¿Cómo se toma la temperatura?

Sevilla es una de las ciudades de España que registra unos valores más altos · Las mediciones se hacen en el aeropuerto en el denominado 'jardín meteorológico'

Un jardín meteorológico instalado en la sede de la Aemet en la Isla de la Cartuja, muy similar al existente en el Aeropuerto.
Un jardín meteorológico instalado en la sede de la Aemet en la Isla de la Cartuja, muy similar al existente en el Aeropuerto.
Juan Parejo

29 de julio 2012 - 05:03

Sevilla es una de las ciudades de España en la que más calor hace. Eso nadie lo duda. Desde el mes de abril, el mercurio comienza su particular escalada, que alcanza su cota máxima en la conocida como canícula hispalense, que tiene lugar en la segunda quincena de julio. El calor permanece por estos lares hasta bien entrado el otoño y, prácticamente, hasta finales de noviembre o diciembre no es necesario echar mano a la ropa de abrigo.

La capital de Andalucía es también una de las ciudades con más horas de luz. Pero, ¿cómo se mide la temperatura que hace en la ciudad? ¿Son fiables las decenas de termómetros que hay diseminados por las calles y que, normalmente, muestran una temperatura escandalosa, a veces irreal? "Una ciudad es un mosaico de microclimas", explica Luis Fernando López Cotín, delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Las temperaturas se toman en los denominados jardines meteorológicos. El de Sevilla, como ocurre en la mayoría de las ciudades, se encuentra en el aeropuerto. También hay una estación automática en el aeródromo militar de Tablada. "El objetivo principal es poder comparar los valores entre distintas ciudades. Sevilla y Córdoba, por ejemplo".

Las instalaciones en las que se realizan estas mediciones de temperaturas oficiales -también se analizan otros muchos parámetros- tienen unas características muy determinadas. Así lo explica el meteorólogo José Antonio Maldonado en el blog de su web www.eltiempo.es: "Los termómetros en los que se miden esos valores están situados dentro de unos cajones de madera que se denominan garitas meteorológicas, cuyas paredes, incluso las puertas, de un metro de longitud o poco más, están formadas por una doble persiana de forma que no permitan el acceso de la radiación exterior. La persiana externa impide la entrada directa de los rayos solares y la interna detiene los que proceden del suelo por reflexión. El suelo de la garita también está formado por un doble sistema de listones con el mismo objeto de impedir la entrada de los rayos de sol, pero de forma que, como las paredes, permitan la circulación del aire, y el techo es inclinado para que no se estanquen la lluvia o la nieve. Este cajón se pinta de blanco para evitar su calentamiento, y se monta de manera que la puerta abra hacia el norte, sobre cuatro patas de unos 120 cm de altura, y se coloca sobre una superficie de tierra llana".

De esto modo es como se registra la temperatura del aire con unos termómetros de mercurio que miden cada dos décimas de grado, aunque López Cotín advierte que los valores pueden variar: "Dentro de una ciudad el valor de la temperatura cambia de una zona a otra. Para protegernos la mejor manera es la sombra, colocar toldos o plantar árboles. La temperatura puede bajar dos o tres grados en calles con medidas de sombra".

Sobre los valores que marcan los termómetros municipales diseminados por la ciudad, el delegado de la Aemet afirma que no tiene elementos de juicio para valorar si su funcionamiento es correcto, pero asevera que las temperaturas cambian en función del tráfico, de los gases o del asfalto: "Si coloco un termómetro en una pared me va a ofrecer la temperatura de la pared, no la del aire. Aunque las condiciones no son las oficiales, los registros de estos aparatos están tomando las medidas en un determinado lugar". En cualquier caso, López Cotín resume que lo importante es poder comparar los valores con los de Córdoba: "Por eso se establecen unas condiciones homogeneizadas que sean comprobables. Por eso se hacen en los jardines meteorológicos".

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