El tiroteo en el que murió una niña se cierra con 14 años de prisión y una indemnización de 400.000 euros
Los familiares de la víctima no acuden al juicio para evitar "altercados" y porque temen posibles "represalias" · Muchos testigos no pudieron ser localizados y han asegurado que tenían "miedo" a prestar declaración. La Fiscalía rebajó la petición inicial de condena de hasta 80 años tras reconocer los acusados los hechos.
Una condena de 14 años de prisión, otra de 11 años, ocho más de dos años, y una fuerte indemnización de 400.000 euros. Así se ha cerrado el caso del tiroteo que protagonizó el clan de los Perla el 21 de agosto de 2013 y en el que falleció la niña de seis años Encarnación Silva Salguero. El juicio comenzó este lunes en la Audiencia de Sevilla, donde diez de los 14 acusados han reconocido su participación en los hechos y otros cuatro lo han negado, lo que ha llevado a la Fiscalía a rebajar de manera importante las peticiones de condena para los procesados que incluso alcanzaban los 80 años de prisión.
Se trata de un acuerdo al que han llegado las partes, aunque formalmente el juicio se ha celebrado y no ha habido una conformidad con la acusación. Al final, la Fiscalía ha pedido sólo 14 años de cárcel para Antonio Girón Molina, el Coleta –que se enfrentaba a 80 años de prisión-; 11 años de prisión para su hijo, José Antonio Girón –que se enfrentaba a una pena de 78 años-, y la gran beneficiada es la matriarca, María del Carmen Barrera Hernández, la Perla, que ha visto cómo se ha reducido la petición de condena a sólo dos años de los 54 que se le solicitaba inicialmente.
A estos tres acusados se les acusaba inicialmente de diez delitos -uno de homicidio, siete intentos de homicidio, salud pública y tenencia ilícita de armas-, si bien todos los implicados han reconocido finalmente que la matriarca no participó en el tiroteo, sino que se quedó en el domicilio.
A otros ocho miembros del clan, a los que también se pedían condenas de hasta 48 años, se ha reducido la petición de condena también a dos años de prisión. Y a cuatro más se ha solicitado la absolución.
A pesar de la importante rebaja en las penas de prisión, el acuerdo incluye una fuerte indemnización de 400.000 euros para los padres de la menor fallecida, dinero que saldrá de los 510.439 euros que la Fiscalía consideraba que inicialmente procedían del tráfico de drogas y que ahora, en el nuevo escrito de conclusiones, la fiscal señala que es propiedad de los acusados “sin que conste su procedencia ilícita”.
El juicio se inició con un simulacro de interrogatorio, en el que la fiscal planteó varias preguntas a los 14 acusados, encaminadas al reconocimiento de los hechos y a que digan la procedencia del dinero, que todos han asegurado que proceden de los “ahorros” de la familia y han añadido que estaban dispuestos a destinarlo a la indemnización de la familia.
Antonio Girón, el Coleta, y su hijo José Antonio han admitido que la noche del 20 de agosto tuvieron una reunión en su casa en la que decidieron “vengarse” de Rafael G. J., apodado Faíto, quien según el Ministerio Público venía adquiriendo cocaína del clan de los Perla, a los que pagaba mensualmente hasta que “comenzó a retrasarse en los pagos, originándose una deuda a favor de los Perlas”.
Padre e hijo cogieron armas y se dirigieron al domicilio del hermano de Faíto, donde éste estaba refugiado con su familia, y abrieron fuego con intención de matarlo. Ambos añadieron que la matriarca del clan se había quedado en casa y no participó en el tiroteo, a pesar de que un testigo protegido que presenció el tiroteo ratificó en la fase de instrucción su declaración en la que situó a la matriarca del clan de la Perla, María del Carmen Barrera, en el escenario del crimen e incluso le atribuyó sin duda alguna su participación en el mismo. El testigo protegido asegura que cuando se produjo el tiroteo, vio a la Perla portando un arma pequeña, disparando al tiempo que gritaba: "Matad al Faíto, Chata sal, me cago en tus muertos. Yoni sal, maricona". Al testigo protegido le llamó especialmente la atención cómo disparaba la matriarca del clan, porque eran tantos los disparos que movía la mano de izquierda a derecha, alcanzando toda la fachada. En una de las ráfagas se le fue la mano hacia arriba, momento en el que, según este testimonio, se le acercó el hijo y le dijo: "Mamá ya está bien, que vas a matar a las personas de arriba".
Al inicio del juicio en la Sección Cuarta de la Audiencia de Sevilla no han asistido ninguno de los familiares de la menor que falleció en el tiroteo. Fuentes del caso han explicado a este periódico que los padres de la niña y otros familiares han preferido no acudir a la vista oral para evitar que se produjeran “altercados”, dado que temían posibles “represalias” del clan de los Perla.
De hecho, prosiguen estas fuentes, muchos testigos que debían comparecer en el juicio no han podido ser citados por el tribunal y algunas de estas personas han llegado a manifestar que “tienen miedo”, por lo que “prefieren perder la amistad con la familia de la fallecida que perder su vida”.Los hechos se remontan a las 00:00 horas del 21 de agosto de 2013, cuando los acusados se armaron fuertemente y se fueron a buscar a Faíto. El Coleta llevaba una pistola marca Glock modelo 17, su hijo una escopeta Fabarm.
Al llegar a la casa donde estaban refugiados Faíto y su familia, comenzaron a gritar: “Faíto, Faíto, sal, que vamos a matar”, dice el fiscal, que destaca que el Coleta realizó dos series de disparos al grito de “Faíto, sal aquí”. En total realizó once disparos a la ventana del bajo B –la familia de Faíto se ocultaba en el bajo A-, dos de los cuales penetraron en la vivienda y nueve más impactaron en la fachada.
Su hijo José Antonio realizó otros siete disparos con la escopeta, vaciando el cargador y la recámara, de los cuales dos penetraron en la vivienda donde residía la menor Encarnación Silva Salguero, con sus padres y sus dos hermanos. Uno de los disparos alcanzó a la niña, que estaba en el sofá, y nueve postas alcanzaron a su padre en el brazo “cuando intentaba poner a salvo a su hija” y otra posta, al antebrazo de la madre, que tenía a otro hijo en brazos.
Encarnación falleció pocos minutos después como consecuencia del disparo que le alcanzó la región torácica, que le ocasionó un shock hipovolémico secundario a herida perforante en cavidad torácica.
Tras el tiroteo, los acusados se subieron en los tres vehículos en los que habían llegado hasta este domicilio y se marcharon. Al conocer que la menor había fallecido decidieron, “para evitar represalias de la familia de la misma”, huir de Sevilla y se trasladaron hasta una finca de su propiedad en Hinojos, donde pasaron la noche, y después se ocultaron en un apartamento en la urbanización Miraflores Hill de Mijas (Málaga), donde fueron posteriormente localizados y detenidos sobre las once de la noche del 23 de agosto, tan sólo un día después del suceso.
En la finca de Hinojos, el Coleta dejó las tres réplicas de armas largas, la escopeta de cañones recortados y la escopeta Fabarm usada por su hijo.En la operación policial realizada en Mijas, la Policía intervino la pistola usada por el Coleta, dos cargadores de 17 cartuchos, un cargador de 30 cartuchos y 103 cartuchos semiblindados del calibre 9 milímetros, así como un trozo de hachís de 87,14 gramos, 17 fajos de billetes con los 510.439 euros, ocho kilos en joyas procedentes de la misma actividad, y una pistola marca Llama.
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