Treinta años de la finca la Yerbabuena, la huella de Rocío Jurado en Castilblanco de los Arroyos

Este pueblo de la Sierra Morena sevillana fue refugio y descanso durante casi 15 años de la voz más universal de la canción española

El clamoroso apoyo de Rocío Jurado al colectivo LGTBI hace casi cuarenta años

La ermita de la Yerbabuena y una imagen de la boda de Rocío Jurado y Ortega Cano.
La ermita de la Yerbabuena y una imagen de la boda de Rocío Jurado y Ortega Cano. / D. S.
Juan Carlos Romero

05 de enero 2025 - 06:03

Si el pueblo marinero de Chipiona fue un emblema para Rocío Jurado, llevando el nombre de su localidad natal por bandera por escenarios de todo el mundo, Castilblanco de los Arroyos, en la Sierra Morena de Sevilla, se erigió como un lugar de descanso y disfrute donde la artista vivió casi 15 años rodeada de naturaleza en la finca Yerbabuena. El pasado mes de diciembre se cumplió el 30 aniversario de la construcción de la ermita de Las Vírgenes, una obra concebida por el arquitecto sevillano Juan Antonio Balbontín y su hijo Santiago.

La historia de Rocío Jurado en Castilblanco de los Arroyos se escribe al compás del enlace, en segundas nupcias, que pudo haber tenido lugar en la basílica de La Macarena. Pero las cosas se torcieron y la cantante junto a su entonces prometido, José Ortega Cano, adquirió una finca en la Sierra Morena para construir aquí una ermita en la que consagrar su relación. La dehesa se ubica en un lugar estratégico, tierra de montanera donde se cría el cerdo ibérico, de apicultura y rica miel, y de ganaderías de reses bravas. Y junto a un camino histórico, la Vía de la Plata, que siguen miles de personas al año en peregrinación desde la Catedral de Sevilla a la de Santiago de Compostela, con el Camino de Santiago.

Así, en junio de 1994 saltaba la noticia en este municipio sevillano: José Antonio Ruiz Espartaco vendía la que fuera Dehesa Matute a José Ortega Cano, que había elegido esta finca ubicada a una hora de Sevilla para forjar su propia ganadería. En esta nueva etapa la dehesa pasó a ser rebautizada con el nombre de La Yerbabuena. En la cancela de acceso a la finca se observan dos símbolos que sirvieron de hierro para identificar a los astados de esta ganadería: de un lado la Y de La Yerbabuena, y de otro la J de José y la R de Rocío. Esta dehesa fue más que un hogar para Rocío Jurado, refugio donde desconectar de la fama, descansar entre conciertos, preparar futuros trabajos, y disfrutar de la tranquilidad del campo y de Andalucía. En sus estancias recibió como gran anfitriona a amigos y seres queridos, y a periodistas y programas de televisión, como Cine de Barrio (TVE) con su presentador en esa etapa, José Manuel Paradas.

La entrada a la finca, tras la muerte de Rocío Jurado.
La entrada a la finca, tras la muerte de Rocío Jurado. / Juan Carlos Romero

Las obras para la construcción de la ermita Las Vírgenes arrancaron el 5 de diciembre de 1994 sobre una loma rodeada de olivares en este paraje serrano. Con planos del Estudio Balbontín, el santuario con su espadaña y cúpula, se divisa desde las calles de Castilblanco vinculándolo a la memoria de la más grande, que siguió la reforma del cortijo y los preparativos del enlace en uno de los momentos cumbre de su carrera tras la Expo del 92. La campana que da sentido a la espadaña de esta ermita de la Yerbabuena es anterior a todo el conjunto arquitectónico de la finca. Fue adquirida en un anticuario de Linares, y recuperó sus sones en las citas más especiales de Rocío Jurado, que al acabar el día tenía entre sus hábitos cantar la Salve ante el altar.

El 17 de febrero de 1995, Rocío Jurado y José Ortega Cano contrajeron matrimonio en esta ermita, que tiene una capacidad para 200 personas y fue bendecida apenas dos días antes del enlace. Al banquete acudieron casi 2.000 invitados, prácticamente el equivalente a la mitad de la población que Castilblanco tenía en esos años. De oficiar el enlace se encargó Antonio de Mora y Mora. Este carismático párroco de Castilblanco de los Arroyos, fallecido en abril de 2010, destacó como precursor de los derechos de las personas trans y homosexuales con la fundación en 1968 en Valencia de la Fraternidad Cristiana de la Amistad, con carácter humanístico y asistencial.

