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"A veces nos distraemos con lo bonitas que son las cofradías"

Marcelino Manzano Vilches. Nuevo delegado diocesano de hermandades y cofradías.

Desde septiembre pastoreará a las 555 hermandades de la Archidiócesis. Apela a la madurez en la fe de los cofrades como base de la nueva etapa.

"A veces nos distraemos con lo bonitas que son las cofradías"
Juan Parejo

06 de julio 2014 - 05:03

Sacerdote de trato amable y cercano, el arzobispo lo ha elegido para hacerse cargo a partir de septiembre de la delegación diocesana de Hermandades. Es párroco de una de las iglesias históricas, San Vicente, y aún ejerce de responsable de Medios de Comunicación de la Archidiócesis. Los cofrades están encantados con su nombramiento, no en vano, a Marcelino Manzano la vocación le llegó en una de sus cofradías: San Benito. También está muy vinculado a San Roque y es hermano, entre otras, de los Servitas y Valvanera.

-¿Tiene muchos cultos ya comprometidos ya para el año que viene?

-Sí, pero ya los tenía desde antes de ser nombrado delegado de Hermandades.

-¿Cuál es su receta para trabajar con las cofradías?

-Está en el Evangelio. Escuchar, comprender, amar y pastorear.

-¿Por ese orden?

-Yo diría que sí. Primero escuchar, comprender y meterte en la piel del otro, amar y tener misericordia, y con todo eso, pastorear.

-¿Los cofrades se miran demasiado el ombligo?

-Cuesta mucho trabajo no mirarse el ombligo con lo bonitas que son las hermandades y la Semana Santa. A veces nos centramos en temas muy endogámicos. Las hermandades son tan apasionantes y tan complejas, un don del Señor, que a veces nos distraemos con lo bonitas que son.

-¿Cómo ve el Marcelino Manzano sacerdote a las cofradías?

-Como un gran medio de evangelización que necesita orientación para evitar excesos. Pero, ante todo, como un gran instrumento que tenemos en Sevilla y Andalucía de evangelización. Hay que trabajar para que esa forma de llegar sea verdaderamente evangélicamente más pura.

-¿Y el cofrade?

-Para mí han sido siempre un espacio de fe, de amistad y fraternidad y de vivir muchas emociones. Le debo mucho como persona a las hermandades.

-¿Qué se lleva del año que ha estado al frente de le delegación de Medios?

-Primero muchos amigos periodistas y conocer las dificultades que tienen hoy día los trabajadores de los medios de comunicación. Eso me ha llegado mucho. Y las grandes posibilidades que tienen los medios y que también necesitan, a mi juicio, orientarse hacia la búsqueda de la verdad o no quedarse en lo superficial.

-¿Cómo cree que es el trato que dan los medios a las cofradías?

-Le dan un trato bueno en el sentido de que se cubren mucho sus actividades. Yo pienso que hasta hay un poquito de exceso. Ahí tropezamos con un problema más complejo. Si hay ese exceso es porque también hay más demanda. A veces le echamos la culpa a los medios y muchas veces la tienen los propios cofrades cuando nos centramos en lo superficial.

-¿Hay saturación de salidas extraordinarias?

-Tengo esa sensación. Sí. Estamos convirtiendo lo extraordinario en ordinario y eso no es bueno. La primera reflexión debe partir de las hermandades. El delegado de Hermandades no puede ni quiere ser un sargento que le diga que no. Ojalá pudiera decir que sí a todo el mundo. Cuando me toque decir que no, que me tocará, lo haré poniendo por encima el bien pastoral de todos. El primero el de la hermandad.

-¿Y de coronaciones?

-No se dan tantas como las salidas extraordinarias. Ahí hay un proceso que se hace de forma seria. Un estudio profundo por si es oportuno la coronación de una imagen y las acciones que conlleva. No tengo tanto esa sensación porque hay ese proceso detrás. Pero también vuelvo a apelar a las hermandades. La petición de coronación canónica tiene que ser meditada por la propia hermandad para ver si es posible o no. Nos gusta depositar la confianza en el buen criterio cristiano y cofradiero de las hermandades.

