Los taxistas del aeropuerto no son suficientes para tantos viajeros

Las largas colas de pasajeros esperando un taxi son las imágenes habituales de la parada de taxis de la terminal de llegadas

El monopolio que ejerce un grupo de taxistas impide al resto de profesionales trabajar en el aeródromo y ampliar el servicio

Colas de clientes en la parada de taxis del aeropuerto de Sevilla / M. G.

Los taxistas del aeropuerto de San Pablo son ya incapaces de absorber la demanda de viajeros. El aeródromo no para de crecer en número de usuarios, batiendo todos los récords posibles mes tras mes, mientras que el número de taxistas que presta servicio en el aeropuerto sigue siendo el mismo de siempre. El Ayuntamiento de Sevilla sigue sin poner remedio a un problema endémico del sector, como es el de la parada del aeropuerto. Sobre ella existe un monopolio impuesto de facto por un grupo de taxistas, afiliados todos a la Asociación Hispalense Solidaridad del Taxi. Son aproximadamente unos 215 profesionales los que pertenecen a esta entidad, por lo que, restando a los que están de descanso, a diario trabajan en el aeropuerto entre 140 y 160 taxistas.

Este número es absolutamente insuficiente para poder dar un servicio de calidad. Hay que tener en cuenta que el aeropuerto de San Pablo sigue sin contar con una conexión ferroviaria con la ciudad, con lo cual sólo se puede llegar a él por carretera, bien en taxi, en el autobús público de Tussam o en vehículo privado. En las últimas semanas es habitual ver largas colas de viajeros en la parada, en la que rara vez hay taxis porque están todos ocupados. Estos picos de demandas son cada vez más frecuentes en el aeropuerto. No es el único sitio de la ciudad en la que se dan estas situaciones, pues hay momentos puntuales en otros lugares en los que no hay taxis suficientes, pero ninguna de esas situaciones es achacable a la situación especial de monopolio impuesta en el aeropuerto.

Esta misma semana se conoció que el pasado mes de octubre fue el mejor de la historia de San Pablo, con récords tanto de pasajeros como de operaciones. Fueron 839.011 viajeros, lo que supuso un 8,8% más que el mismo mes del año pasado, con una media de 27.063 usuarios al día. El año pasado fue también el de mayor actividad en la historia de la terminal, que superó por vez primera los ocho millones de pasajeros, creciendo un 19,1% en relación con el año anterior. Sin embargo, el número de taxistas que prestan servicio en la terminal sigue siendo parecido al de hace veinte años, cuando las cifras de viajeros oscilaban entre los dos y tres millones anuales.

Por ello, es habitual que los viajeros se pasen más de cuarenta minutos en la cola esperando que regresen los taxis para volver a ocupar. Algunos de los taxistas de Sevilla que no pertenecen a la asociación mayoritaria en el aeropuerto se atreven a acudir a la terminal a recoger viajeros cuando no están sus compañeros esperando. Esto ha provocado ya ciertas tensiones, como las recogidas en un artículo publicado hace unos días por este periódico. En un vídeo que acompañaba dicha información, podía verse una fuerte discusión entre los taxistas del aeropuerto y algunos compañeros suyos que no son de la citada asociación. "Si no ocupáis vosotros, voy a ocupar yo", advertía uno de los primeros a los del aeropuerto, que le respondían "inténtalo" en tono desafiante.

La parada del aeropuerto es sin duda la más rentable de todas las que hay en la ciudad, pues está vigente en ella una tarifa única para todos los desplazamientos que vayan desde la terminal hasta cualquier punto del término municipal de Sevilla, independientemente de la distancia que se recorra. A día de hoy, esa tarifa es de 24,98 euros los días laborables y de 27,84 euros las noches, fines de semana y festivos. Los precios subirán el año que viene en torno al 3%.

Fuentes del sector explicaron que los taxistas que osan romper este monopolio impuesto desde hace más de dos décadas se arriesgan a sufrir represalias por parte de sus compañeros. Históricamente se han dado numerosos incidentes, amenazas, coacciones y sabotajes no sólo en el aeropuerto, sino también en los domicilios particulares de los taxistas. Pinchazos de neumáticos, lanzamiento de huevos, rotura de cristales, sellado de tubo de escape con espuma o destrozos en la carrocería utilizando ácido son algunas de las acciones sucedidas tiempo atrás. Algunas de ellas, junto con otros ataques a los vehículos de transporte concertado (VTC), motivaron la instrucción de una macrocausa conocida como la mafia del taxi, en la que fueron detenidos e investigados una treintena de taxistas del aeropuerto. Casi toda esta investigación, iniciada en el año 2017, se archivó al prescribir porque se superaron los plazos legales de la instrucción.

