La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Quienes lo vivieron aseguran que parecía una película de guerra. Más de veinte personas de dos clanes de las Tres Mil Viviendas se enzarzaron la noche del viernes al sábado en un tiroteo en el que se llegaron a emplear armas de guerra. Pese a que los dos grupos pasaron casi veinte minutos disparando, ninguna persona resultó herida. Algunos de los vecinos tuvieron que refugiarse en los bloques que estaban más cerca ante el temor de resultar alcanzados por las balas.
Los hechos ocurrieron pasada la medianoche del sábado en la barriada de Las Vegas. Se enfrentaron dos clanes conocidos del barrio, uno de portugueses y otro relacionado con los Caracoleños. Todo surgió por una broma que un miembro de uno de los clanes gastó al otro y que éste no se tomó a bien, cuando precisamente se encontraban juntos esa noche. La broma derivó en una discusión que fue subiendo de tono hasta que uno de los integrantes de un clan sacó un arma de fuego y los otros respondieron. Llegaron a utilizarse fusiles de asalto y algunos de los contendientes llevaban cinturones cargados de balas.
Los vecinos llamaron al 091 para alertar de lo que estaba ocurriendo, pero sólo pudieron enviar un patrullero. Cuando llegó la Policía, la situación estaba en calma. Los agentes se marcharon y los dos grupos volvieron a enfrentarse. La noche del lunes hubo otro tiroteo similar, posiblemente relacionado con el primero, aunque de menor intensidad que éste.
El presidente de la asociación de vecinos Martínez Montañés, Rafael Pertegal, lamentó el clima de inseguridad que se vive en el barrio y explicó que lleva meses pidiendo una reunión con el comisario provincial de la Policía Nacional en Sevilla, Andrés Garrido, que hasta el momento no le ha recibido.
El histórico dirigente vecinal del barrio más deprimido de la ciudad criticó la escasez de policías y denunció que la noche en la que ocurrieron los hechos apenas había policías suficientes para garantizar la seguridad en la ciudad. “Este insuficiente número de agentes no sólo representa un peligro para los ciudadanos, sino también para los propios policías, que no pueden hacer frente a un episodio con gente armada con fusiles de asalto. Vino un patrullero y se marchó inmediatamente”.
Este tiroteo se conoce un día después de que la Policía Nacional informara de la desarticulación de un clan familiar dedicado a la extorsión para apropiarse de casas que utilizaban luego como puntos de venta de droga.
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