El temor vacía el Tamarguillo

seguridad ciudadana | visita al parque alcosa tras el ataque a una mujer

La agresión sexual que se produjo el lunes en el parque cambia los hábitos de las corredoras

Los vecinos denuncian la falta de iluminación y el abandono del área donde sucedió la violación

La zona del parque del Tamarguillo en la que se produjo la agresión.
La zona del parque del Tamarguillo en la que se produjo la agresión. / Juan Carlos Vázquez
Trinidad Perdiguero

01 de septiembre 2017 - 09:44

"Yo corro a diario por el parque, el martes pasé por esa zona y vi un trozo grande acordonado. Después, me dijeron lo que había pasado y que era de la Policía. Ya he cambiado de ruta, por miedo. Ayer, salí a correr por la ciudad". Así explicaba este jueves Sonia, de 39 años, una de las deportistas habituales del Parque del Tamarguillo, la sensación que se ha extendido entre los usuarios de esta zona verde del Parque Alcosa, inaugurada en 2011, tras la agresión sexual que sufrió el lunes, sobre las nueve de la noche, otra corredora habitual, vecina de la zona.

Según ha denunciado la mujer, que tiene unos 45 años, fue abordada de forma violenta por la espalda por un hombre que la empujó primero y le propinó un puñetazo después hasta hacerla caer aturdida por un terraplén, intentando taparle la cara en todo momento para que no pudiera reconocerlo, mientras que consumaba la agresión. La Unidad de Familia y Atención a la Mujer de la Policía Nacional (UMEF) se ha hecho cargo de la investigación. Pero no hay detenidos por ahora. Con las noticias que han ido saliendo en prensa y se han difundido en redes, la preocupación aumenta mientras tanto.

La investigación apunta a que el agresor había observado antes los hábitos de la víctima

Los usuarios del parque consultados ayer coincidían en que no habían tenido constancia de sucesos similares, ni de "sustos" que apuntasen que algo así podía producirse, más allá de los actos vandálicos que entidades del barrio, como el Foro de Amigos del Parque del Tamarguillo o Movida Pro Parque, llevan tiempo denunciando, entre ellas la falta de iluminación, a la que apuntan como uno de los grandes problemas con la falta vigilancia. La zona verde -90 hectáreas- se llena a diario de corredores, mayores y niños. Con sus carencias, está llena de vida, insisten.

Sí coinciden en que el área en la que se ha producido la agresión es una de las más alejadas y menos visibles desde el resto del parque, ya cercana a la valla que la separa del aeropuerto, junto a una zona de eucaliptos. Es además la que está menos equipada, no hay bancos, ni zonas de juegos que atraigan a un espectro de población más amplio. Muy cerca se han producido varios incendios. También está peor iluminada si cabe. Aun así, no es extraño que los corredores y paseantes pasen por ese lugar, incluso a la hora en la que se produjeron los hechos, entre las 21:00 y las 21:30. Cuando empieza a anochecer, es cuando caen las temperaturas y las personas que trabajan tienen tiempo.

"No conocemos a la chica. Pero lo ocurrido sí que se ha comentado entre los monitores, el 90% de los cuales somos mujeres, y entre las usuarias del centro, muchas de las cuales vienen a la piscina después de correr. Ahora, a partir de las ocho y media o las nueve de la noche ya nadie quiere ir. El parque se vacía. Yo he dejado de ir y no quiero que vaya ni mi madre, ni mi hermana", corrobora en la piscina del centro deportivo Parque Alcosa Cristina, monitora y vecina del barrio, que confirma que "hay miedo". Sobre todo, recuerda, porque la forma de actuar del agresor podría apuntar a que no es la primera vez que ataca y que podría haber observado el hábito de la víctima de pasar por ese camino a la misma hora antes de abordarla. La investigación debe esclarecerlo. La Policía ha intentado hallar restos biológicos en la zona de la agresión. "Ha sido un palo brutal". "La gente se queja de que está oscuro, de que hay poca iluminación", corrobora su compañero, Alejandro, también monitor.

David Escobar atraviesa el parque en bicicleta a mediodía. Tiene trabajo cerca de su casa y es vecino del barrio. También sale a correr por las tardes: "No he escuchado nunca que hubiera problemas de seguridad. Sí ardió una zona cerca del aeropuerto este verano. En este parque entre las nueve y las diez hay miles de personas".

"No conocemos a la mujer, pero lo que se comenta es que la cogieron en un sitio poco concurrido y la estaban acechando. Este parque es muy tranquilo. Es una cosa puntual", confía José Antonio Núñez, responsable del populoso bar El Cateto, frente a una de las entradas, quien insiste en que el parque le ha dado vida a esta parte de Alcosa. "Todo eso estaba abandonado -señala los árboles que se alzan al otro lado de la avenida- y lo han puesto muy bien". También apunta que se ve pasar a vigilantes privados y a la Policía. Carmen Hinojo, una veterana de Alcosa, que luchó por la apertura del parque y ahora camina por él a diario con cuatro compañeras a primera hora de la mañana, no está de acuerdo con que haya vigilancia. No la hay -dice- desde hace casi un año o más. Sólo están los trabajadores del parque, en sus quehaceres, pero ningún vigilante dando vueltas. En su caso, no ha cambiado sus hábitos tras lo sucedido -también pasa a diario por la zona acordonada por la Policía-, pero porque lo hace acompañada. Sería distinto si fuera sola, como le consta que han hecho otras mujeres.

Javi Menchón, del Foro de Amigos del Parque del Tamarguillo, insiste en que más allá de un suceso que es difícil de prever, de cualquier forma, desde la entidad habían advertido de que la mala iluminación podría dar pie a este tipo de cosas. "Sólo las dos calles del centro y la paralela a la carretera están medianamente iluminadas". En invierno, se queda a oscuras desde primeras horas de la tarde. "Vivo al lado, pero en verano para hacer un pícnic, me tengo que ir al parque del Alamillo". Menchón apunta que, cuando en septiembre retomen las reuniones, algo quieren plantear para insistir en que el parque se ilumine adecuadamente y mejore la seguridad.

Con Pepe Vázquez, de la Asociación Movida Pro Parque, apunta también a que esta zona en la que se han producido los hechos es la más abandonada. Nunca ha estado equipada, pese a que en el parque se invirtieron más de 12 millones de euros. Es la que iba a quedar al otro lado de la carretera en caso de que la SE-35 se hubiera abierto paso. "Hay un coche de vigilancia, pero el parque es grande y largo y es fácil darle la vuelta al guarda", dice Vázquez, que también recuerda que está peor vigilado desde que su asociación abandonó la sede que tenían en el cortijo de San Ildefonso. Desde que se fueron, ha ardido varias veces y ha sido vandalizado.

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