Los vecinos de la Hacienda Rosario estudian hacer patrullas contra las carreras ilegales
Los vecinos de los pisos nuevos de esta zona de expansión de la ciudad denuncian además la botellona, el consumo de drogas, la suciedad y los ruidos hasta altas horas de la mañana, que les impiden dormir
La calle Francisco García González se convierte cada noche en una pista de automovilismo, con coches y motos que hacen trompos, derrapes y otras maniobras ilegales
Los residentes en el Polígono Sur llevan años denunciando competiciones clandestinas
Los vecinos de la Hacienda Rosario están desesperados. La que debería ser la gran zona de expansión de Sevilla es hoy un lugar con unas promociones de viviendas nuevas y relucientes, pero en las que cuesta trabajo conciliar el sueño porque coches y motos circulan a toda velocidad por sus calles a altas horas de la madrugada, hacen trompos, derrapes, caballitos, maniobras ilegales...
A ello se le unen los grupos de personas que hacen botellona en las inmediaciones, el consumo de alcohol y drogas en la calle y el abandono de todo el entorno, repleto de suciedad y en el que ya aparecen desperfectos fruto del paso de automóviles por las aceras. Las zonas verdes son más bien amarillas, pues todo es un secarral, o negras, ya que hubo un incendio que carbonizó todos los matorrales. El fuego, dicen los residentes, fue provocado precisamente por los cristales de las botellas, que incendiaron la vegetación al calentarse excesivamente por los rayos del sol.
La desesperación lleva a los residentes de esta zona a plantearse la organización de patrullas ciudadanas para disuadir a quienes hacen carreras ilegales y botellonas. Por el momento lo que han hecho no les funciona demasiado. Llaman a la Policía Nacional y Local. La primera les dice que esos asuntos son competencia de la segunda. Y ésta no viene nunca. "Puede que pase un coche a las diez de la noche, pero entonces no hay nadie. Alguna vez se ha denunciado a alguien, pero no es lo habitual. Los problemas son diarios, mucho más graves los fines de semana, pero hay gente de noche todos los días".
"Aquí la costumbre es que vengan con los vehículos, saquen las sillas de playa y se pongan hasta a comer. Hacen barbacoas, sacan las botellas... La ley antibotellona está en vigor y prohíbe esto. Además tenemos constancia de que hay consumo de sustancias estupefacientes como hachís o cocaína. La Policía podría actuar y poner sanciones administrativas, llamamos pero no vienen. Hay coches discoteca, que nos ponen reguetón y es imposible dormir por la noche. A todo eso les sumamos las carreras ilegales, que suponen un delito contra la seguridad vial. Hay materia suficiente para que la Policía, tanto Local como Nacional, puedan actuar. Y todo está denunciado, tenemos un grupo de WhatsApp en el que nos comunicamos y sabemos que hay noches que se hacen 20 ó 30 llamadas", aseguran los afectados.
Los vecinos piden que, igual que a veces se ha colocado un radar móvil por la mañana en las inmediaciones de un centro escolar, que se ponga también durante las noches, "porque cazarán a vehículos circulando a mucho más de cincuenta kilómetros por hora", la velocidad máxima permitida en casco urbano. "Es innecesario un radar a las nueve de la mañana, cuando los papás llevan a sus hijos al cole, hay que hacerlo por la noche". La calle Francisco González García se convierte cada noche en una pista de automovilismo. Los vehículos hacen la rotonda quemando neumáticos y llegan hasta otro glorieta, para luego volver a toda velocidad. Tienen decenas de vídeos que así lo acreditan. Han recurrido al Defensor del Pueblo Andaluz. Pero de momento no han conseguido nada.
