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Ambos son sevillanos, se llaman Javier y han obtenido un 9,9 en la fase general de la Selectividad. Javier Tello y Javier Perera son los dos alumnos que han sacado mejor nota en las pruebas de acceso a la universidad (PAU) por la Pablo de Olavide y la Hispalense, respectivamente. Atrás quedan años de preparación y por delante, un futuro en el que no descartan marcharse al extranjero para completar su formación o, incluso, trabajar. Un deseo que comparten es que la situación en España cambie para que su porvenir no tengan que buscarlo en otros países. Tampoco aceptan que a su generación se le llame ni-ni. "No conozco a ningún joven de mi edad al que se le pueda catalogar así", expresan ambos.
"Está bien que los medios se hagan eco de estas noticias. Para que vean que aquí en Andalucía no sólo hay pandereta y siesta". Quien pronuncia estas palabras es Pilar Farfán, madre de Javier Tello, con quien ha acudido a Diario de Sevilla para ser entrevistado. En la redacción del periódico también se encuentra Javier Perera con su madre, Aurora Lago. Son las seis de la tarde y el calor aprieta. Tello, quien acabó el Bachillerato en los Maristas de Triana con matrícula de honor, quiere estudiar un doble grado de Derecho y Administración de Empresa. Aún no sabe si lo hará en español o bilingüe. Lo que no descarta en un futuro es montar su propia empresa. Emprender en un sector que aún ofrece muchas posibilidades como las ventas por internet. "Esta actividad, bien certificada y buscando un género concreto, puede suponer un gran negocio", asegura este alumno de sobresaliente, que también contempla opositar a la judicatura, una vez concluidos los estudios.
Javier Perera estudiará un doble grado de Matemáticas y Estadística. Aún no sabe la profesión que quiere desempeñar en un futuro. "Tengo cinco años de carrera para aclararme", señala este joven del Cerro del Águila que finalizó el Bachillerato -también con matrícula de honor- en el IES Martínez Montañés. Le agrada la idea de estudiar algún curso en el extranjero. Aunque, eso sí, le gustaría trabajar en España.
Los dos tocayos son conscientes de las pocas posibilidades laborales que ahora ofrece el mercado nacional para las personas altamente cualificadas. "Sé que la oferta laboral para trabajadores con gran currículum es muy delimitada en España", refiere Tello. "Esperemos que para cuando acaben sus carreras, la situación laboral en este país haya mejorado. No podemos seguir perdiendo a gente tan bien preparada", advierte Aurora Lago, la madre de Javier Perera.
Lo que no están dispuestos a consentir estos dos jóvenes es que a su generación se la siga denominando ni-ni (ni estudia ni trabaja). "No conozco a nadie que encaje en esa definición", defiende Perera, una aseveración que confirma su homólogo en nota: "A todas las generaciones se les quiere poner una etiqueta, pero yo tampoco conozco a nadie con ese estereotipo".
La constancia es otro de los rasgos de estos jóvenes y una de las claves de sus éxitos. Perera estudiaba todos los días, sin exceso, pero con regularidad. Tello ha seguido la misma práctica: "Cada jornada, como mínimo, estaba dos horas estudiando o haciendo deberes, aunque no me los mandaran. Es mucho más eficiente que pegarte luego una paliza en vísperas de los exámenes". "Estos jóvenes tienen mucha capacidad de trabajo y no se creen más que los demás", recalca la madre de Tello, mientras que la de Perera añade que su hijo "ayudaba" a muchos compañeros que iban a casa a consultarle o resolverles las dudas.
Lo que está claro es que el verano de 2015 difícilmente pasará al olvido para los dos. A Tello le espera un viaje del que aún no conoce el destino. Mientras que Perera se irá unos días a la playa y luego a un campamento de matemáticos en San Petersburgo. Un verano de nota. Como ellos.
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