Tres policías sevillanos en el París olímpico

Los agentes David Valiente, Enrique Rueda y José Luis Espinosa, de la Unidad Especial de Caballería de Sevilla, han patrullado el distrito de Saint Denis durante 17 días

Formaban parte de un grupo de 12 jinetes españoles que han colaborado con la Policía gala para garantizar la seguridad del evento

Premio Caballo de Oro para la Unidad Especial de Caballería

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Tres policías sevillanos en el París Olímpico / Juan Carlos Vázquez

Tres agentes de la Policía Nacional de Sevilla participaron en el dispositivo de seguridad de los Juegos Olímpicos de París, prestando apoyo a sus colegas franceses y tuviendo incluso que detener a dos personas en sendos incidentes. Son David Valiente, Enrique Rueda y José Luis Espinosa, tres policías de la escala básica de la Unidad Especial de Caballería de Sevilla, una de las más reconocidas internacionalmente, que han estado 17 días desplegados por la capital francesa. Su zona de actuación ha sido principalmente el distrito de Saint Denis, una zona conflictiva de los suburbios parisinos, en la que se encuentra el Estadio de Francia, en las que se desarrollaron las principales competiciones de atletismo. El parque Georges Valbon ha sido uno de sus escenarios habituales de despliegue, en compañía de policías de Caballería franceses y portugueses.

Los tres policías sevillanos formaban parte de un contingente de 12 agentes españoles, todos a caballo, que han colaborado con las autoridades francesas en el plan de seguridad de los Juegos. La Policía francesa pidió apoyo a España ("el país hermano", como dice uno de los agentes) para reforzar el despliegue de seguridad durante las dos semanas que han durado las pruebas. Para ello, se decidió enviar a agentes de la Unidad de Caballería, que cuentan con bastante experiencia en el control de masas y en prestar seguridad a eventos multitudinarios, como hacen cada fin de semana en los partidos de fútbol o habitualmente en conciertos y otros espectáculos. También han participado policías y guardias civiles de otras unidades en el plan de seguridad de París 2024. Han sido en total 313 los funcionarios de ambos cuerpos desplegados por la capital gala.

Los jinetes españoles iban de la mano de los franceses, siempre dejando la iniciativa a éstos últimos como país organizador, pero interviniendo sin dudarlo cuando era necesario. De hecho, el primer día participaron activamente en la detención del presunto autor de un apuñalamiento. "Es una buena experiencia laboral porque vemos cómo trabajan en otros países y ellos cómo trabajamos nosotros. Es cierto que hay diferencias, que los protocolos son distintos y nosotros íbamos en apoyo de nuestros colegas franceses", cuenta uno de los policías. A otro le sorprendió el respeto que hay en Francia hacia la Policía española. "Los propios compañeros franceses nos admitieron que la intervención era distinta si estábamos nosotros, que la ciudadanía estaba más calmada. Allí somos reconocidos, saben cómo trabajamos, supongo que por el hecho de que España recibe muchos turistas franceses cada año. Ellos no están tan acostumbrados a patrullar a caballo en partidos de fútbol y grandes aglomeraciones. Por ejemplo, la zona en la que estuvimos desplegados, en Saint Denis, era un lugar en el que los policías franceses no habían ido a trabajar a caballo".

Los tres policías sevillanos desplazados a París, con dos de sus compañeros detrás en la Plaza de España de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

Se dividían el día (estaban de servicio desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche) con policías franceses y portugueses, que también formaron parte del dispositivo. "El caballo te permite abarcar grandes distancias. Puedes recorrer un buen espacio en poco tiempo y además da mucha presencia y visibilidad, porque se ve desde lejos. Una unidad a pie se pierde entre la multitud. La unidad de Caballería es proactiva y reactiva y la imagen de fuerza que da un caballo también es importante". Son tres agentes muy experimentados, pues el que menos tiempo lleva en esta especialidad, José Luis Espinosa, ha cumplido ya siete años en ella. Rueda lleva 24 años, prácticamente toda su carrera como policía (lleva 28 en el cuerpo) y Valiente suma 14.