Uno de los bancos más cercanos a las viviendas está cubierto de grasa. Fue la solución que encontraron los vecinos para evitar que nadie se sentara allí por las noches a beber, drogarse y escuchar música a todo volumen. El banco quedó inutilizado, claro, pero al menos no se colocan tan cerca de las viviendas. En un paseo por la zona una mañana de día laborable pueden verse numerosos restos de botellas de vidrio y restos de comida. "Se ponen aquí con sillas de playa y llaman a Telepizza o a Glovo", insisten los afectados, agrupados en la asociación de vecinos Hacienda Rosario. "Hay gente que está sufriendo estrés por no poder dormir, lo estamos pasando mal. El Ayuntamiento no nos da ninguna respuesta. Sólo han venido concejales de la oposición, que nos han invitado al pleno, pero poco más. Del gobierno nadie nos ha escuchado", apunta el presidente de la asociación.
La suciedad en todo el entorno es más que patente, a pesar de que Lipasam acude con regularidad a limpiar. "Cuando nos vendieron los pisos, la promotora tenía aquí contratada a una persona para limpiar la zona y que lo viéramos todo bonito. En el momento en que vendieron todo, ya esa persona no estaba. Nos sentimos un poco engañados también por esa parte", asegura uno de los residentes.
A unos metros está el edificio que da nombre al barrio, un cortijo del siglo XVIII que está actualmente en ruinas y que fue noticia hace cuatro años y medio por la muerte de un adolescente al caerle encima un muro. Cualquier persona puede acceder libremente al inmueble, que no está declarado Bien de Interés Cultural a pesar de su importancia como ejemplo de la arquitectura agrícola de la época y también como escenario del último duelo a pistola conocido en Sevilla, en el que murió el marqués de Pickman en 1904. El perímetro no está vallado y los vecinos aseguran que en el interior de las ruinas se cultiva marihuana. En estos días puede verse bolsas con mantillo y restos de plantas quemadas.
"Esto debería ser un parque y lucharemos por ello", asegura uno de los residentes, mientras otro cree que por el momento debe cerrarse para que no vuelvan a ocurrir desgracias como la muerte del joven en febrero de 2020. Por la rotonda más próxima a la hacienda circulan cada noche, e incluso algunas mañanas, vehículos a toda velocidad. Se organizan competiciones con trompos y carreras, con el riesgo de accidente o atropello. Muchas de estas motos son de campo o de motocross. Los vecinos han visto hasta carreras de mulos.
Los residentes están muy preocupados también con el consumo de drogas en la zona, que ven a diario. También han visto a jóvenes con los globos del gas de la risa. Es una zona en la que viven muchas parejas jóvenes con niños de corta edad. Todo este asunto ha sido denunciado ante las autoridades. Uno de los denunciantes explicó a la Policía que en varias ocasiones le han ofrecido la compra y consumo de sustancias estupefacientes, de las que hay varios puntos de venta en la zona. "Durante las noches, se dirigen un flujo contante de vehículos al lugar, se detienen durante un corto espacio de tiempo, realizan la supuesta compra, consumen y se marchan", indica una de estas denuncias, a las que ha tenido acceso este periódico.
El problema de las carreras ilegales, aseguran los residentes, no es nuevo en la zona. Llevan años celebrándose allí, pero antes no había vecinos. Este fenómeno está de moda en la capital andaluza y cada miércoles se celebran competiciones clandestinas en la isla de la Cartuja, cada vez con más adeptos. De hecho, ya se retransmiten en directo por redes sociales como Tiktok. La noche del pasado miércoles se podían ver cientos de personas en las inmediaciones de la Escuela Superior de Ingeniería, contemplando los derrapes y los pasos de los coches a toda velocidad, con evidente riesgo de accidente. La Policía ha intervenido en varias ocasiones en esta zona, pero incluso los narradores que hacían el directo decían saber a qué hora llegaban las patrullas.
Además de esta zona, otro lugar muy afectado por las competiciones de coches y motos es el Polígono Sur, donde los vecinos llevan años quejándose de estas carreras ilegales y temen que algún día pueda ocurrir una desgracia. Ya ha habido accidentes con daños materiales, con coches que se han estrellado contra edificios y han derribado mobiliario urbano y señales de tráfico.
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