Taxistas de nueva generación
Tres personas que acaban de adquirir licencias del taxi en Sevilla defienden su elevada inversión en un sector al que ven con gran futuro gracias al turismo
Dos de ellos proceden de las VTC, que empieza a ser una fuente de personal para el taxi
Coinciden en que es necesario redistribuir los servicios para no dejar la ciudad sin taxis en algunos momentos
Carmen Salgado estaba trabajando en Mallorca cuando le surgió la opción de trabajar en el taxi en Sevilla. "Es una profesión que me ha llamado la atención desde pequeña. Una monitora mía de los Scouts era taxista y la veía siempre como una mujer con poderío. Luego conocí a una amiga taxista que me contó muchas anécdotas y supe que eso era a lo que me quería dedicar". Lo dejó todo, cogió el primer vuelo a la capital andaluza e hizo el examen que le permitiría trabajar como asalariada en el taxi. Lo aprobó y comenzó a trabajar apenas un mes antes de la pandemia.
"Entré con muy buena acogida. En menos de una semana me habían llamado cinco o seis personas para trabajar como asalariada". Hoy, tres años después de sus inicios como taxista, es una de las últimas personas que han adquirido una licencia de taxi en Sevilla. Se embarca en esta aventura tras gastarse aproximadamente unos 100.000 euros entre la licencia, el vehículo y una serie de trámites e impuestos necesarios. Esta semana relató su experiencia a este periódico, junto con otros dos compañeros que acaban de hacer la misma inversión, Rómulo Díaz y Javier Pérez-Aranda.
Ambos proceden del mundo de las VTC. Eran conductores que trabajaron para las empresas que prestan el servicio a Uber y Cabify. Y acabaron quemados con la forma de trabajar de este sector. Díaz comenzó a trabajar en Mérida como taxista y luego se mudó a Sevilla, donde se inició en las VTC pero tenía claro que, en cuanto pudiera, se pasaría al taxi. "El sistema de trabajo de las VTC es muy esclavo. Bueno, decir esclavo es poco. Pueden llegar al punto de decirte que te quedes en el coche metido hasta que factures lo que tengas que facturar o te vas a la calle. Eso genera mucho cansancio".
"Te vas a tomar café y te llaman. Le tienen puesto geolocalizador tanto al coche como al móvil. Estás en todo momento controlado. Prefiero trabajar en el taxi incluso como asalariado, no trabajar para una empresa sino para una persona. En Sevilla todos los taxis son autónomos, trabajas para una persona a la que pones cara y sentimientos. Cualquier problema se habla de tú a tú", añade este taxista.
Pérez-Aranda corrobora las palabras de su compañero y añade que esa distancia con la empresa para la que trabajaba le disgustaba. "Si alguien trabaja para una compañía grande y tiene un problema, va al despacho del jefe y lo habla. En este caso no, pues la oficina no siempre estaba en Sevilla. Hay mucha distancia".
En los últimos tiempos, el taxi parece haber encontrado en los conductores que proceden de las VTC una fuente de personal. "Hay seis o siete conductores de VTC que nos hemos pasado al taxi. Que sepamos, claro, pues hay gente que no lo dice. Si nosotros los conocemos, tratamos de ayudarlos, saber si le hace falta algo o si hay algún problema. Nos protegemos entre nosotros".
Incluso tratan de captar a nuevos profesionales entre los conductores de las VTC. "Yo trato de informarles, de decirles cuándo habrá exámenes para el taxi. Intentamos venderles lo mejor posible lo que es el taxi. Van a estar mucho mejor aquí que en las VTC. Muchos de ellos acuden a nosotros porque quieren cambiar, se sienten muy explotados".
Los tres se han embarcado en inversiones elevadas porque creen que el sector del taxi tiene un gran futuro en Sevilla. La ciudad cada vez vive más del turismo, se construyen nuevos hoteles, se amplían las infraestructuras, surgen nuevas conexiones aéreas... La licencia vale 70.000 euros, a los que hay que añadir el valor del coche y una serie de trámites e impuestos necesarios para empezar a funcionar.
"Son aproximadamente unos 100.000 euros. Es como una hipoteca, como comprar una casa. El mundo del taxi se nutre de los asalariados que damos el paso para comprar. Te embarcas en eso sabiendo que vas a tener trabajo, que no vas a pasar hambre. No te vas a hacer millonario, pero te da para pagar tus facturas, comer todos los días y de vez en cuando tomarte un refresquito por ahí", apunta Rómulo Díaz.
"Te da una estabilidad que otro tipo de negocios no los da", añade su compañero. Estos tres taxistas de nueva generación no entienden por qué el Ayuntamiento pretende sobre todo rescatar licencias, para ir quitando taxis de las calles, como también promulgan varias asociaciones del sector. Elite Taxi, la entidad a la que pertenecen estos tres conductores, se opone a esta forma de proceder. "No podemos dar una imagen de un sector en ruinas, porque no lo está. Nadie se mete en inversiones de 100.000 euros si no pudieran vivir de esto", apunta el presidente de Elite Taxi Sevilla, Rafael Baena.
"En Sevilla los meses de enero y febrero eran tradicionalmente muy malos, como también lo era el verano. Sin embargo, este año hemos tenido un enero y febrero bastante buenos, y los últimos veranos también lo han sido. Hay cada vez más demanda", afima el representante del sector. Sí es necesario quizás una reorganización del servicio para que se pueda cubrir con más garantías todas las franjas horarias.
"Uno de los problemas habituales en Sevilla es la falta de asalariados y la complejidad para contratarlos. Ahí radica uno de los problemas principales del sector, además de las dificultades de los bancos para dar créditos. Es muy complicado que te den crédito. Hay que empezar a ahorrar y pedir un crédito menor o ser muy pesado y que algún banco ceda, diciendo que llevas dos años trabajando en el taxi y vivendo de esto", explica Carmen Salgado.
