Todas las veces que se ha desviado el cauce del Guadalquivir en Sevilla para evitar inundaciones

Durante el siglo XX se acortó la distancia al mar más de 40 kilómetros y se recuperó la navegabilidad

De Tablada y la Cartuja hasta Triana y el Polígono Sur: estas son las zonas inundables de Sevilla

Imagen aérea de Sevilla, con la dársena entre Triana y el casco antiguo. / José Ángel García
Christian Rodríguez

07 de noviembre 2024 - 05:00

El Guadalquivir es un símbolo de Sevilla, pero no siempre ha tenido el mismo aspecto. La nula pendiente, los meandros que existían a la altura de la ciudad y las marismas favorecieron las inundaciones tras las crecidas de este rio y sus afluentes durante siglos. La última gran riada fue en 1.961, cuando la rotura del dique de contención de la presa del Tamarguillo causó estragos en gran parte de la ciudad.

Entre los siglos XVIII y XIX se construyeron varias cortas en puntos como Coria del Río o los Jerónimos para desviar el cauce, disminuir el riesgo de inundación y alejar las aguas de los núcleos urbanos. Así, se logró rectificar y acortar el curso del río, lo cual facilitó tanto el desagüe como la navegabilidad, pues de los 124 kilómetros de distancia hasta el mar de antaño se han reducido a 79 en la actualidad, como apunta El Sitio de la Feria.

Pero sin duda, las grandes transformaciones del Guadalquivir tuvieron lugar en el siglo XX. Tres han sido las principales modificaciones del antigua cauce: la Corta de Tablada en 1926, la Corta de la Vega de Triana en 1951 y la Corta de la Cartuja en 1982.

La Corta de Tablada: el Guadalquivir se bifurca

La Exposición Iberiamericana de 1929 permitió acelerar los cambios que precisaba el cauce del río a la altura del casco urbano. En 1926 finaliza construcción de la Corta de Tablada, una bifurcación artificial del desde el codo de las Delcias hasta la Punta del Verde 6 kilómetros aguas abajo, lo que permitió salvar las curvas de los Gordales y Tablada. El proyecto incluía la construcción del nuevo puerto y el puente levadizo de Alfonso XII, diseñado por José Delgado Brackenbury.

La Corta de Tablada prolongó el cauce entre los Gordales y la Punta del Verde. / El Sitio de la Feria

Aunque se trata de un proyecto original de 1859, fue paralizado por motivo de la desamortización de Madoz hasta que el ingeniero Luis Moliní Ulibarri lo reimpulsa en 1909. Su inauguración estaba prevista para 1914, pero tuvo que posponerse debido a la I Guerra Mundial.

La Corta de la Vega de Triana: primer paso para la construcción de la dársena

Delgado Brackenbury continuó el proyecto de Moliní con la Corta de la Vega de Triana, el Tapón de Chapina y la construcción de la Esclusa. Los trabajos se iniciaron en 1929, pero no concluyeron definitivamente hasta 1951 por el parón que causó la Guerra Civil y la posguerra. La Corta de la Vega de Triana suprimió el brazo de los Gordales, para unir a Tablada y Triana en una isla. En este punto se ubicaba el antiguo campo de la feria.

La Corta de la Vega de Triana unió el barrio por primera y única vez a Sevilla. / El Sitio de la Feria

Mientras tanto, al norte, el aterramiento de Chapina supuso la unión terrestre entre Triana y Sevilla. En paralelo, la construcción de una esclusa en la parte sur permitió controlar la cantidad de agua que pasaba, con lo que el brazo que entraba a Sevilla se convirtió en una dársena. Sin embargo, la ciudad continuó viviendo de espaldas al Guadalquivir debido al muro de contención de la calle Torneo, junto a las vías del tren y el acceso desde el Aljarafe se vio limitado asimismo.

La Corta de la Cartuja: el cauce vivo se aparta del núcleo urbano

Tras la construcción de la Corta de la Punta del Verde en 1965, que permitió salvar la pronunciada curva en el cruce entre el cauce vivo y el canal, Mariano Palancar Penella consigue la financiación para comenzar a construir la Corta de La Cartuja en 1975. El riesgo de inundaciones continuaba acechando al norte de la ciudad, por lo que se trasladó el aterramiento de Chapina hasta el brazo de San Jerónimo, lo que permitió prolongar la dársena y alejar definitivamente el cauce vivo de la ciudad.

La Corta de La Cartuja prolongó la dársena hasta los Jerónimos. / El Sitio de la Feria

De esta forma, La Cartuja volvió a quedar unida a Triana en una isla entre ambos cauces. Además, se construyeron nuevos muros de contención perimetrales. En los años ochenta, se reacondicionaron los márgenes del río y el entorno del Charco de la Pava. En 1991 se recuperó la navegabilidad del río y en 1992 se inauguró triunfal la Exposición Universal, precisamente, en La Cartuja.

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