-¿Se seguirán aprobando nuevas hermandades?

-Me remito igual que con las coronaciones. El proceso es serio, largo, bien meditado y con el componente de la formación, la liturgia y la caridad. Si se cubre bien este proceso se seguirán fundando hermandades donde sean necesarias. No se trata de multiplicar porque disgregamos energía y fuerza evangelizadora.

-¿Y qué pasará cuándo estas hermandades quieran incorporarse a la nómina de Semana Santa?

-Ahora mismo no lo sé. Esto es responsabilidad del Consejo por delegación del vicario.

-¿Considera insuficiente las aportaciones al fondo común diocesano?

-No es tanto por la cantidad sino por el número de hermandades, primero que presentan sus cuentas, que es algo que está en el derecho canónico. Tienen que presentar sus cuentas, como lo hacemos las parroquias. Es un ejercicio de transparencia, de comunión, de confianza y de filiación cristiana al arzobispo. Es un tema controvertido, lo se porque también me lo han dicho muchos cofrades. También me dicen que las hermandades aportan mucho a la Archidiócesis a través de ayudas a las parroquias, el mantenimiento de iglesias, con las becas al Seminario, las ayudas a Cáritas parroquial. Muchas cosas.

-¿Qué puede contar de las nuevas Normas Diocesanas que se están elaborando?

-Todavía no sé nada. Cuando tome posesión me reuniré con el vicario general que es el que las está redactando. Yo no soy canonista pero creo que cuantas menos leyes haya siempre es mejor para la Iglesia.

-¿Cree que hay que regular mejor el proceso electoral?

-Parto de la base de que cuando alguien se presenta a candidato de una junta de gobierno lo hace por tres razones: amor a su hermandad, vocación de servicio y capacidad para comprometerse en ese servicio. A partir de ahí, las campañas me rechinan mucho. Es necesario que se informe a los hermanos de quién se quiere presentar, incluso de por qué lo hace y qué quiere aportar a la hermandad. Todo lo que pase de ahí creo que contamina a una hermandad y puede producir malestar.

-¿Cuál es el objetivo de la escuela de formación para cofrades?

-Cuando hablamos de déficit de formación no hablamos en términos absolutos: un cofrade no es un mal cristiano de por sí, ni la religiosidad popular es una manifestación de fe de segunda división, ni muchísimo menos. Hablamos de déficit de formación relativo. Dice el Evangelio: "A quien más se le dio, más se le exigirá". Los cofrades somos unos cristianos a los que se nos ha dado mucho, tenemos la capacidad de llegar a mucha gente a través de la emoción, del sentimiento, de la estética... eso viene del XVII. Somos herederos de un gran tesoro que tiene una gran capacidad de evangelizar. Tenemos mucho y se nos tiene que exigir mucho. Por eso necesitamos mucha formación, porque tenemos mucha responsabilidad. Para eso está la formación en el seno de la hermandad, que es lo primero, y habrá también miembros de la junta de gobierno que tengan la necesidad de prepararse un poco más para ser testigos de la fe ante sus hermanos. Esta escuela es un medio precioso y estoy muy ilusionado. Espero que se aproveche.

-En vista de los resultados del conteo, ¿cree necesario limitar los participantes en las procesiones?

-El tiempo es el que hay. La Semana Santa tiene también sus formas y su estética pero eso colisiona con el derecho de los fieles a hacer estación de penitencia. No estoy muy puesto en estas cosas, pero pienso que nos preocupa mucho el tema de los tiempos de paso y otras cosas deberían preocuparnos más en la vida de las hermandades. Del conteo de nazarenos tenemos que hablar, pero también tenemos que hablar de otras cosas.

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