El conflicto del taxi del aeropuerto es ya endémico en Sevilla. Lleva enquistado más de veinte años y fue considerado en 2011 por el ex Defensor del Ciudadano José Barranca como uno de los principales problemas de la ciudad. La solución, según opinan las fuentes del sector consultadas por este periódico, vendría con el establecimiento de un turno rotatorio de taxistas en el que todos los profesionales de la ciudad irían rotando en función de un calendario previamente establecido. Es así como funciona, por ejemplo, el aeropuerto de Málaga, en el que no hay ningún tipo de conflicto.

Esta medida es la que anhelan la mayoría de taxistas de Sevilla, que así lo votaron incluso en un referéndum celebrado a principios de este siglo. El Ayuntamiento, entonces gobernado por Alfredo Sánchez Monteseirín y con Blas Ballesteros de concejal de Tráfico, dio el paso para implantar sistema tras una serie de incidentes. Sin embargo, la iniciativa fracasó ante las fuertes presiones de un grupo de taxistas, que llegaron incluso a hostigar al edil en su propio domicilio. Temiendo un boicot de la campaña electoral de las municipales de 2003, Monteseirín dio marcha atrás y terminó cediendo.

Desde entonces ningún gobierno municipal ha tenido la valentía necesaria para resolver el problema del taxi en el aeropuerto. Ninguno de los alcaldes (Monteseirín, Zoido, Espadas y Muñoz) hicieron nada por cambiar esta situación, siempre ante el temor a enfrentarse una huelga o boicot de parte del sector en fechas clave para una ciudad que vive del turismo, como son la Semana Santa, la Feria o las Navidades. Famosa es la frase del que fuera líder de los taxistas del aeropuerto, Enrique Filgueras, que en una asamblea celebrada en febrero de 2017 dijo lo siguiente: "con 2.000 tíos aquí, el Gran Poder también se sujeta". Luego tuvo que pedir disculpas, pero la amenaza ahí quedó.

La jubilación de Filgueras abrió una crisis interna en la asociación, en la que incluso hubo unas elecciones en el año 2022, que ganó Antonio Velarde, actual presidente de Solidaridad del Taxi. Fue una de las personas investigadas en la macrocausa y también se le pudo ver participando en una de las acciones contra un taxista en la terminal de San Pablo, al que varios conductores del aeropuerto rodearon para llamarle comisionista (le acusaban de cobrar comisiones de hoteles), todo con el cliente dentro ya subido en el vehículo.

Desde entonces, las autoridades se han limitado a hacer algún cambio en la unidad de la Policía Local que trabaja en el aeropuerto, y poco más. Tampoco el ejecutivo de José Luis Sanz parece especialmente interesado en resolver este conflicto, a juzgar por la respuesta, un tanto ambigua, ofrecida por el Ayuntamiento de Sevilla a la pregunta de este periódico sobre si va a implantar el turno rotatorio en la parada del aeropuerto. "Estamos trabajando con los taxistas para mejorar el servicio. Somos conscientes de la situación del sector en el aeropuerto, y se está hablando con ellos para mejorar el servicio. De momento se están estudiando todas las posibilidades. No hay nada definido hasta que se valore de la mano de los taxistas", aseguraron fuentes municipales.

El Ayuntamiento sí es consciente de las necesidades de transporte de personas desde el aeropuerto de San Pablo hasta la ciudad, pues el propio aeropuerto le facilita información cuando se espera un flujo importante de personas para que se refuerce la línea especial de Tussam y para que se establezcan controles de la Policía Local en los accesos, para evitar que vehículos no autorizados colapsen la entrada a las instalaciones. Evidentemente, el Consistorio también podría reforzar en esos momentos el servicio de taxi, pero esto choca con los intereses del grupo que ostenta el control de la parada.

La medida del turno rotatorio contaría no sólo con el respaldo mayoritario del sector, sino también con el de los tribunales. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía consideró que este sistema respondía a "criterios de necesidad y adecuación al fin perseguido", que no era otro que "mejorar la calidad del servicio en beneficio de los usuarios, estableciendo un sistema más justo por equitativo respecto de los profesionales". Según la sentencia del Alto Tribunal andaluz, del año 2002, el turno rotatorio también servía para un mejor control y organización del servicio. Los jueces negaran que fuera ésta una "medida desproporcionada, puesto que si se parte de que existía un conflicto por la deficiente organización de las paradas de taxis en el aeropuerto, lo propio es adoptar aquellas medidas que el ente competente entiende adecuadas para solucionar el conflicto". Veintidós años después de aquella resolución, la situación no ha cambiado en el aeropuerto de San Pablo, que en este tiempo sólo vio reducida su actividad por la pandemia.

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