"La tradición en Semana Santa en Noruega es esquiar y comer naranjas"
los invisibles
Andreas Eilsertsen y Cristina Granados. Relación Norte-Sur en estado puro. Un noruego y una sevillana que comparten una compañía teatral y un grupo de música de jazz y folk
UNA película iraní, un fotógrafo alemán y un vodka ruso que le sirvió una joven sevillana cambiaron la vida de Andreas Eilsertsen (islas Lofoten, Noruega, 1972), actor y director teatral que ahora tiene una compañía cerca del Círculo Polar, con Cristina Granados (Sevilla, 1977), la chica del vodka.
-¿Qué le trajo a Sevilla?
-Andreas Eilertsen. Estaba pasando unos días en Portugal, en un pueblo al sur de Oporto, con Michael Fry, un fotógrafo alemán al que conocí cuando fui con mi grupo de teatro desde Noruega a hacer una producción a Zahara de los Atunes. Vinimos a Sevilla en octubre de 2001.
-Cristina Granados. En Zahara veraneaba mi familia desde que yo nací, en 1977.
-¿Cómo se conocieron?
-A.E. Michael, un fotógrafo que trabajó en Sevilla, donde publicó un libro sobre la Alameda titulado La ciudad silenciada, se metió en el Avenida a ver una película iraní subtitulada. Yo preferí dar una vuelta por la ciudad.
-C.G. Yo estaba estudiando idiomas porque quería irme de España y para pagarme los estudios trabajaba en un bar, Máxima Culpa. Cuando entró Andreas no había nadie. Yo estaba leyendo algo de Julio Cortázar, en el que nos inspiramos para una obra que titulamos Los laberintos de Julio.
-Su amigo entró en el cine y usted vivió una historia de película.
-A.E. Me volví para Noruega y mantuvimos la relación por carta y por teléfono. Le dije a Cristina que me iba con la compañía a hacer una obra en Cerdeña, Biomecánica, siguiendo los métodos de Meyerhold. Estábamos en San Pietro, una isla.
-C.G. Me fui a Cerdeña, conocí a los miembros del grupo y empecé a trabajar con ellos. Volví a Sevilla para examinarme y el 19 de abril de 2002, antes de la Feria, me fui para Noruega. Llegué y me incorporé a una gira por colegios de la región de Vestfold.
-¿Hay afición al teatro?
-A.E. Somos mil habitantes y hay tres grupos de teatro. Nosotros hacemos un teatro muy físico. ¿Conoces a Grotowski?
-C.G. En las islas Lofoten, donde vive Andreas, hay un festival de teatro internacional. Yo allí lo mismo pintaba paredes que preparaba el anfiteatro o iba a recoger a los grupos que intervenían, uno de ellos españoles, aunque españoles ya hay en grupos de todos los países. Allí descubrí otro mundo. Lo que más te sorprende es la tranquilidad, la gente hablaba muy bajito, en contraste con el alboroto del sur.
-¿De qué vive la gente allí?
-A.E. Es un pueblo de pescadores. Mi padre tenía su barco. Hacía la temporada de la gamba, la del fletán. Viven del bacalao.
-¿En Noruega hay Semana Santa?
-A.E. La tradición en esas fechas es esquiar, comer naranjas y leer libros de crímenes.
-¿Qué tipo de teatro hacéis?
-A.E. En 1996 estrené un espectáculo en solitario, En Ensom Sneip, del que he hecho más de quinientas representaciones por toda Europa. Lo presentamos el 9 de enero en la Sala Cero. En Villanueva del Ariscal, donde vive el padre de Cristina, vamos a actuar con el grupo musical de jazz y folk noruego. Ella toca el acordeón, yo violín y guitarra.
-¿Ha conocido a Eva Sannum, ex prometida del príncipe Felipe?
-A.E. Conozco a su mejor amigo del colegio, un chico que llevaba tatuajes en todo el cuerpo.
-¿Cómo estaba el vodka?
-A.E. Me aficioné en Rusia. Fuimos en 1991, el año de la perestroika. Saliendo de Rusia entraron los tanques. Nos enteramos en la frontera con Finlandia de que la Unión Soviética se había disuelto. En 2006 volvimos a San Petersburgo.
-En España los noruegos más conocidos son Flo, futbolista que le hizo dos goles al Betis con el Chelsea, y Jostein Gaarder, que consiguió mucho éxito con su libro El mundo de Sofía.
-A.E. Un director de teatro de mi pueblo es íntimo amigo de Gaarder, que también escribió otra novela, El joven de las naranjas, de la que se hizo una película que rodaron en Sevilla. Yo he hecho alguna colaboración en cine. Los actores noruegos se han puesto de moda en Hollywood.
-¿Qué teatro español conoce?
-A.E. El Teatro de la Abadía. José Luis Gómez, su director, estudió en Alemania, en la escuela de Grotowski. Damos cabida a grupos jóvenes. Hemos comprado el antiguo cine del pueblo.
-¿Conoció la Feria?
-A.E. Fue un choque brutal, algo fascinante. La calle del Infierno es un Tívoli de verdad. Fiestas tan grandes no hay en Noruega. Te tienes que ir a un festival de rock. En mi país hay 12 noruegos por kilómetro cuadrado. ¿Cuántos caben en una caseta de feria?
-C.G. Lo que más le sorprende de Sevilla es la cultura de la calle, la vida cotidiana de paseo. Allí son islas y estás aislado de verdad. Cuando hace mal tiempo, los ferries se cortan, los aviones no salen, pero de ahí también sale la inspiración, la supervivencia del ser humano. Vivimos delante del sitio donde los barcos dejan la pesca. Una vida durísima.
-¿Sevillano adoptivo?
-A.E. Esto es el sur del Sur y aquello el norte del Norte, pero hay parecidos. En Andalucía mucha gente trabaja y vive del campo y del mar. En el norte de Noruega casi todos son pescadores y granjeros. Vida dura como aquí y muy cerca de los elementos.
-¿Muy físico, como su teatro?
-A.E. A veces paseo por la orilla de la playa buscando restos de barcos hundidos para incorporarlos al escenario y comprobar cómo el mar, el viento y la sal van transformando la materia.
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