La teleoperadora sevillana con Covid persistente que pide una incapacidad absoluta: "De cinco días de la semana, cuatro tengo médico"
Nuria Hernández lleva cinco años conviviendo con esta enfermedad que ha limitado por completo su vida
La Seguridad Social ya le reconoció una Incapacidad Permanente Total, pero ahora su patología se ha agravado

El 26 de marzo está marcado de negro en el calendario de la sevillana Nuria Hernández. Ese día del año 2020 empezó con un test positivo en Covid una pesadilla que hoy cumple cinco años. Los mismos que lleva conviviendo con esta patología, una dolencia que se ha convertido en su peor enemiga con apenas 48 años.
Sufre Covid persistente y eso limita por completo su día a día, ya que "nunca" sabe cómo se va a levantar ni qué síntomas van a mermar todavía más si cabe su estado de salud. Si no le duelen las piernas, le duele la cabeza, tiene diarrea, taquicardias o un cansancio "horrible" que le lleva a tener que pasarse toda la jornada tumbada. Es por ello que no puede ni siquiera llevar a cabo una simple rutina como la llevaría una persona normal y corriente.
Aparte de Covid persistente, está además diagnosticada de fatiga crónica, insomnio mal controlado, taquicardia sinusal, disautonomía, capsulitis en los hombros, artrosis en las rodillas, síndrome del ojo seco, intestino irritable, cefaleas intensas, sugerencia de fibromialgia... y, lo último, asma. Un malestar generado por dichas enfermedades que se ha convertido en un problema para emplearse y es por ello que la Incapacidad Permanente Total (IPT) reconocida en febrero de 2022 se le ha quedado "corta" por lo que, imposibilitada para desempeñar cualquier actividad laboral, Nuria se ha lanzado ahora a la solicitud de una Incapacidad Permanente Absoluta (IPA) de la mano del abogado laboralista Álvaro Jiménez Bidón, del bufete Jiménez Bidón Abogados, que colabora con la asociación Long Covid Andalucía, que agrupa a los andaluces aquejados de esta enfermedad.
"Agoté el año de baja de incapacidad temporal y al año e Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) me prorrogó seis meses más. Año y medio después me citaron para una inspección en el INSS y se me concedió lo que se llama la demora de calificación, que es un último periodo de seis meses. Ya un mes antes de hacer los dos años me volvieron a citar en la inspección y me concedieron una incapacidad permanente total. Es decir, se me reconoce una incapacidad para ejercer las funciones de teleoperadora y supervisora Call Center que ejercía hasta entonces, pero en teoría puedo trabajar en otras cosas", reconoce Nuria.
No obstante, su patología se ha agravado y se encuentra imposibilitada para desempeñar cualquier actividad laboral, "por muy sencilla y liviana que sea", asegura su abogado. "En el último año y medio, viendo que la situación no iba mejor, sino que iba igual o peor, he intentado buscar algo que pueda ser compatible con la incapacidad que tengo. Lo que pasa que es una contradicción porque quieres, pero la realidad es que hay días en los que no te puedes levantar de la cama, con lo cual no puedes estar todo el día faltando un trabajo", añade la enferma, que asegura que lo ha intentado todo. "He estado en relación con la Fundación ONCE y la situación es muy complicada". Las patologías derivadas del Covid persistente han tenido una repercusión severa en su salud, afectándole tanto a nivel cognitivo como mental.
Todo este calvario comenzó para Nuria hace cinco años. Se contagió en los primeros compases de la pandemia, cuando la enfermedad era una incógnita que de pronto confinó a todo el país. Una fecha que queda lejos, aunque no para ella. Ejercía supervisora en un servicio de Call Center, un trabajo que ya nunca ha podido recuperar. "Es lo que gustaría, poder volver a tener el puesto que tenía o, al menos, poder trabajar en algo", desea. Cobra el 55 % de mi basa reguladora y, sólo en el último mes, ha gastado más de 180 euros en farmacias. Su salud, lejos de ir hacia adelante, no ha hecho más que empeorar. "Hay semanas que, de cinco días que tiene la semana, cuatro tengo médicos", afirma rotunda. "Mi cuerpo no fabrica energía. Me levanto de la cama, no he consumido nada, y ya estoy agotada", remarca.
Nuria Hernández cuenta con el apoyo incondicional del colectivo Long Covid Andalucía. La entidad sin ánimo de lucro sigue centrando sus esfuerzos en visibilizar y denunciar la situación en la que se encuentran tras estos cinco años miles de sevillanos, aunque no llegan a 200 las personas que están registrados en la asociación. "Pelear individualmente es muy complicado. Es muy importante el estar acompañado e informad. Es necesario asociarse y tener voz a través de la asociación para ir dando pasos, que se están dando", defiende. Cualquier persona con secuelas prolongadas del Covid-19 que no forme todavía parte de la asociación puede ponerse en contacto con el colectivo a través del siguiente correo electrónico: covidpersistenteandalucia@gmail.com.
"El mes de marzo a mí me remueve todo. El resto del año es verdad que somos un poco más invisibles, pero ahora, coincidiendo con el aniversario del estallido de la pandemia, me afecta muchísimo emocionalmente. Soy incapaz de ver en el telediario noticias que recuerden a aquella época", sentencia la sevillana.
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