Los últimos días de la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaíra
Instituciones Penitenciarias cerrará la prisión para establecer en ella el Hospital Psiquiátrico Penitenciario
La cárcel que tantas horas de televisión acaparó cuando entró en ella Isabel Pantoja tiene sus días contados. La prisión de mujeres de Alcalá de Guadaíra pasará ser el Hospital Psiquiátrico Penitenciario. Fuentes penitenciarias confirmaron a este periódico que la decisión se ha tomado por varias razones. La primera, porque el Psiquiátrico de Sevilla sólo cuenta con hombres y las pacientes sevillanas tienen que ir al otro psiquiátrico, el de Alicante. Además, se contará “con más espacio” para el Psiquiátrico Penitenciario, porque las autoridades de prisiones consideran que la cárcel de mujeres de Alcalá está infrautilizada: hay 230 plazas pero sólo hay 70 mujeres, mientras que en el Psiquiátrico de Sevilla hay 158 internos. Otras fuentes apuntan que son unas 90 las reclusas que permanecen en esta prisión.
De esta forma, se llevará a cabo un “reajuste en las plantillas”, una reorganización, porque en Alcalá hay 110 funcionarios de vigilancia para esa reducida población penitenciaria femeninas y ya ni siquiera tiene la unidad de madres. Las mismas fuentes aseguran que las internas pasarán a la cárcel de Sevilla-I o tendrán la posibilidad de solicitar su traslado a otras prisiones que elijan.
El cambio de uso no será inmediato sino “a largo plazo”, puesto que hay que hacer obras de rehabilitación tanto en Alcalá como en Sevilla-I. Todos estos asuntos serán abordados por la Secretaría general de Instituciones Penitenciarias con los sindicatos en una reunión que tendrá lugar el lunes.
En esta última semana, se han sucedido las reuniones, las consultas y las videoconferencias entre el Ministerio del Interior, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y el personal de este organismo en Sevilla. A los funcionarios no se les ha comunicado nada aún, lo que ha provocado cierto malestar entre una plantilla que cree que debería al menos ser informada de la decisión que ya se ha tomado. Esta falta de comunicación oficial ha causado una gran indignación entre el colectivo de funcionarios de prisiones. El sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) ha reclamado transparencia a la hora de gestionar cómo se informa a la plantilla de una decisión como ésta.
Los funcionarios ya se temían esta reorganización desde hace días, ya que una serie de indicios apuntaban a que la cárcel de mujeres, que se inauguró como tal en 1992, se cerraría en breve. El pasado mes de octubre se desmanteló la unidad de madres. Desde entonces, las reclusas que vivían en estas dependencias con sus hijos de hasta tres años han sido trasladadas a otras unidades de madres. De hecho, la guardería del centro penitenciario lleva unos diez días sin niños.
Las mujeres han sido llevadas al centro penitenciario de Alicante. Una de ellas, que tiene cuatro hijos, uno recién nacido, ha dejado a los tres mayores en acogida y se ha llevado al más pequeño, con sólo 15 días. “En este caso, por ejemplo, va a ser difícil que los otros tres hijos puedan ver a su madre, por el largo desplazamiento y costoso para ellos”, comentan fuentes penitenciarias, que señalan que este tipo de movimientos inciden aún más en la “doble condena de la mujer reclusa, por el delito, y por ser mujer en un sistema penitenciario principalmente pensado para hombres”.
Este traslado de reclusas denunciado por varios colectivos penitenciarios, crea además “una doble indefensión a estas mujeres, puesto que al ser destinadas a centros donde mayoritariamente hay hombres, ven mermadas las posibilidades de acceder a trabajos relacionados con la limpieza y la cocina, puesto que los talleres no suelen ser mixtos”, comentan estas fuentes. A esto se suma que los programas de formación y educación que tienen en prisión, muchas son analfabetas, “pueden verse interrumpidos, cuando no olvidados, sobre todo si son trasladadas a otra comunidad, como ha ocurrido con las reclusas de Alcalá puesto que no sigue el mismo camino curricular”. Estas mismas fuentes señalan que algunas de las madres trasladadas han dejado a sus hijos en familias de acogida para que ellas puedan quedarse en un centro penitenciario en Sevilla y facilitar, así, las visitas de los hijos y sus familiares, pudiendo mantener el contacto.
A los centros penitenciarios específicos para mujeres se suman los módulos femeninos dentro de las prisiones masculinas. Aquí las presas no tienen separación por clasificación penitenciaria alguna, lo que, según educadores penitenciarios, “supone una clara desigualdad y discriminación entre hombres y mujeres privados de libertad, en detrimento siempre de los derechos de ellas”.
No en todas las prisiones existen módulos para madres. Hasta la reforma de la Ley Orgánica General Penitenciaria (LOGP) de 1996, las reclusas podían tener a sus hijos con ellas en prisión hasta que éstos cumplían los seis años. Sin embargo, tras dicha modificación, los niños solo podrán permanecer en los centros penitenciarios hasta los tres años, ya que existen estudios de especialistas que afirman que hasta esa edad, los niños no guardan recuerdos del lugar en el que han estado, mientras que a partir de entonces, comienzan a darse cuenta de dónde viven.
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