Rebelde, directo, comprometido, el sacerdote Antonio de Mora apoyaba y acogía en su vivienda a personas refugiadas, prostitutas, transexuales y familias necesitadas o en situación de marginación en la sociedad de la época, al tiempo que realizó una labor de escucha, asistencia y confesión con presos en centros penitenciarios de Sevilla, a quienes trasmitía mensajes de esperanza, motivo por el que a menudo fue incomprendido. Popularizó en los noventa la bendición de los animales por la festividad de San Antón en la Plaza de la Iglesia. En el enlace de Rocío Jurado, Antonio de Mora estuvo asistido por otro sacerdote, Ángel Romero, por su cercanía con la artista al ser durante 13 años párroco de su Chipiona natal.

Las flores que adornaron la ceremonia y el convite las cedieron después a la Parroquia de Castilblanco, donde sirvieron para engalanar los altares del templo. Unas pantallas gigantes en el exterior permitieron al resto de invitados seguir la ceremonia nupcial. La pareja acomodó a los comensales en unas instalaciones levantadas para la ocasión en la propia finca. Este evento se ofreció en directo por las cadenas de televisión generalista en España e Hispanoamérica. Desde semanas anteriores la prensa hacía guardia a las puertas de Yerbabuena con una programación especial sobre este evento.

La ermita de las Vírgenes

Hasta Castilblanco de los Arroyos llegaron familiares y amigos del matrimonio, así como referencias de la vida artística, política y social de los años noventa. Vecinos y visitantes aguardaron en la mañana del enlace en la Avenida Antonio Machado para presenciar en un ambiente festivo y de celebración el paso de invitados como Juana Reina, Curro Romero, Paloma San Basilio o Gracia Montes por el municipio camino de la finca La Yerbabuena.

El altar de la ermita Las Vírgenes de Rocío Jurado lo presidía un altorrelieve con la representación de la Santísima Trinidad: Dios padre, Dios hijo, y el Espíritu Santo. Albergó otras imágenes marianas como la Virgen de Regla, la del Rocío, la Caridad del Cobre, la Macarena o la Fuensanta de Murcia. Un San Cayetano y un San Onofre, santo de la escasez y la pobreza, sobresalían entre este devocionario como guiño a la madre de la cantante, Rosario.

En clave local, el interior de la ermita de Yerbabuena tenía también un cuadro con la fotografía de San Benito de Castilblanco, presente de una familia del pueblo, reflejo de la relación que la artista mantuvo con la gente y con la cultura popular y religiosa del lugar donde residió. Y otro de la Virgen de Gracia, patrona de Castilblanco, regalo del párroco Antonio de Mora. Años más tarde, un 31 de marzo de 1996, sería la hija de la artista, Rocío Carrasco, la que contrajo matrimonio en el mismo lugar. Y con la llegada a la familia de sus hijos José Fernando y Gloria Camila Ortega Mohedano, esta ermita blanca de la Yerbabuena acogió en 2000 el bautizo de ambos en una celebración campera íntima y familiar.

La saya de la Virgen del Rosario, hecha con el traje de luces de José Ortega Cano.
La saya de la Virgen del Rosario, hecha con el traje de luces de José Ortega Cano. / Juan Carlos Romero

Los vínculos de Rocío Jurado con Castilblanco de los Arroyos fueron más allá de la finca La Yerbabuena. Y es que la gran voz de la música en español donó a la imagen de la Virgen del Rosario que se venera en la Parroquia del Divino Salvador de este municipio una saya confeccionada con los bordados del traje de luces de color rojo que lucía el diestro José Ortega Cano sobre el ruedo el 6 de enero de 1995 en Cartagena de Indias, Colombia, cuando sufrió una grave cogida que a punto estuvo de costarle la vida.

Como acción de gracias por la recuperación de este grave percance, la Jurado adaptó el traje de luces del torero para dar forma a una saya que ofreció como acción de gracias a esta advocación mariana del Rosario. Manifestó así su agradecimiento por la sanación del torero, su vínculo con Castilblanco y con la Virgen del mismo nombre de su madre. El vestidor José Javier Fernández volvió a colocar esta saya roja a la Virgen del Rosario en octubre de 2023 a propuesta del párroco Manuel Cabeza, recuperando esta pieza del arte sacro ideada por expreso deseo de Rocío Jurado en los noventa.

El exvoto en San Benito

En la ermita de San Benito Abad, ubicada a 12 kilómetros de Castilblanco, se dejó ver Rocío Jurado con motivo de alguna romería que los fieles celebran en honor al patrón cada último fin de semana de agosto. Memorable fue un encuentro entre Rocío Jurado y Ernesto Neyra, bailaor que formó parte de algunos de los espectáculos de la artista, durante una procesión solemne de San Benito en la tarde del domingo de romería.

