La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Los vaciaderos terrestres del Puerto de Sevilla, donde se acumulan las tierras que se extraen cada año de los dragados de mantenimiento que se realiza en el estuario del Guadalquivir (entre Sanlúcar y Sevilla), atraen a 52 aves acuáticas. Así se desprende del censo realizado por la Autoridad Portuaria de Sevilla y por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Las especies han utilizado estos espacios como zonas de refugio, alimentación y reproducción, una vez han sido adaptados tras la campaña 2019 para el mantenimiento de la canal de navegación.
El éxito de la reproducción de aves en estos vaciaderos del Puerto de Sevilla reside en que proporcionan un espacio más estable y seguro, sin la presencia de predadores o molestias que puedan afectar a la cría de las especies. De hecho, las islas artificiales construidas con los sedimentos han proporcionado nuevas áreas de refugio en las que el periodo de nidificación se ha prolongado más tiempo que en otras zonas habituales para la reproducción.
La satisfacción de los responsables del Puerto por esta noticia es máxima porque supone que la nueva filosofía de trabajo de ‘Trabajar con la naturaleza’ (working with nature) ha dado sus primeros frutos en el estuario del Guadalquivir.
De todas las especies registradas cuatro están en peligro de extinción: el porrón pardo, la cerceta pardilla, la garcilla cangrejera y la focha moruna; y una, el águila pescadora, es vulnerable.
Como novedad en 2019, la Autoridad Portuaria ha aplicado un protocolo elaborado por el CSIC para favorecer la presencia de aves y habilitar zonas alternativas para la avifauna acuática en el entorno de Doñana.
El protocolo ha consistido en la adecuación de los vaciaderos con islas y diques, manteniendo el nivel del agua sin que esto dependa del ciclo hidrológico. De esta forma, las aves han podido disponer de espacios húmedos alternativos en momentos de poca lluvia, entre primavera y verano. En esta temporada las precipitaciones invernales han sido escasas, por lo que el papel de refugio en los vaciaderos ha cobrado una mayor relevancia.
En lo que llevamos de 2020 nueve especies han nidificado con éxito en los vaciaderos. Entre ellas destaca el porrón pardo, una especie muy escasa catalogada en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas como en peligro de extinción.
Asimismo, se han observado otras especies reproductoras como la cigüeñuela común, la avoceta común, la focha común, el ánade real, el pato colorado, el zampullín común, la gallineta común y el chorlitejo chico.También se ha registrado la presencia de flamenco común, calamón común, morito común, espátula común y garza imperial, que han utilizado la zona para alimentarse.
“Gracias a la colaboración entre la comunidad científica y el Puerto de Sevilla hemos podido conciliar las funciones operativas de los vaciaderos terrestres con su puesta en valor ambiental, creando un lugar de interés para la comunidad de aves acuáticas del estuario”, destaca Rafael Carmona, presidente del Puerto.
Para el investigador principal del protocolo, Miguel Ferrer Baena, “este proyecto es un bonito ejemplo de cómo, con un poco de investigación, podemos desarrollar las actividades humanas no solo no dañando el entorno sino incrementando la biodiversidad y la salud ambiental”. “Podemos y debemos cambiar nuestra forma de actuar si queremos tener un mundo lleno de vida”, destaca.
El Puerto de Sevilla es el primer puerto español que concilia la gestión de los sedimentos de los dragados de mantenimiento con la creación de un hábitat que favorece la riqueza, abundancia y diversidad de las aves acuáticas, y potencia la nidificación y el éxito reproductivo en el entorno.
El protocolo del CSIC ha sido aplicado en los vaciaderos de La Horcada y Butano. Este ha consistido en la creación de ocho islo con los propios sedimentos procedentes de río que cuentan con una superficie comprendida entre los 200 y 50 metros cuadrados cada uno.
Los vaciaderos tienen un uso rotatorio. Se segmentan en balsas para compatibilizar las actuaciones ambientales y los trabajos de gestión y extracción de los sedimentos que pueden ser utilizados en la agricultura y en la obra civil.
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