"A los tímidos y solitarios nunca nos falla saber cocinar y tocar la guitarra"
Los invisibles
Canta boleros, es pionero del periodismo gastronómico. Vino a Sevilla por desamor y se enamoró de la ciudad. Experto en 'vedettes' y en los partes médicos de Franco.
ES madrileño castizo, culé por vía materna, bético adoptivo desde que llegó a Sevilla. Jorge Prádanos (Madrid, 1953) fue compañero de pupitre de Vicente del Bosque y recogía en el despacho del ministro los partes médicos de Franco.
-¿Los árboles le dejan ver a Del Bosque?
-Tienen mucho que ver los árboles. Del Bosque llegó alto, desgarbado y poco hablador en cuarto de bachiller al colegio Chamartín, que estaba en un chalecito de dos plantas con dos naves adosadas. Allí venían alumnos rechazados de otros centros, repetidores.
-¿Jugaron al fútbol juntos?
-Íbamos a jugar a un sitio llamado el campo de la Sorda. A un lado estaba la casa de don Ramón Menéndez Pidal; al otro, una fábrica de chocolate, las chocolateras salían del trabajo a la hora del recreo y nos alegraban la vista. Y un campo de olivos que daba a la parte trasera del Bernabéu. A mí nunca me elegían y me subía a un árbol. Me sentaba en la parte cóncava de una ramita a ver el partido y a don Ramón paseando por su jardín. A veces me bajaba del árbol e iba a su casa a recoger el balón. Sólo me faltaba el plátano.
-Del Bosque tiene pinta de profesor. ¿Qué profesores tenían?
-La primera matrícula de honor, en Geografía, me la dio un poeta de Rota, premio Nacional de Literatura, Ángel García López. Teníamos un profesor de Francés que aquel curso del 68 nos traducía canciones de Jacques Brel y de Brassens. Y el profesor de Formación del Espíritu Nacional, don Arturo, nos llevaba a jugar al voleibol al patio de un psiquiátrico en la calle Macarena, cerca de donde vive Antonio Gala.
-¿Sigue yendo a Chamartín?
-Yo nací en la calle Ferraz. Lo que ahora es la sede del PSOE era una casa donde estaban de porteros los padres de Patxi Andión.
-¿Cómo empieza de periodista?
-Haciendo reportajes a las vedettes de las revistas: Addy Ventura, Esperanza Roy, Lina Morgan.
-¿Y en Radio Nacional?
-Estaba en el despacho de José de las Casas, director adjunto de Televisión Española. Yo subía al despacho del ministro de Información y Turismo a recoger los partes médicos de Franco. Se los dictaba a Sancho Rof, que escribía a máquina más rápido que sus secretarias. El 20-N, mi jefe me preguntó si tenía corbata negra. Fui al Palacio del Oriente con chófer en un Volkswagen escarabajo color salmón a entregar la programación de los días de luto oficial. Vi las colas. El general que me atendió me preguntó si quería ver al Caudillo. Yo no había visto un muerto en mi vida. Al salir, le dije a Palacios, el chófer, que parase en el primer bar para tomarme una copa de coñac.
-¿Por qué llega a Sevilla?
-Para poner tierra de por medio en una separación. No conocía a nadie, pero un día de julio, junto al Kiosko de las Flores, Paco Arcas me hizo trianero. Tuve ofertas de Barcelona y de la televisión gallega, pero me enamoré de Sevilla.
-¿Y la música?
-En el colegio de Del Bosque estaba Guzmán, de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, y dos miembros de la Romántica Banda Local. Hice la banda sonora de La noche de los sabios, en Canal Sur radio, y de La receta, en la televisión autonómica hasta que el director general dijo que la gastronomía no interesaba en televisión. Seis meses después empezó Arguiñano en la Primera.
-Es especialista en boleros...
-Estoy haciendo un disco con el pianista Miralles el tiempo que Serrat le deja libre. Están en la gira de Miguel Hernández. Yo empecé a cantar boleros para ligar. Hay dos cosas que a un tímido solitario nunca le fallan en el tránsito de la soledad, saber cocinar y tocar la guitarra. Serrat reconoce que empezó a cantar para ligar.
-¿Ser compañero de Del Bosque determinó su afición?
-Estaba predestinado a ser madridista, pero soy culé por mi madre, catalana aunque nació en Ciudadela. Yo me crié en un barrio del Madrid. Pirri y Zoco vivían en la calle Costa Rica, Amancio en la plaza de Berlín, Velázquez estaba siempre en la tienda de fotografías Márquez. Sólo fui dos veces al Bernabéu. Las dos a ver a la Real Sociedad. La primera, recién ascendido, perdió 10-1 con el Madrid. Me senté donde se ponían los marineros. La otra fue contra el Castilla. Michel metió un gol desde el centro del campo.
-Como gastrónomo, ¿con qué conquista a sus amistades?
-Empecé con el bacalao al pil-pil y me sale muy bien la carrillada al vino tinto. En el pregón de la Feria de la Tapa canté un bolero en el que repasaba la carta de tapas sevillanas. Le dediqué un bolero al libro de Garmendia La taberna del Traga que salió por Radio Nacional un día que Julio César Iglesias estaba haciendo el programa desde el Congreso de los Diputados.
-Música, gastronomía, libros. ¿Una faceta menos conocida?
-Le hice campañas de imagen a Enrique Tierno Galván, Antonio Garrigues Walker y Adolfo Suárez. Tierno venía a mi programa a hablar de música cuando era alcalde. Con Garrigues he tomado pollo con las manos en Mingo, una sidrería típica de Madrid. A Suárez le convencí de que jugara con los silencios.
-Como Jesús Quintero...
-Con Quintero y Carlos Herrera, soy de los pocos que hizo programas de radio nacionales desde Sevilla, Frenesí y La hora tonta.
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