Los vecinos se alojarán con familiares

Los 80 vecinos que fueron desalojados a causa del incendio en el bloque de Las Naciones se trasladarán a vivir con familiares mientras se restablece la normalidad en los servicios del inmueble. Aunque los Bomberos concluyeron que la estructura del edificio no se vio afectada por el incendio y, por tanto, la seguridad está garantizada, la interrupción de los suministros de luz, agua y gas natural impide que estas personas puedan realizar una vida normal en sus viviendas.

Los vecinos dieron ayer los primeros pasos con el administrador de la comunidad de propietarios y con el seguro del inmueble para proceder a reparar los daños cuanto antes, mientras que desde la Delegación de Convivencia y Seguridad se realizaron ayer gestiones para alojar en varios hoteles a las familias afectadas. Responsables municipales se entrevistaron ayer con el presidente de la comunidad, que les comunicó que la mayoría de los vecinos prefieren alojarse con familiares, aunque algunos se van a quedar de momento en sus pisos.

Los técnicos de Urbanismo del Ayuntamiento estuvieron ayer en el edificio, repasando las viviendas, mientras que los Bomberos culminaron las labores de limpieza de la bovedilla y de los cascotes causados por la deflagración.

Durante el desalojo del incendio se vivieron algunas escenas de pánico entre los vecinos del Parque de las Naciones. Por la mañana, cuando los servicios municipales autorizaron el regreso a las viviendas, ese sentimiento se tornó en preocupación e indignación por lo ocurrido.

Uno de los vecinos del pirómano, Joaquín, explicó ayer que Rafael P. P. llevaba tres años amenazando a los vecinos con que iba a "hacer algo gordo" y llegó incluso a enviarles cartas en las que decía que los otros propietarios querían "robarle". "Era un amargado y tenía amargado a todo el bloque, proque insultaba a las mujeres, era muy desagradable y nadie quería nada con él, todo el mundo evitaba cualquier contacto", sentenció. Pilar, otra vecina del inmueble afectado, recordó que el pirómano siempre se quejaba de las cuentas de la comunidad o de que le habían cobrado de más por algunos trabajos realizados, como la pintura del edificio.