También en los días cualquiera la pareja se acercaba a este rincón próximo a Yerbabuena y bañado por las aguas del río Viar para elevar sus oraciones. Este santuario conserva un exvoto en la conocida como sala de los milagros relativo al percance que pudo dejar a Rocío Jurado compuesta y sin novio antes de que se celebrase el matrimonio. Esta acción de gracias al patrón de Castilblanco, fechada a 25 enero de 1995, es un cuadro con el recorte de una revista informando de la grave cogida de José Ortega Cano en Colombia y esta cita: "Me encomendé a San Benito, y le pedí a Dios del cielo, si se cura Ortega Cano, una devota le dona el retrato del torero".

El exvoto a San Benito para que se salvara Ortega Cano.
El exvoto a San Benito para que se salvara Ortega Cano. / Juan Carlos Romero

Con su hijo José Fernando, la artista acudía en algunas ocasiones a otra ermita: la de la Virgen de Escardiel, patrona emérita y devoción propia de Castilblanco de los Arroyos. En el interior de este santuario se ubica el primer crucificado documentado del imaginero utrerano Francisco Antonio Gijón: el Cristo de los Vaqueros. José Fernando auxiliaba en su infancia al sacerdote en la celebración de las misas mensuales como monaguillo.

En las etapas en las que Rocío Jurado descansaba en su finca era habitual verla regatear y bromear con los comerciantes en los puestos del mercadillo del jueves, en la calle Virgen de Gracia. O hacer sus compras con tranquilidad en la ferretería Adolfo o en los ultramarinos de la avenida principal, donde charlaba con los vecinos mientras se deleitaba con los frutos secos que más le gustaban: las pipas de calabaza. Así lo recordaban algunos comerciantes, como Eduardo Romero, recientemente jubilado.

El adiós castilblanqueño

La artista se encontraba en julio de 2004 en la finca Yerbabuena, desde donde se trasladó al Hospital Montepríncipe de Madrid para someterse a una compleja operación durante nueve horas debido a unos fuertes dolores abdominales. Fue en septiembre del mismo año cuando, en una multitudinaria rueda de prensa desde los jardines de su residencia en La Moraleja, Rocío Jurado anunció que padecía un cáncer de páncreas. Fiel a sus devociones, y tras un período en una clínica en Houston, Rocío Jurado cumplió en el 5 de enero de 2005 con su promesa de postrarse ante la imagen de la Virgen de Regla en Chipiona. Antes y después de este momento que vivió con gran emotividad, la artista encontró en su finca un espacio donde recargar sus energías en contacto con la naturaleza.

Ya en estos días los informativos llevaban entre sus titulares conexiones en directo para seguir la última hora sobre el estado de salud de la chipionera, haciendo guardia a las puertas de esta finca sevillana, lo que no impidió que, saliendo por una cancela de servicio y ataviada con una gabardina vaquera, Rocío Jurado se acercase hasta Castilblanco para despedirse de algunos seres queridos antes de regresar a Madrid.

Con motivo del fallecimiento de Rocío Jurado, el 1 de junio de 2006, algunos vecinos le rindieron un sencillo homenaje en el pórtico de la finca. A modo de responso, en esa jornada en la que la Jurado pasó a ser mito y leyenda, los castilblanqueños rezaron también por el alma de la artista ante la Virgen del Rosario a la que ella tuvo especial devoción, en un singular adiós que el pueblo de acogida brindó a su residente más popular. Años más tarde, en la Parroquia del Divino Salvador tuvo lugar el sacramento de Confirmación de los hijos de Rocío Jurado, José Fernando y Gloria Camila Ortega Mohedano, en una misa que ofició el cardenal Carlos Amigo Vallejo junto al entonces párroco, Pablo Gabriel Casas Aljama.

Las alrededor de 800 hectáreas de la finca Yerbabuena pasaron en 2013 a una nueva propiedad, pasando página a una etapa de la historia que vinculó a la más grande con la provincia de Sevilla desde este atractivo paraje serrano de Castilblanco de los Arroyos. En este contexto algunas voces han propuesto un reconocimiento público para Rocío Jurado en el pueblo de la Yerbabuena. Es el caso del joven castilblanqueño y artista de copla y flamenco, Rafael Jesús Velázquez. En sus redes sociales ha tomado la iniciativa poniendo sobre la mesa la idea de reconocer a la artista chipionera, como se ha hecho en los últimos años en numerosos puntos de España y a nivel internacional.

"Os confieso que me haría mucha ilusión que de alguna forma también aquí en mi pueblo reconociéramos a Rocío, como tiene el Auditorio de la Expo’92 con su nombre, o calles, plazas y parques dedicadas en muchas ciudades y pueblos por todo el mundo, ya que tuvimos la suerte de tenerla entre nosotros en una etapa de su vida", cita este joven en una iniciativa que ha sido compartida por vecinos y visitantes del municipio.

stats