Los vecinos afectados se miran en el espejo del Arenal

La sentencia del TSJA dio la razón a los residentes en este barrio, pero el problema persiste.

F. P. A.

04 de octubre 2014 - 05:03

Los vecinos de la Alfalfa se miran en el espejo de los del Arenal, que consiguieron que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) instara al Ayuntamiento a luchar contra la movida. Los residentes de la Alfalfa y las calles de su entorno, al igual que hicieron los de este otro barrio del centro, están estudiando llevar al Consistorio a los tribunales en defensa de su derecho al descanso. El caso del Arenal sentó un precedente importante en la lucha contra el ruido y la movida, pero lo cierto es que el Ayuntamiento de Sevilla no ha sido capaz de garantizar el descanso de los vecinos durante años, por mucho que el Alto Tribunal Andaluz así se lo ordenara en una sentencia.

En un informe interno que fue publicado por este periódico la pasada primavera, el jefe operativo de la Policía Local de Sevilla, Gabriel Nevado, admitía que las "molestias" no habían desaparecido totalmente en el Arenal pese a que se habían impuesto más de 13.000 sanciones por infringir la ley antibotellón en lo que iba de mandato. Nevado apuntaba que "el problema había pasado de ser un asunto de disciplina ambiental a convertirse casi en una cuestión de orden público".

El responsable de la Policía Local describía la evolución que había experimentado la movida en el Arenal en la última década: "Si bien es cierto que no hay grandes botellones como los que motivaron la sentencia del TSJA hace doce años, ahora el problema se produce cuando los jóvenes se enrolan en la llamada ruta del gin tónic y salen fuera de los bares de copas, generalmente a fumar". Ya no hay en el Arenal las grandes botellonas de los años noventa que motivaron aquel fallo del TSJA. Los jóvenes que entonces abarrotaban la zona del mercado y sus aledaños se han hecho mayores y han cambiado el vaso de plástico por la copa debalón. Ahora se reúnen en los numerosos bares de copas que han proliferado en una zona saturada.

El pasado mes de diciembre, los vecinos del Arenal amenazaron con llevar al Ayuntamiento de Sevilla ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para que cumpla de una vez la sentencia del TSJA. La asociación Torre del Oro denunció que el ruido había vuelto a ser insoportable, al igual que los problemas de inseguridad, suciedad o movilidad. Los vecinos destacaron que los coches no podían circular por Arfe cada fin de semana y que era imposible entrar en las casas. Entendían que el Ayuntamiento les estaba "tomando el pelo". Ahora, con la llegada del otoño, el Arenal volverá a buen seguro a convertirse en una zona conflictiva.

Lo mismo le está pasando ya a la Alfalfa, si bien existen diferencias considerables con el Arenal. En los últimos años, esta última zona se ha convertido en un sitio selecto, al que acuden personas con un cierto poder adquisitivo que busca más la calidad que la cantidad. En la Alfalfa -sobre todo en la calle Pérez Galdós- los bares son mucho más baratos y atraen principalmente a un público más joven, formado en la mayoría de los casos por estudiantes. Esto hace que en las puertas de los establecimientos se generen grandes concentraciones de jóvenes, que difícilmente pueden ser compatibles con el derecho al descanso de quienes residen en esta vía y en otras adyacentes.

La Alameda es el otro punto caliente del centro, mientras que en barrios como Nervión sigue habiendo pequeños focos de botellona en calles como Mallén. Las denuncias interpuestas por la Policía Local de Sevilla en los últimos años se antojan algo insuficiente para solucionar un problema endémico.

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