Vecinos del Arenal alertan de la vuelta del consumo de alcohol en la calle
La calle Arfe se ha convertido de nuevo en una zona en la que es complicado transitar por la presencia de personas fuera de los bares
La nueva ordenanza de veladores solivianta a los vecinos de Sevilla
La calle Arfe se ha convertido de nuevo en uno de los epicentros de la movida. Con la llegada de la temporada invernal, son muchas las personas que acuden a los bares de esta céntrica vía durante los fines de semana y acaban bebiendo en la calle, colapsando las aceras y la calzada y generando importantes molestias. Así lo han denunciado varios vecinos a este periódico. Las imágenes que ilustran esta información, tomadas en la tarde del pasado sábado, son una pequeña muestra de un problema que es cíclico en el Arenal (también en otras zonas de la ciudad) y que ningún Ayuntamiento ha querido solucionar, pese a que de manera periódica se hagan inspecciones y se pongan denuncias.
“Esto es algo que nos sucede todos los fines de semana. Viernes y sábados, desde la tarde hasta las once o las doce de la noche. El problema nunca ha decaído del todo, pero hay veces que vuelve con más fuerza y parece que ahora es una de ellas. Después de la pandemia lo hemos notado más”, señalaba una de las residentes de la llamada milla de oro el gin tonic que prefiere no dar nombre ante posibles represalias.
Esta vecina se muestra preocupado por la cercanía de la Navidad y cómo la presencia de personas en los bares se puede multiplicar en un calle en la que el tráfico rodado también es intenso porque se ha convertido en una de las salidas al Paseo de Colón desde la Plaza Nueva. “No puede ser que las personas que van en sillas de ruedas o los que llevan carritos de bebé tengan que bajarse a la calzada para poder pasar. Además, los coches también tienen problemas para circular y más de una vez ha habido un amago de bronca. Esperamos que la situación no se agrave en las próximas semanas en las que todo el mundo se echa a la calle”. Sobre la presencia de la Policía Local en la zona, señala que tiene una presencia “momentánea” pero que luego los bares “vuelven a las andadas”.
Otro vecino expresó su decepción con los distintos Ayuntamientos por su pasividad ante la actitud de los bares de la zona “Ellos saben perfectamente lo que tienen que hacer para acabar con esta situación, pero no lo hacen. Nunca lo han hecho”. Advierte que la ley es clara e impide que se pueda beber fuera de los locales. “Este problema no es nuevo. Cuando llega la temporada de invierno todo se recrudece y agrava. La solución es de sentido común, pero nadie se atreve. ¿Por qué no se envía de oficio a la Policía Local? Hay que esperar a que reciban 14 llamadas de los vecinos... todo el mundo sabe lo que pasa. Luego hacen una batida para salir en la prensa, cierran un par de bares una semana y a los pocos días todo vuelve a ser igual”, critica.
Los vecinos con los que ha hablado este periódico insisten en que las molestias son superlativas. No sólo afectan a la movilidad. El derecho al descanso es el gran caballo de batalla. “El ruido es tremendo. Hay bares que son auténticos tablaos flamencos. Una señora ha tenido que vender su piso porque la tenían frita. El Ayuntamiento debe velar por nosotros y da igual el color que tenga porque así nos lo dice la experiencia”. En este caso, aseveran que cada vez quedan menos residentes porque son muchos los que han acabado por vender sus viviendas. También se han incrementado de manera notable las viviendas y apartamentos turísticos, “a los que los problemas de la movida les pilla de pasada porque una noche o un fin de semana se puede soportar”.
Una sentencia histórica
Los vecinos del Arenal fueron los primeros en liderar la batalla contra la movida en los juzgados. Tras varios años de calma y tranquilidad, y una sentencia inédita del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) en el año 2002 que obligaba al Ayuntamiento a tomar medidas contra el consumo de alcohol en la calle, han visto cómo el problema ha rebrotado con fuerza, aunque ahora la botellona es en copa de balón.
La sentencia en cuestión era clara a este respecto: “Los derechos de los jóvenes a reunirse encuentran sus límites en los derechos de los demás ciudadanos a la libre circulación, al descanso y a la propia vida, problemas a los que el Ayuntamiento de Sevilla no ha dado respuesta alguna en el caso del barrio del Arenal, donde las aglomeraciones hasta el amanecer en sus calles estrechas causan numerosas molestias a consecuencia de las voces, ruidos nocturnos, peleas y actos vandálicos”.
Hace ahora diez años, como respuesta a otro importante rebrote, los vecinos del Arenal volvieron a estallar con la movida y amenazaron seriamente con acudir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo para que hiciera cumplir al Ayuntamiento la sentencia firme del TSJA que obligaba al Ayuntamiento a actuar contra la movida para garantizar sus derechos. La gota que colmó el vaso fueron las escenas vividas durante el puente de la Inmaculada y la Navidad del año 2013.
Finalmente, la amenaza no se llevó a cabo porque los bares tomaron la iniciativa y se comprometieron con los vecinos a mantener un control para evitar que las personas pudieran salir con los vasos a la calle. Pasó el tiempo y la situación se volvió a relajar.
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