El triunfo de los lazos amarillos

a la espera de una intervención La acción ciudadana y las redes sociales

Tres han sido las concentraciones realizadas a las puertas del templo. Las redes sociales han sido fundamentales.

Los responsables de la plataforma ciudadana, ante las puertas de Santa Catalina
Los responsables de la plataforma ciudadana, ante las puertas de Santa Catalina
Juan Parejo

10 de junio 2012 - 05:03

Cuando estas líneas vean la luz la iglesia de Santa Catalina llevará cerrada 2.929 días. Tantos como se encarga de recordar en su muro de Facebook el grupo Restauración de la Iglesia de Santa Catalina de Sevilla. Desde octubre del año 2010, cuando terminaron los trabajos de la primera fase, las redes sociales se han convertido en la voz de la conciencia del templo sevillano para pedir a las administraciones y a la Iglesia la rehabilitación total del inmueble. El Pepito Grillo de esta historia se llama José Javier Comas González, quien, junto a Mari Carmen Conde y otros colaboradores como Antonio Abela, de la Taberna Intramuros, y María Teresa Rodríguez, ha liderado la movilización ciudadana.

"Cuando la iglesia se cerró, la parroquia creó una página web donde se informaba de todos los pormenores, pero a los pocos años dejó de actualizarse y como nadie decía nada sobre Santa Catalina abrí el grupo en Facebook", afirma Comas. La web puesta en marcha por la iglesia, que aún se puede visitar aunque está inactiva, explicaba con todo detalle el proyecto de rehabilitación, sus fases, o la historia del monumento. Incluso disponía de varias cuentas bancarias para hacer donativos. La acción ciudadana en el ciberespacio fue extendiendo sus redes. En el muro del grupo se recopilaban recortes de periódicos, se escribían artículos y se recordaba el número de días que la iglesia llevaba cerrada: "Tratábamos de movilizar a la gente con correos electrónicos".

A Comas se le unió Mari Carmen Conde, y entonces decidieron pasar a las acciones directas. En febrero de 2011 convocaron la primera de las tres concentraciones a las puertas del templo: Fotógrafos por Santa Catalina. "La idea era tomar fotos para difundirlas por las redes sociales". Dos meses más tarde, llevaron a cabo Luz por Santa Catalina. "Era una ofrenda de velas para iluminar el templo ante la oscuridad que lo rodeaba". Ese mismo día colocaron una gran corona de flores en la puerta. La última acción fue el pasado 18 de mayo: las fachadas del templo se convirtieron en un auténtico muro de las lamentaciones. "No me atrevo a decir que estas actuaciones hayan sido fundamentales, pero sí han ayudado a mover las conciencias para actuar. También los medios de comunicación se hicieron eco, sobre todo de la última. La Iglesia ha estado muy dormida, al igual que la ciudadanía, y todavía no ha despertado".

Durante todo este tiempo de lucha por Santa Catalina, dos han sido los elementos fundamentales que la han caracterizado: primero fue el lazo amarillo; más recientemente, la pulsera con el lema Restauración de Santa Catalina ¡Ya! "El lazo se le ocurrió a Mari Carmen cuando estábamos preparando la primera concentración. Nos plantamos hacer un distintivo. Pensamos en el amarillo por el color de la fachada". Las pulseras también han sido un éxito, se han vendido más de 750.

En los últimos meses, la movilización de Facebook también se trasladó a Twitter, donde los mensajes en favor de Santa Catalina han sido numerosos, sobre todo cada vez que se producía alguna noticia. Las etiquetas #salvemossantacatalina y #restauraciondesantacatalina llegaron a ser tendencias nacionales.

Ahora que parece que se ha dado un nuevo paso hacia la restauración definitiva, a los miembros de la plataforma les preocupa el futuro del templo como parroquia: "A la Iglesia le sobra aquí un templo. Yo creo que sería San Román. Cuando se arregle Santa Catalina, ¿qué hacemos con San Román?", señala Comas, quien cree que la parroquia debe permanecer en Santa Catalina: "Tiene más vida, más vecinos, es de paso, hay tres hermandades... San Román se puede dedicar a temas culturales, como exposiciones, conciertos, o un pequeño museo de las cofradías".

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