El trajín de 'Francis' Zurbarán

Expectación y afecto en la calle Becas con los Príncipes de Asturias. El heredero anima a Zoido a llevar la exposición a otros países.

El trajín de 'Francis' Zurbarán
El trajín de 'Francis' Zurbarán
Francisco Correal

07 de mayo 2013 - 13:37

Rosario Alba vive en Cádiz pero pasa unos días en Sevilla. Ayer volvió a la calle Becas, donde vivían sus suegros, y estuvo a dos metros de los Príncipes de Asturias. Oyó cómo una vecina le decía a Letizia: "Hija, estás muy guapa pero muy canija". En tiempos de Zurbarán, las mujeres estarían más entradas en carnes. A la salida del Espacio Santa Clara -¿por qué no llamarle convento?-, María del Mar Sánchez Estrella, delegada de Cultura, contaba que Sus Altezas mostraron asombro por el hecho de que las bailaoras entraran en esos trajes.

A dos pasos del antiguo cine Ideal, selecta nevería, hubo sesión continua: primero ponían Persuasión; después de un descanso, visite nuestro bar, Devoción. Josefita, vecina de esta calle Lumbreras inmortalizada en las sevillanas del Pali, llegó con su andador y se puso en primera fila. Su santa paciencia, que no figura en el catálogo, tuvo recompensa. A la salida del cortejo, mientras le abrían las puertas del coche, el príncipe Felipe y su esposa rompieron el protocolo para acercarse al vecindario allí congregado. Entre ellos, el marido de Rosario con su cámara. María, vecina de la calle Becas, prefirió verlos desde su balcón porque había ido por la mañana a sacarse sangre.

El cine Ideal es ahora residencia sacerdotal. El príncipe Felipe respondió al saludo de las limpiadoras del edificio. Por medio pasó una furgoneta del catering Horno Real, de Alcalá de Guadaíra. En pleno desafecto de la clase política, una vecina puso por las nubes la autoestima de la ministra Ana Pastor. "Va usted guapísima, la ocasión lo merece".

El príncipe Felipe animó al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, a llevar esta exposición interactiva -arte, moda, flamenco- a otros países. Vittorio & Luccino le explicaban al heredero las características de su particular recreación de Santa Isabel de Portugal, una de las tres reinas incluidas en el elenco de santas. Las otras dos son Santa Isabel de Hungría y Santa Matilda, con nombre de novela de Roald Dahl.

Todo nació en un artículo de Benito Navarrete, comisario de la exposición, zoidiano convencido. Cuando Zurbarán llega a la Sevilla del siglo de Oro, están de moda los autos sacramentales y las comedias de santas. Dice Pedro J. González, asistente de Navarrete en la muestra, que Francisco Pacheco, suegro de Velázquez, introdujo la técnica de los retratos a la divina.

Si el pintor del Siglo del Oro, el tercer hombre que se abrió hueco en la Sevilla de Velázquez y Murillo, fuera un diseñador de este Siglo del Euro, firmaría sus trabajos como Francis Zurbarán. El pintor, explicó el comisario a los ilustres visitantes, quería resaltar lo mundano. Junto a los trajes, como en taquillas de hotel, están los zapatos que usaron las bailaoras en el espectáculo.

La seguridad de la Casa Real puso un cordón entre Sus Altezas y lo mundano, vulgo la canalla. "No vemos a los Príncipes", protestaban los fotógrafos. La alineación de santas la encabeza Santa Catalina. "Es la que más cuadros tiene y fue una invención", dice Pedro J. González. Santa a la que hasta Aníbal González inmortalizó en la Plaza de España porque Catalina se llamaba la madre del arquitecto.

Los Príncipes de Asturias coincidieron dentro con el aula didáctica en la que participaban niños de cinco y seis años, alumnos del colegio San Pablo-CEU. En la exposición está Santa Rufina, pero no Santa Justa, a la que retrataron en la estación de ferrocarril. Felipe de Borbón se mostró muy interesado en las secuelas del bandidaje del mariscal Soult con las santas Eufemia y Úrsula, germen esta última de una leyenda que se remonta a Atila, rey de los hunos, y llegó hasta la novela de Jardiel Poncela ¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes?

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