La mujer detalla que una buena parte de los taxistas sevillanos son personas de más de 55 años, que quieren trabajar de día porque las noches pesan demasiado a medida que se van cumpliendo años. "Sobre todo los fines de semana, entran a las seis de la mañana y a las dos de la tarde se van para casa, es normal que lo hagan. Pero esa es la hora a la que empieza la alta demanda. Si pudieran dejar el taxi a un asalariado para que pudiera continuar el servicio, todo sería más fácil".
Los asalariados sólo se permiten durante una serie de meses. El año pasado se consiguió que se abriese la bolsa de trabajo para la Semana Santa y la Feria, dada la alta demanda. "Tras eso, se logró en septiembre que se abriera bolsa de 120 asalariados, a unos 20 por cada letra de descanso. Hasta el mes pasado no se ha llevado a cabo el procedimiento. Hablamos de seis meses de retraso de un procedimiento para la mejora del taxi", se queja Salgado.
A esto se une que el sistema de selección es cuanto menos cuestionable. Los familiares de los taxistas suman muchos puntos, pero no siempre quieren trabajar en el sector. "Muchos hijos no quieren porque saben que se echan muchas horas, que los taxistas ven poco a sus hijos, no hay descansos los fines de semana y llega una Semana Santa y no estás con tu familia".
Otro problema añadido es la falta de personal del Instituto del Taxi. "Cuatro personas querían comprar licencia y se fueron aburridos porque nadie los atendía. Hay gente que quiere comprar licencias pero no tienen la atención necesaria por la institución que las regula, ni tampoco el banco les presta el dinero". Los tres coinciden que no sobran taxis. "Es un buen trabajo y un negocio rentable, pero no estamos bien gestionados".
Se avecina el periodo más fructífero del año. Dicen que la Feria es mucho mejor para ellos que la Semana Santa. "En Semana Santa está todo cortado, es más difícil moverse y a veces el cliente quiere que lo lleves hasta donde está el paso". En la Feria es distinto. "Es una semana sagrada para el taxista. Todo el tiempo de un sitio a otro. El 98% de las carreras van a la Feria. Hay mucho tráfico de día pero de noche está muy tranquilo. Yo prefiero trabajar de noche, pues te quitas la salida de caballos, todo el tráfico de la gente que quieren salir de la feria para ir a casa, circulas más y eso para el taxista es muy bueno. El atasco genera mucho estrés y luego cuesta rebajarlo", sostiene Pérez-Aranda.
"Por contrapartida de lo que piensa mucha gente, nosotros queremos terminar cuanto antes con el cliente. Nuestra ganancia está en el volumen. Quiero soltarlo para coger otro. Y que se vaya contento para que mañana repita", apunta Díaz.
Una vez examinados los problemas, hacen lo propio con las amenazas. Una de ellas es la de los taxis piratas. "Los hay en la Feria, sobre todo en la contraportada, donde se cuelan diciendo que van a recoger a un familiar. Pero los hay también todo el año, lo sabemos y conocemos los coches. Los hemos visto acordando precios por teléfono. Hay personas que han venido a preguntarnos cuánto les cobramos y nos dicen que los piratas les cobran menos". A pesar de ello, es complicado denunciar estas prácticas porque hay que sorprenderlos in fraganti.
Pero la principal amenaza es la de las VTC, contra las que consideran que no pueden competir en igualdad de condiciones. "Las VTC tienen cierta libertad a la hora de poder operar en la comunidad autónoma y en el ámbito nacional, en un porcentaje que muchas veces superan. El taxi sólo puede actuar en su ciudad. Yo no puedo ir a la feria de Jerez a trabajar. La VTC sí podría, mediante servicio concertado".
En las fiestas de primavera, por ejemplo, aumenta el número de VTC porque traen vehículos de fuera. "Eso el taxi lo nota. No hay una igualdad de condiciones. En Semana Santa y Feria se triplica el número de VTC. Va a haber más VTC que taxis, y te los ves con pegatinas de Madrid o de Barcelona. No es un sistema justo. Para nosotros eso es intrusismo".
Los profesionales piden simplemente que se aplique la ley actual, pues están hartos de ver a las VTC circulando vacías por el centro, algo que en teoría no pueden hacer porque no pueden acercarse sin servicios precontratados a una determinada distnacia de diferentes instalaciones clave, como estaciones y hoteles. Pero en la práctica eso no lo controla nadie. "En cuatro años y medio he visto a dos VTC parados por la Policía".
El presidente de Elite interviene en este momento para criticar la "complicidad" de la administración. "Son dos modelos de negocio totalmente distintos, pues las VTC no pueden circular ni estacionar en la calle sin servicios precontratados. Si lo hacen, están ejerciendo de taxis. Pervierten totalmente la norma".
Cuando se les pregunta por la ventaja de las VTC de trabajar con precios cerrados, ellos consideran que no es tal. Explican que a veces se recalcula y, sobre todo, defienden que son sus precios los que son cerrados. "Sabemos cuánto cuesta el kilómetro recorrido y el minuto de espera, nuestras tarifas las ha fijado la administración. Si yo llevo a una persona varios días a su casa por el mismo recorrido y a la misma hora, pagará siempre lo mismo, euro arriba, euro abajo. Eso sí es precio cerrado, no uno que puede subir por la alta demanda. El 1 de enero, por ejemplo, un servicio desde el Antique hasta Dos Hermanas costaba 98 euros. En el taxi no llega a 30".
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Dewar's