Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
Protesta por los recortes
Mayor unanimidad es prácticamente imposible. La Universidad de Sevilla ha dejado bien claro su rechazo a las medidas que está tomando el ministro José Ignacio Wert en materia educativa. Ayer le tocó su turno al máximo órgano representativo de la Hispalense, el Claustro, que, tras un debate en el que apenas hubo una voz discordante y en el que el léxico fue propio de un conflicto bélico, aprobó por asentimiento el comunicado emitido recientemente por la Mesa del Claustro para pedir sin ambigüedades la retirada del Real Decreto Ley 14/2012 de medidas urgentes para la racionalización del gasto público en el ámbito educativo.
La posición del Claustro de la Hispalense se une a las ya conocidas del rector, Antonio Ramírez de Arellano, y el Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla (Cadus), que ha convocado un paro académico entre los días 24 de mayo y 7 de junio, periodo en el que no se podrá realizar ninguna actividad docente. Asimismo, hay que reseñar el paro de 10 días convocado por la Universidad Pablo de Olavide, con la comprensión y aplauso del rector Juan Jiménez y la comunidad docente. Hacía mucho tiempo que no se veía un clima de malestar igual en la universidad sevillana, definitivamente puesta en pie de guerra contra el Gobierno de Rajoy.
El sentimiento de la comunidad docente lo resumía ayer en su intervención ante el Claustro el profesor José Luis Osuna, quien fue uno de los más activos y apasionados en su rechazo al decreto: "Que no nos humillen, que no nos ofendan. Pertenecer a la Universidad pública es un honor y no tienen derecho a mancillarlo". La única voz que puso algún pero fue la del profesor de Derecho José Luis Rivero, quien dijo que había algunos puntos positivos en el decreto del ministro Wert y llegó a defender la "ilegalidad" del artículo 4 del Reglamento de Actividades Docentes por el que se regula el paro docente convocado por los estudiantes. Sin embargo, a la hora de votar el comunicado contra el Real Decreto participó del asentimiento general.
La intervención del profesor Rivero no fue baladí. Un importante espectro del profesorado de la Universidad de Sevilla ve con inquietud una medida que, como el propio rector reconoció, puede traer complicaciones a un final de curso un tanto caliente. "A diferencia del derecho de huelga, en cuyo ámbito, como principio, se puede o no acudir al puesto de trabajo, el paro académico implica el cese de las actividades docentes: clases, prácticas, tutorías, evaluaciones… para todos los estudiantes de la universidad; tanto los que han apoyado en las asambleas la propuestas del paro como los que no lo han hecho". Por ello, Ramírez de Arellano llamó a todos, pero especialmente a los estudiantes, a "ser conscientes de que se afectan los derechos y expectativas de muchas personas en una dirección u otra. Tenemos por tanto que exigirnos un grado extra de rigor al aplicar esta medida. Nunca debe ser el resultado de una reflexión frívola, ni una acción festiva".
La situación es complicada. Según manifestaron a este periódico diversas fuentes, hay un gran malestar en muchos profesores y alumnos ante lo que consideran un "cierre patronal". Algunos docentes han dejado claro que no le van a impedir la entrada a ningún alumno que acuda a su despacho a despejar un duda o encontrar algún tipo de orientación. Otros hablan de organizar clases clandestinas y se quejan de posibles "comisarios políticos" que puedan controlar su actividad. Mañana mismo, el Rectorado ha anunciado que enviará a toda la comunidad docente una circular para explicar cómo hay que comportarse ante una figura cuyo desarrollo normativo es muy reciente.
Este malestar entre algunos profesores aumenta cuando conocen que el paro académico en la UPO no supone el cese de la actividad docente, sino simplemente el reconocimiento del derecho del alumno a no acudir a clases. En cualquier caso, desde la Hispalense se le quita importancia al asegurar que el paro no afectará a los exámenes finales, que comenzarán el 11 de junio.
Pero no todo son recelos ante el paro académico. En el Claustro de ayer, el núcleo más activo de los docentes mostró su agradecimiento al alumnado por haber dado un paso adelante y señalar la senda a seguir a una Universidad que no se encontraba tan crispada desde las movilizaciones ante la aprobación de la Ley Orgánica de Universidades (LOU), también con un gobierno del PP.
Ante la situación, Antonio Ramírez de Arellano, hizo un especial llamamiento, no muy normal en los claustros: "En este momento de dificultad sólo ruego a todos un esfuerzo especial para la unidad". El fin de curso va a ser mucho más caliente de lo previsto. También, seguramente, el inicio del próximo.
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