similares de altas temperaturas en cada uno de ellos.
La primera ola de calor transcurrió entre el 13 y el 21 de junio, la segunda entre el 12 y el 16 de julio, la tercera entre el 28 y 30 de julio, la cuarta entre el 2 y el 6 de agosto y la quinta y última entre el 20 y el 22 de agosto.
El año 2016 también fue histórico, en concreto el mes de septiembre, cuando se registró una ola de calor que tuvo su punto álgido el 5 de septiembre, cuando se registró una temperatura máxima absoluta de 44,8 grados, la más alta de un mes de septiembre desde que se tienen registros. Hay que remontarse hasta el 7 de septiembre de 1988 para encontrar el segundo valor más alto de este mes, 42,6 grados.
Según el estudio El clima de Andalucía en el siglo XXI, que se basa en el cuarto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en las próximas décadas, las precipitaciones se reducirán entre un 16% y un 21% y la temperatura anual subirá entre dos y cuatro grados. Cádiz será la provincia más perjudicada, seguida de Córdoba, Jaén y Sevilla.
Uno de los años con menos incendios de la última década
Este 2018 está siendo uno de los años con menos incendios forestales en España de la última década. Hasta el 15 de julio, se registraron cerca de la mitad de incendios respecto a la media de los últimos 10 años. Durante los primeros seis meses del año, se han quemado cerca de 10.000 hectáreas de superficie, siendo las comunidades del noroeste peninsular las más afectadas. Según analiza el meteorólogo Mario Picazo en su blog de eltiempo.es, en conjunto, y a pesar del grave incendio registrado en Grecia hace escasos días, gran parte del sur de Europa desde España y Portugal pasando por Francia e Italia hasta Grecia, está viviendo un verano más tranquilo y con menos incendios de lo habitual. Según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, el peor incendio en lo que va de año en España ocurrió en mayo, cuando el fuego calcino cerca de 600 hectáreas en Curueño, León. Éste ha sido el único gran incendio de 2018 (más de 500 hectáreas quemadas).
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