El tatuaje de Pilar Rubio y los allegados
Rioja y Oro
Tamara Falcó se salta el cierre perimetral cuando el BOE la declara nueva marquesa de Griñón
Los Alba se reconcilian y habrá más comensales esta Navidad en Liria
"Mira mi pecho tatuado...". Retomamos la sección donde la habíamos dejado. Copleando. Aquella célebre composición se la ha tomado al pie de la letra -nunca mejor dicho- Pilar Rubio, quien comparte afición con su marido en esto de cubrirse la piel de tinta. La presentadora de televisión ha estampado en el brazo el nombre de su cuarto hijo, Máximo Alejandro, que dicho así suena a emperador romano, de esos que se ceñían la frente con laurel y disfrutaban con los espectáculos circenses donde los esclavos combatían con las fieras (lo mismo que ahora, salvo que en tele y política).
Uno escucha ese nombre y resucita en la memoria imágenes de aquellas películas épicas que antaño solían acompañar las sobremesas de los Viernes Santos. Mucho antes de que llegaran las plataformas digitales donde usted puede empacharse de series a su gusto en las largas horas del toque de queda.
Retomemos. Para este nuevo tatuaje, la mujer de Sergio Ramos -una pareja que protagonizó la última boda mediática en Sevilla- ha decidido usar una tipografía denominada Iron Maiden, sí, el nombre de la banda británica de la que Rubio es fiel seguidora y que ha creado un estilo personalísimo hasta el punto de tener letra propia. Este matrimonio es altamente aficionado al tattoo (anglicismo horrible donde los haya), especialmente el oriundo de Camas, al que le van quedando pocos centímetros de piel para grabarse un nuevo diseño. Una tendencia, por otra parte, muy habitual entre sus compañeros de profesión, ya saben, esos profesionales de la pelota convertidos en influencers de la moda (aunque un servidor nunca se la pondría, todo deba decirse) mucho antes de que este término se acuñara en las redes sociales.
Y es que la vida de un influencer, pese a que parezca lo contrario, está repleta de tensiones y contratiempos. Como le ha ocurrido a Tamara Falcó, la joven de los besos castos, a la que han sorprendido en Ronda en pleno cierre perimetral. La hija de Isabel Preysler tiene justificación. Bula laboral. Durante la polémica escapada en el puente de la Inmaculada subió fotos a su perfil de Instagram de la finca La Organic, a escasos kilómetros de la ciudad malagueña, donde se la pudo ver acompañada de Íñigo Onieva, su novio desde hace varios meses y del que dimos cumplida cuenta la semana pasada en esta sección.
La nueva marquesa, en Ronda
Pues resulta que la nueva marquesa de Griñón -cuyo título se acaba de hacer oficial en el BOE- se saltó el perímetro para dar a conocer las bondades de esta finca donde se promueve el aceite de oliva orgánico, que ya sabemos que Tamara es una experta en la cocina y a la hora de yantar no se anda con chiquitas. Todo saludable. Orgánico. Y ecológico. No faltaba más. La trinidad medioambiental.
Lo cierto es que las fotos de la pareja por estos parajes andaluces han levantado bastante crítica en una España condenada a moverse lo mínimo. Aquí llueve sobre mojado. Y no hablamos de meteorología (que últimamente nos obliga al uso continuado del paraguas), sino a que ya es la segunda vez que a la nueva aristócrata la pillan saltándose las restricciones de movilidad. Hace unas semanas le ocurrió lo mismo cuando se fue a cenar a la Moraleja, la lujosa urbanización madrileña donde los famosos se multiplican como las setas en días de precipitaciones (seguimos con el tiempo) y que ha estado cerrada perimetralmente por el elevado número de contagios allí detectados (el Covid no entiende de clases sociales, que diría un asiduo al tópico).
Tamara, en su cándida inocencia (ella es así, no hay trampa ni cartón), pide perdón y dice no enterarse nunca bien de qué zona está abierta y cuál no. Pues como toda España, que se debate estos días sobre si sentar en la mesa de Nochebuena a un allegado o no. ¿Y qué es un allegado? Eso dependerá de la familia en la que lo pregunte. Porque si lo hace en Cantora, está claro que en las Pascuas van a establecer un perímetro muy férreo, de esos que resultan infranqueables, porque no está la cosa allí como para invitar a turrón y polvorones a quienes han ido publicando secretos inconfesables de habitaciones prohibidas. A este paso, el pavo se lo comen solos Maribel (para los amigos) y tito Agustín. Sin riesgo alguno de contagio. El ministro Illa se lo premie.
La reconciliación de los Alba
En la familia Alba, por contra, puede que en estas fiestas de restricciones se amplíe el número de comensales. Cayetano Martínez de Irujo ha desvelado que ha hecho las paces con su hermano mayor, "el duque", como así lo llaman los descendientes de Cayetana. La relación con Carlos Fitz-James Stuart se enfrió cuando años atrás se negó a que la ex de su hermano, Genoveva Casanova, acudiera a una de las reuniones familiares.
El primogénito de Cayetana ha dejado claro que su forma de gobernar el ducado es distinta a la de su madre, cuya personalidad estaba por encima de cualquier título nobiliario. El actual duque de Alba pretende que esta institución vuelva a regirse por las normas propias de una saga aristocrática, donde sólo son allegados los que aún comparten mantel y sábana con quienes la integran. Y quien se fue de Liria, perdió su silla. Tradiciones que su progenitora (que siempre se llevó la mar de bien con las ex de sus hijos) las empleaba para hacer de su capa un sayo. Cuestión de carácter. Y personalidad.
Hablando de Navidad y alcurnia, si usted aún no ha decidido qué regalar de aquí a Reyes, el sucesor al trono de Inglaterra le pone la solución en bandeja: una bufanda diseñada por él mismo con lana biodegradable (seguimos con la ecología santa). La prenda la estampan los típicos cuadros y rayas, en tonos grises y marrones, que el príncipe Carlos suele lucir en sus trajes. Debe abrigar bastante, pues por lo que se ha de pagar por ella -195 euros- el bolsillo, al menos, se lo va a dejar tiritando. Eso sí, contribuirá a los fines de esta causa benéfica que ha emprendido el hijo de Isabel II, cuyo interés mediático ha vuelto a resurgir con la polémica cuarta temporada de The Crown, que aborda su fatídico matrimonio con Diana. Así que ya saben, no sean tacaños. Algún allegado se lo agradecerá.
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