De tapas con Murillo
Gastronomía
El pintor sevillano recibe en su 400 aniversario un homenaje que recuerda los platos de su época
El arte y la gastronomía se dan la mano gracias a Murillo, que ha inspirado un menú degustación elaborado por El Cairo y el Asador Salas. Tras un estudio en profundidad de la alimentación de la época, ambas entidades han querido llevar a otro nivel los productos elegidos y cocinarlos con los métodos del siglo XXI y apto para los paladares más exigentes. En él se emplean los mismos productos que se usaban en la cocina en el Siglo de Oro con una libre interpretación.
Con este menú, presentado hoy en el restaurante El Cairo, no se pretende recrear la cocina de la época, y ya que la materia prima y la manera de realizar las elaboraciones ha cambiado. Por eso, los alimentos que aparecen en los cuadros del pintor sirven de inspiración de éste menú.
En el siglo XVII era imposible imaginar una gastronomía como la actual, por eso los elementos expuestos en los platos recrean los alimentos que en sus pinturas dibujaba el sevillano. En la obra La Cocina de los Ángeles se representa a uno de estos seres celestiales con un mortero y muy cerca aparecen algunas hortalizas, entre las que destaca un tomate (es la primera vez en la historia que aparece un tomate retratado en un cuadro). De ahí que haya servido de inspiración para creer que en el cuadro se estaba preparando un salmorejo, de ahí que este plato sea uno de los primeros en la cata.
El bacalao era un producto típico de la época, aunque la forma de consumirlo y conservarlo era en salazón. Este producto era un alimento propio de las clases populares y de consumo obligado en Cuaresma, tradición que se mantiene y por ello se toma como referencia en el menú. Otra de las propuestas, es la cola de toro, que también era un manjar para los más humildes que esperaban con paciencia que los diestros dieran muerte al toro para poder hacerse al final del festejo con el rabo, las orejas y la casquería, que el torero regalaba.
Juan Antonio Huguet, doctor en Bellas Artes, pintor, gran admirador de Murillo y presente en el acto, contó que el sevillano fue el decimocuarto hijo de un matrimonio bien avenido de la capital. Al ser hijo de un cirujano barbero, la familia del artista pudo permitirse grandes lujos con respecto a la comida de la época en la vivían, a diferencia de los que tenían que esperar los restos. A pesar de no saber qué era exactamente lo que se comía en casa del pintor, éste menú podría servirse en su mesa.
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