La última carpa en la Plaza de España de Sevilla
El Macero
La joya regionalista lleva casi dos meses libre de mamotretos
Sanz vinculó la de diciembre al gobierno anterior, aunque Urbanismo la tramitó con el PP
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En esta ciudad en la que ya se anuncian las calles que tendrán velas (precioso término) para el verano –que por estos lares dura siete meses– nos hemos acostumbrado los últimos años a los tinglados que se montan en la Plaza de España, joya del regionalismo. En este enclave monumental se han sucedido con demasiada frecuencia estructuras que sostienen grandísimas carpas para albergar los más variopintos actos, todos de carácter lúdico. Uno de los ejemplos más recientes lo protagonizó el espectáculo musical que se celebró en la semana de los Grammy Latinos (sí, aquella ceremonia en la que Rosalía versionó un clásico de Rocío Jurado en mitad de un auténtico mar de plástico), cuando se montó una instalación de tal envergadura que, eso sí, gozaba de una transparencia que permitía a los invitados contemplar el recinto patrimonial. En ella se tributó uno de los mejores homenajes al flamenco, que por primera vez se hizo hueco en esta ceremonia internacional que llenó de fans las entradas de ciertos hoteles hispalenses.
Fue el detonante para que buena parte de la sociedad sevillana empezara a cuestionar la ocupación que se hace de la obra de Aníbal González. El debate venía de lejos. Desde hace varios años la Plaza de España se ha convertido en escenario de importantes eventos, algunos de ellos de proyección mundial, como el elegantísimo desfile de Dior (hay que reconocer el buen gusto del paisajista Fran Cisneros en la decoración a base de montículos y guirnaldas de flores rojas) o los premios europeos de la MTV. Pero también es cierto que en otras ocasiones la cuestión estética no se mima tanto, por lo que el aspecto que ofrece el principal referente del regionalismo no resulta apropiado para su envergadura patrimonial.
La guinda al pastel la puso la carpa que se levantó en vísperas navideñas para acoger una convención empresarial. La instalación provocó que tuviera que salir al paso el alcalde de la ciudad. José Luis Sanz aseguró el 14 de diciembre que aquella estructura sería una de las últimas que se vieran en la Plaza de España, donde a partir de entonces se pondría freno a este tipo de solicitudes. En sus declaraciones aportó dos datos de relevancia. El primero refería que la promotora de la instalación –una importante organizadora sevillana de eventos– había abonado ya a la Gerencia de Urbanismo 122.000 euros (no es moco de pavo) por la ocupación de la plaza, con el fin de dar cabida bajo la carpa a 1.500 personas que en esas fechas se alojaban “en hoteles de cinco estrellas”.
"Ésta tampoco me gusta"
El segundo dato era un dardo al gobierno anterior, capitaneado hasta los comicios de mayo por el socialista Antonio Muñoz, ahora líder de la oposición municipal. “Ésta tampoco me gusta –expresión convertida ya en un clásico en el hablar del regidor hispalense–, pero era un compromiso del gobierno anterior”, afirmó Sanz ante la prensa.
En esta aseveración hay una verdad incuestionable. La empresa que promovió el montaje presentó la solicitud de reserva del recinto monumental estando aún Muñoz en la Alcadía. Lo hizo a través de la Oficina de Turismo de Sevilla. Conviene recordar aquí la polémica que se originó en el primer mandato de Juan Espadas cuando se promocionaron varios espacios patrimoniales para acoger actos de esta índole, con sus consiguientes tarifas. En la Plaza de España fue de 250 euros por cada 100 metros de ocupación. La recreación virtual que se hizo de este uso dio mucho que hablar. La solicitud de la reserva por Turismo, sin embargo, no garantiza la ocupación, ya que el único ente que otorga la licencia es Urbanismo, donde la solicitud para instalar la carpa en diciembre llegó el 13 de julio, un mes después de que Fernando Vázquez fuera nombrado nuevo gerente por Sanz.
El expediente –al que ha tenido acceso Diario de Sevilla– así lo demuestra. La petición llega al registro electrónico de la Gerencia esa jornada. En ella se expone que la empresa solicita “la realización de una cena de gala el 19 de diciembre de 2023 en la Plaza de España, con el previo bloqueo de espacio por parte de Turismo de Sevilla”. Es entonces cuando en Urbanismo se empieza a tramitar la solicitud de ocupación de este espacio público “desde el 15 hasta el 21 de diciembre”. El trámite en la Gerencia se realiza, por tanto, con el mandato de Sanz recién comenzado.
El día de la gala
En noviembre ya hay respuesta de Urbanismo, que exige información adicional los días 9 y 28. El 12 de este mes la promotora del evento registra el proyecto reformado de la instalación con su plan de ocupación de suelo. Los últimos informes favorables por parte de la Gerencia llegan con el montaje ya comenzado. La licencia por parte del gerente se otorga el 19 de diciembre, el día de la gala, cuando la empresa responsable abona los 122.000 euros. El trámite concluye en la comisión ejecutiva de la Gerencia, donde se tiene constancia de esta ocupación de la Plaza de España.
Desde que la petición entró en Urbanismo a mediados de julio hasta que se concedió el permiso definitivo transcurrieron más de cinco meses. Coincidía con el primer semestre del nuevo gobierno local, que se encontró con esta proliferación de usos en uno de los referentes patrimoniales de Sevilla. La polémica por esta continua ocupación tuvo como detonante las actividades paralelas de los Grammy, a mediados de noviembre, cuando a esta petición le quedaba aún un mes para acabar su trámite. El alcalde aseguró el 14 de diciembre que a partir de entonces se pondría freno a estos permisos. Cinco días después el gerente le daba el visto bueno definitivo a la carpa y se pagaban los 122.000 euros.
La palabra de Sanz se ha cumplido, por ahora. La Plaza de España no se ha cubierto más para actos de entidades privadas. Lo hará, eso sí, en junio y julio, cuando acoja una nueva edición del festival Icónica, que cuenta con un amplio elenco de artistas nacionales e internacionales (sin olvidar la importante oferta de restauración que ofrece). Tal fama ha adquirido que en enero fletó dos vagones del AVE para llegar a Madrid en vísperas de Fitur. Trenes tematizados. Con música electrónica y flamenquito (no confundir nunca con el flamenco). Todo sea por atraer visitantes a Sevilla cuando el termómetro se pone por las nubes. Al turismo no lo dobla el calor. Ni los mamotretos en la Plaza de España.
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