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La división en el sector del taxi traslada el conflicto del aeropuerto a Santa Justa

La Policía tuvo que intervenir la semana pasada para impedir que un grupo de taxistas lanzara piedras y huevos a los conductores que pretendían recoger en la estación a los clientes concertados previamente.

Una mujer se baja de un taxi en la parada de la estación de Santa Justa, ayer por la mañana.
Fernando Pérez Ávila

27 de agosto 2012 - 05:03

La fuerte división que existe en el sector del taxi ha trasladado el conflicto que desde hace meses existe en el aeropuerto de San Pablo a la parada de la estación de Santa Justa. El pasado jueves, las policías Local y Nacional tuvieron que establecer sobre la marcha un dispositivo para evitar que se produjeran altercados en las inmediaciones de la terminal ferroviaria, donde un grupo de taxistas había preparado piedras y huevos para arrojárselos a los compañeros que recogieran clientes previamente concertados.

Al ser avisados por otro conductor de lo que ocurría, se montó el dispositivo conjunto en la parada de la estación y sus alrededores, con tres coches de la Policía Nacional y otros tres patrulleros de la Policía Local. De esta forma, los profesionales que tenían contratada la recogida de algún cliente pudieron hacerlo sin ningún problema. La presencia policial se ha intensificado en los últimos días en la estación, donde los agentes están realizando controles a los taxistas, al igual que los que hicieron en el aeropuerto después de varias agresiones.

El origen del conflicto es la negativa de una parte de los profesionales del sector a permitir que se recojan a clientes previamente concertados en el aeropuerto de San Pablo y en la estación de Santa Justa. Es decir, este grupo de taxistas pretende que todos los viajeros que llegan a Sevilla y quieren desplazarse en taxi pasen por la parada, hagan la cola y tomen el primer vehículo que corresponda por orden de llegada, como es preceptivo.

Sin embargo, son muchas las empresas y hoteles que ofrecen a sus clientes la opción de ser recogidos por un taxi concertado previamente, que les llevará a su lugar de alojamiento o destino sin tener que pasar por la parada. La legislación del sector ampara esta práctica. De hecho, tanto en Santa Justa como en el aeropuerto se han habilitado lugares reservados para que los taxis concertados puedan recoger viajeros. En la estación se han colocado unas señales de tráfico en la cabecera de la parada, como se muestra en la fotografía que ilustra esta página, mientras que en el aeródromo se han reservado plazas en uno de los aparcamientos.

El sector que se opone a la recogida concertada entiende que esto supone una suerte de intrusismo o de invasión de funciones, mientras que el resto de taxistas consideran que están en perfecto derecho de recoger a los clientes con un contrato previo. Para evitar tensiones se estableció un protocolo en el aeropuerto, que consistía en que se permitían hasta dos recogidas diarias por taxi concertado, siempre y cuando se notificara en un listado controlado por la asociación mayoritaria entre los profesionales que rinden en el aeropuerto, Solidaridad del Taxi.

Esta solución duró poco y el pasado mes de junio el conflicto se recrudeció con varios ataques a taxistas. A un conductor le pincharon las cuatro ruedas de su vehículo, a otros seis al menos uno de los neumáticos y a otro le lanzaron huevos y piedras. Fuentes del sector aseguran que son muchos más los atacados, pero que no lo denuncian por miedo a represalias.

Mientras el presidente de Solidaridad, Enrique Filgueras, se ha desvinculado de las agresiones, los conductores afectados consideran que se trata de un boicot por parte de esta asociación, que pretende obtener el monopolio del servicio en la terminal aérea. Ahora, el conflicto se ha trasladado a Santa Justa, donde la Policía mantiene los controles para evitar nuevos altercados.

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