Cuando llevaban una hora montados en los caballos surgió el primer incidente. "Nos avisaron porque había habido un apuñalamiento en la otra punta del barrio y necesitaban a los caballos para llegar antes. Íbamos con una pareja francesa y salimos los cuatro". El responsable de la agresión fue detenido. En otra ocasión particparon en otro arresto en los aparcamientos del parque Georges Valbon. "Hicimos un pequeño control, la Policía francesa trató de identificar al conductor y no llevaba ningún documento, ni carné de conducir ni nada, por lo que se le detuvo. Aquí venían también con nosotros dos compañeros de Madrid, el subinspector Julio y el oficial Fontecha, más los dos policías francesas".

También han realizado identificaciones de personas e intervenciones de droga. Uno de los policías sevillanos vio a una persona desprenderse de una pequeña bolsa, algo que hizo cuando detectó la presencia de la Policía. Eso le permitió avisar a uno de los jefes del dispositivo francés, que recuperó una piedra de hachís de gran tamaño. "A veces también llevábamos la iniciativa, identificamos a personas y ya eran ellos los que se encargaban después. No había ningún problema con eso. Los policías franceses nos han acogido muy bien, han estado pendientes de nosotros en todo momento, tanto para nuestras necesidades profesionales como personales. No nos han dejado allí solos".

Antes de marcharse, hicieron una pequeña formación para conocer sucintamente la legislación francesa, "que al fin y al cabo es muy parecida a la española". "Pueden cambiar las penas, pero una aprehensión de droga o una agresión física es igual aquí que allí. Y como estábamos siempre con ellos, ellos eran los que se encargaban de tramitarlo. Lo que cambiaba es la forma de actuar porque hay diferentes protocolos. Por ejemplo, al detenido que hicimos no se le cacheó como hacemos nosotros, y el coche no lo inspeccionaro en ese momento sino que se quedó allí aparcado en un parking y ya vendrían después a mirarlo".

Una gran diferencia que han apreciado es que la Policía española trabaja mucho con la Unidad de Intervención Policial (UIP), los conocidos como antidisturbios, que van a pie. "La caballería francesa va más en solitario. Nosotros somos casi una unidad de intervención porque vamos codo con codo con la UIP. Y eso hace que vaya mejor tanto nuestro trabajo como el de nuestros compañeros, pues les hacemos más cómodas las intervenciones a ellos. Aunque seamos unidades diferentes, el trabajo y la formación que hacemos con ellos nos viene muy bien para las intervenciones operativas", apuntan.

Policías españoles formados en los Inválidos ante la Policía francesa. / André Pain / EFE

En Francia, el protocolo marca que la detención tenga que hacerse con el policía montado en el caballo. Eso es algo sencillo si el detenido colabora. Si presenta resistencia, es prácticamente imposible llevarlo a la práctica. En España jamás se hace una detención con un agente subido en el caballo, pues eso supone un verdadero riesgo de caída y por tanto de lesiones para el policía. "Eso sólo lo hacemos nosotros si tenemos apoyo a pie, en esas cosas te das cuenta de que no son tan operativos como nosotros, que estamos todo el día en la calle y sabemos que cada intervención es diferente. También se veía que había más respeto hacia la Policía por parte de la ciudadanía. Cuando le daban el alto a alguien, siempre se paraban. Quizás por eso actúan de otra forma".

Cuentan que lo más pesado han sido los viajes, pues tuvieron que emplear cuatro días para ir a París y otros tantos para volver a Sevilla, ya que han ido con sus propios caballos y los animales sufren mucho en los desplazamientos por carretera, hay que ir a una velocidad limitada a 90 kilómetros por hora y parando cada cierto tiempo. Sus ratos libres los dedicaron al turismo, no a ver competiciones deportivas. "Huíamos un poco de las aglomeraciones, piense que precisamente nos han llamado por la amenaza de atentado yihadista y no queríamos contribuir más aún a formar masificaciones en nuestros ratos libres. Y por otra parte los precios estaban desorbitados. Hemos hecho algo de turismo. Hemos ido al Sagrado Corazón, hemos estado en la cafetería de Amelie que no podía faltar...". Toda esta experiencia puede sumar para eventos que organice España en un futuro no muy lejano, como el Mundial de fútbol del año 2030. "No creo que vayamos a Los Ángeles en 2028, está demasiado lejos", bromean. Antes vendrán varios desfiles abriendo la Cabalgata de los Reyes Magos de Sevilla.

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