Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
Universidad
La dependencia que tienen los jóvenes sevillanos del teléfono móvil se acentúa y sus consecuencias, también. Un reciente estudio elaborado por la Fundación Mapfre y la Red Española de Universidades Promotoras de Salud evidencia esta situación que ya empieza a convertirse en alarmante. El 70% de los estudiantes de la Universidad de Sevilla (US) que han participado en la encuesta admiten que el uso de dicho dispositivo les provoca problemas para conciliar el sueño. El descanso de las nuevas generaciones se torna difícil por un "enganche" al whatsapp, las redes sociales y las distintas notificaciones que proporcionan estos teléfonos.
Se trata de uno de los datos más relevantes del citado informe, en el que han participado 18 universidades, entre ellas, cuatro andaluzas: la de Huelva (UHU), la de Granada (UGR), la de Córdoba (UCO), la de Almería (UAL), la de Cádiz (UCA) y la de Sevilla (US). Un trabajo de campo que se ha saldado con 900 respuestas. El estudio, titulado Uso del teléfono móvil, estilo de vida y bienestar psicológico en estudiantes universitarios, tiene como objetivo "determinar la relación entre el estilo de vida, el bienestar psicológico y el uso del teléfono inteligente en la comunidad universitaria desde la perspectiva situacional de la pandemia de Covid".
En su elaboración han participado 16.574 estudiantes, de los que el 67% son mujeres y el resto, varones. En el caso de la US, han sido 1.644, de los que un 28% procede del área de Ciencias Sociales y Jurídicas, un 23% de Ingeniería y Arquitectura y un 21% de Ciencias de la Salud.
Uno de los aspectos más interesantes que aborda el informe concierne al uso del móvil. En el apartado sobre la calidad del sueño, el 43,2% asegura que es peor desde la pandemia. Se trata del dato más alto de las univesidades con las que se ha trabajado, pero aún resulta más preocupante el porcentaje de estudiantes que aseguran tener problemas para lograr el descanso por el uso de la telefonía móvil: un 67,8%. La tecnología que ha abierto un campo amplísimo en el ámbito de las comunicaciones, es también la causante de la falta de sueño y, por tanto, de todos los efectos que este déficit provoca: desde el cansancio físico hasta cuadros de ansiedad, asociados a problemas de salud mental, cada vez más frecuentes entre la población juvenil.
En este apartado también se analiza el fenómeno de la nomofobia que padecen muchos jóvenes, es decir, el miedo irracional a quedarse sin móvil o a no poder usarlo. Se trata de un término acuñado en 2009. En una escala de 120 puntos, la media española es de 64,7. La US supera este indicador, con un 66,1 entre sus estudiantes.
Los datos concretos sobre la utilización del móvil también resultan relevantes. El 62,7% reconoce que ha aumentado su uso desde la pandemia del Covid. El 27,3% está pendiente de él más de cinco horas al día en jornadas laborables, mientras que casi el 30% supera este límite de tiempo los fines de semana. Y atención a otro dato: el 22% de los estudiantes de la US se ha gastado más de 500 euros en adquirir un teléfono con tales características.
Esta información ha de ponerse en relación con el bajo porcentaje de alumnos que compagina estudios y trabajo, un 26,7%, poco más de una cuarta parte de los entrevistados. De ellos, el 38,8% trabaja menos de 20 horas a la semana, mientras que en el 24,5% supera las 40 horas. A la hora de residir, los estudiantes de la US muestran aún una gran dependencia del hogar familiar. El 44,4% vive con sus padres, mientras que un 31% comparte piso con compañeros de estudios. En Granada, por ejemplo, este dato alcanza el 57,6%, el modelo de convivencia mayoritario en la UGR. Sólo un 4,5% lo hace en residencias universitarias, pese al boom que ha experimentado Sevilla en la construcción de este tipo de alojamiento.
Fuentes de la Fundación Mapfre indican al respecto que el hecho de que buena parte del alumnado de la US resida con sus padres conlleva una alimentación más saludable, otro de los aspectos que aborda el informe. El 41% de los encuestados asegura tener "buena adherencia" a la dieta mediterránea, el porcentaje más alto del informe, mientras que el 33% indica que su alimentación ha mejorado desde la pandemia.
Otro aspecto que concierne a la salud de estos jóvenes son las adicciones. El 10,4% se confiesa fumador, mientras el 12% asegura haber dejado el tabaco. Un 6% fuma desde la pandemia y un 3,5% admite tener una dependencia bastante alta de la nicotina. En cuanto al consumo de alcohol, hay un dato inquietante, pues el 9% de los encuestados en la Universidad de Sevilla reconoce beber más desde la pandemia y un 3,6% afirma padecer un riesgo alto en esta adicción. Respecto a las sustancias estupefacientes -la mayoría de las veces cannabis y sus derivados-, un 5,5% las consume esporádicamente, mientras que un 2,2% ha incrementado esta adicción desde la pandemia. En la Universidad de Granada, más del 12% de los encuestados consume esporádicamente estupefacientes, un porcentaje que también puede relacionarse con el modelo de residencia de estos estudiantes, en los que compartir piso con otros compañeros es más frecuente.
Frente a las adicciones se encuentra la importancia del ejercicio físico. Cada vez existe mayor concienciación entre los jóvenes sobre la necesidad y bondades del deporte, ya que el 47% de los encuestados realiza algún tipo de actividad física, al menos, tres veces a la semana.
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