El tiempo en Sevilla pasa del calor sofocante a la lluvia

Junio se ha convertido en un mes de contrastes y, como prueba, la predicción meteorológica a la que los sevillanos haremos frente esta semana. Mientras el inicio de semana ya se está viviendo con temperaturas de verano superiores a los 30 grados, el final de la misma estará, incluso, pasado por agua y con un notable descenso térmico, que bien hará recuperar esa chaquetilla que ya creían algunos olvidada. Y es que, el viernes la situación meteorológica cambiará radicalmente gracias a una DANA que podría traer un fin de semana de chubascos y tormentas, además de desplomar los termómetros.

Es la previsión que este martes ofrece la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para lo que resta se semana. El de hoy, será un día de inflexión y las temperaturas se mantendrán similares a las de este lunes, con máximas que rondarán los 35 grados y mínimas, por en torno a 20. Sin embargo, la escala del mercurio se empezará a notar desde este miércoles y alcanzará la sima el jueves, cuando se espera el valor más alto de la semana: 38 grados en la capital y zona de campiña. Las mínimas también ascienden.

A partir de aquí, la desescalada térmica arrancará el viernes cuando, además, los cielos se cubrirán de nubes de carácter más bajo por la llegada de una borrasca que se espera que deje un fin de semana de lluvias y chubascos tormentosos. Las temperaturas caerán entre el jueves 6 y el viernes 7 de junio casi diez grados y se situarán en 29 grados de máximas. Las mínimas, por su parte, se mantienen altas y seguirán instaladas en los 20 grados. El sábado se repite la jugada, pero los termómetros bajarán aún más. La Aemet prevé máximas de 27, que caerán a los 26 el domingo y el lunes de la próxima semana.

Pero hay más. La caída del mercurio vendrá acompañado de lluvia. La probabilidad de precipitaciones alcanza en estos momentos el 75% para el próximo sábado día 8 de junio. El domingo 9 baja al 40% y el lunes se apunta un 15% de posibilidades.

¿Qué es una DANA?

Una DANA es un fenómeno que ocurre cuando la corriente en chorro polar que se mueve de oeste a este sufre ondulaciones y curvaturas que aíslan una parte de esta circulación como si fuera una bolsita de aire más frío que el tiene a su alrededor, fuera de la propia circulación de la atmósfera.

Cuando esto sucede, se crea una gran diferencia de temperaturas en las diferentes capas atmosféricas, es decir, un gran gradiente térmico. Esto crea un perfil muy inestable en la atmósfera, en el cual las masas de aire ascienden con gran facilidad, se saturan de vapor de agua rápidamente y pueden dar lugar a fuertes tormentas con precipitaciones intensas.