Valentín Fuster: Las lecciones del cardiólogo del progreso
medicina
El cardiólogo de reconocido prestigio internacional, Valentín Fuster, toma posesión como Académico de Honor de la Real Academia de Medicina de Sevilla
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"Bienvenido a formar parte del grupo de personalidades que engrandecen la historia de la medicina, de la investigación y el humanismo". Fueron las últimas palabras que precedieron ayer a un retumbante aplauso en el solemne salón Ramón y Cajal de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla. El encargado de pronunciarlas, su presidente, el doctor Carlos A. Infantes Alcón, y la persona a la que se refería, el prestigioso cardiólogo, y considerado como uno de los médicos y científicos más importante de los últimos cien años, el doctor Valentín Fuster, quien desde hace apenas unas horas forma parte del selecto grupo de nombres que figuran como académicos de honor de esta histórica institución junto a los Premios Nobel de Medicina Alexander Fleming y Severo Ochoa; los profesores Gregorio Marañón y Jiménez Díaz; o los también médicos especialistas de reconocido prestigio internacional, Teófilo Hernando y Ramón Castroviejo, entre otros.
En su discurso, el doctor Fuster resaltó la necesidad de unir el progreso tecnológico y humano en la sociedad contemporánea. "Aunque la tecnología avanza rápidamente, se debe asegurar que este avance esté alineado con los valores éticos y el respeto a la dignidad humana", dijo. "Están surgiendo grandes brechas en ciencia y salud, entre las tecnologías digitales y la creatividad cognitiva que debemos afrontar entre todos", añadió.
Ese es uno de los desafíos dentro del concepto actual del progreso en torno a los que giró su turno de palabra, en el que, igualmente, desgranó la importancia de la educación, la ciencia y la salud en este proceso, enfatizando la necesidad de prevenir enfermedades en lugar de sólo tratarlas. "Los Institutos Nacionales del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI) han establecido la salud humana como una de las principales prioridades estratégicas para el futuro, cambiando el enfoque hacia la importancia de la prevención y no sólo del tratamiento", defendió.
Y es que, Fuster es cardiólogo, pero destaca, entre otras muchas cosas, por perseguir la salud cardiovascular global. En ese camino, propone plantear la prevención a lo largo de la vida, que implica un enfoque dirigido a tres rangos de edad diferentes: edad temprana (3 -10 años), edad intermedia (20-60 años) y edad avanzada (60-100 años).
En la última etapa se deben prevenir los problemas neurodegenerativos controlando los mismos factores de riesgo que dañan el corazón (hipertensión, colesterol, diabetes, tabaquismo…) todos actúan sobre los vasos cerebrales y contribuyen a la enfermedad neurodegenerativa. "Otra razón para cuidar nuestra salud desde una edad temprana en lugar de centrarnos únicamente en el tratamiento de enfermedades más adelante en la vida", dijo. De los 20 a los 60 años, debemos identificar a aquellos que están desarrollando sin que lo sepan problemas cardiovasculares. "Sabiendo esto, es posible que tengamos tiempo para detener o revertir la progresión de la enfermedad cardiovascular centrándonos en estilos de vida más saludables", puntualizó. Y, en lo que respecta a la infancia, dijo: "lo que se aprende y se vive en estas edades dura para siempre". "En otras palabras, creemos que la educación temprana es fundamental para la prevención de enfermedades cardiovasculares y de otro tipo", añadió, antes de concluir con una reflexión sobre la importancia de detenerse en medio de la agitación diaria para agradecer y coordinar los esfuerzos hacia un progreso integral.
La presentación del nuevo miembro de honor de la Real Academia de Medicina de Sevilla, y la persona que dirige dos templos de la cardiología a nivel mundial, el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y el Instituto Cardiovascular del hospital Mount Sinaí de Nueva York (recientemente rebautizado como Mount Sinaí Fuster Heart Hospital, en su honor), corrió a cargo del doctor José López Barneo, quien, tras describir destacados aspectos de la trayectoria vital y profesional del doctor Fuster, poniendo en valor un simbólico vínculo con la la ciudad que ahora le reconoce su indiscutible prestigio, dándose a conocer que su abuelo materno, Valentín Carulla, ganó en 1904 la cátedra de Terapéutica de la Universidad de Sevilla, incidió en ese fomento de la educación en estilos de vida saludables como claves de la medicina que representa el nuevo académico de honor. "Para Valentín Fuster el futuro de la cardiología no sólo depende del avance científico en los laboratorios sino también de la actitud activa de individuos y grupos en la promoción de la salud y prevención de la enfermedad", argumentó.
El solemne acto terminó con el discurso del doctor Carlos A. Infantes Alcón, que dio por concluida tan fructífera velada con un profundo y mediado análisis de las palabras del que ya es nuevo miembro de honor de la Academia que preside, a las que añadió la diferencia entre vivir como derecho a la vida, como contrapunto al derecho a sobrevivir, "que de alguna manera implica las lamentables condiciones de vida física, intelectual y social de una gran parte de nuestro mundo que, con demasiada frecuencia, tenemos tendencia a olvidar", argumentó.
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