La subida de la luz: Cómo ahorrar 700 euros al año

Consumo

La cantidad de potencia contratada y el tipo de tarifa de consumo elegida resultan esencial para abaratar el coste eléctrico en los hogares

Tres municipios sevillanos cuentan ya con un servicio de asesoramiento para ahorrar en el recibo mensual

Ilustración de Dani Rosell sobre la factura de la luz.
Ilustración de Dani Rosell sobre la factura de la luz. / Dani Rosell
Diego J. Geniz

07 de octubre 2018 - 06:15

El recibo de la luz vuelve a subir. Uno de los costes a los que tienen que hacer frente las familias sevillanas cada mes ha registrado un récord histórico en septiembre. El precio se ha situado en 71,27 euros el megavatio hora en el mercado mayorista y en 0,138 euros en la tarifa regulada. El encarecimiento ha generado las críticas de las asociaciones de consumidores, como Facua, que advierte que en un año la factura ha subido 11,47 euros, por lo que un usuario pagará de media más de 83 euros al mes, cantidad que supone un desembolso bastante considerable en la economía doméstica.

El gasto eléctrico.
El gasto eléctrico. / Dpto. Infografía

La subida del precio de la luz viene condicionada, según han explicado varios expertos a Diario de Sevilla, por el incremento de los gastos de emisión de dióxido de carbono (establecidos ahora por la Unión Europea) y el aumento de la generación de electricidad a través de los combustibles fósiles (gas y carbón) ante la falta de energía eólica suficiente los últimos meses. Unas circunstancias que acaban repercutiendo en el bolsillo de los clientes de las distintas compañías eléctricas.

Para hacer frente a este encarecimiento, las propias empresas suministradoras y especialistas en dicho ámbito aconsejan, antes de nada, revisar la factura, donde debe especificarse cada concepto del gasto y los servicios contratados. Una vez realizada la supervisión, el cliente ha de informarse de las distintas opciones y ofertas existentes para acogerse a la que mejor se adapte a su economía. Un procedimiento que, por raro que parezca, bastantes sevillanos ignoran a la hora de afrontar este pago.

María Gómez, una sevillana de 37 años, pagaba hace un año 90 euros en su recibo de la luz. Este coste ha logrado reducirlo a 30 euros mensuales, un 70% menos que se traduce en un ahorro de 720 euros anuales. Aunque pueda parecer un milagro, esta bajada se consigue con el asesoramiento de los profesionales.

Julio Moratalla es director de Atención al Cliente de Endesa en Andalucía y Extremadura. Desde este departamento se imparten durante el año 40 cursos a trabajadores sociales de los ayuntamientos sevillanos para informarles de cómo han de aconsejar a los clientes a la hora de contratar el servicio eléctrico. Lo primero que Moratalla hace para explicar este abaratamiento es mostrar un recibo. En su parte superior aparece el importe a pagar por los últimos 30 días de servicio. El coste se incluye desglosado abajo. El gasto eléctrico real, según este experto, supone entre el 45% y el 48% del importe. El resto obedece a los distintos impuestos del Gobierno y los costes regulados (subvenciones a las energías renovables y el transporte de la luz, entre otros).

Respecto al “gasto real”, dicho coste lo conforman dos conceptos: la potencia contratada y la energía consumida. El primero de ellos es fijo, tiene siempre el mismo precio y supone la capacidad de tener conectados a la vez muchos o pocos equipos. Se mide en kilovatios (Kw) y cuando se excede la cantidad estipulada salta el limitador. El segundo importe es la electricidad que se ha gastado durante el periodo de facturación. Se cuantifica en kilovatios hora (Kwh). Aquí es donde se percibe el encarecimiento.

La primera medida de ahorro se centra en la potencia, que muchas veces no se adecua al número de electrodomésticos que conectamos a la vez en el hogar, ya sea por exceso o por defecto (en este caso se producen continuas interrupciones con el consiguiente coste adicional por solicitar un aumento). En este punto conviene tener en cuenta la potencia que requiere cada aparato. El ránking lo lidera el horno, que necesita de 2,5 kw, seguido de la plancha (2 kw), la lavadora (1,8), la vitrocerámica (1,7), el microondas (1,6) y el termo eléctrico (1,5). Para hacer un cálculo correcto de la potencia a contratar, el responsable de Atención al Cliente de Endesa en Andalucía aconseja poner en práctica una fórmula certera “que nunca falla”. El consumidor debe hacer una suma de la potencia de cada aparato que tiene en casa. Luego se divide entre tres y se le añade un 1kw. En función del resultado se contratará la potencia más cercana por exceso, para evitar que el diferencial salte.

Moratalla pone un ejemplo práctico. En un hogar que disponga de horno, plancha, lavadora, vitrocerámica, microondas, termo eléctrico y tostadora la potencia total de todos los aparatos alcanza los 8,9 kw. Muchos usuarios contratan esta cantidad, cuando en la realidad rara vez todos los electrodomésticos funcionan a la vez. Al dividirlo entre tres (que es el número normal de dispositivos que se conectan al mismo tiempo) la cifra resultante es de 2,9 kw, a la cual sumamos otro kw, que puede ser el de la iluminación artificial o el del splint del aire acondicionado. El resultado final es de 4,9 kw, por lo que la potencia que debemos contratar –entre las que, por ejemplo, oferta Endesa– es la de 5,75 kw.

Tendido eléctrico de una central en Sevilla.
Tendido eléctrico de una central en Sevilla. / José Ángel García

Una vez calculada la potencia, debe abordarse el segundo concepto, el de la energía consumida, que es donde más ahorro puede lograrse. En este apartado deben diferenciarse los dos tipos de tarifas vigentes. Por un lado se encuentra la del libre mercado, que tiene un precio fijo. Y por otro, la regulada, que es donde se producen las oscilaciones de los costes. Para estar en este segundo grupo la potencia contratada ha de ser menor a los 10 kw y de uso doméstico. Aquí se excluyen comercios, administración y fábricas. En la provincia de Sevilla el reparto de los clientes es muy equitativo entre uno y otro tipo de tarifa, aunque siempre es más aconsejable la regulada, puesto que como explica Moratalla, “aunque ahora se ha producido un encarecimiento, también los clientes se benefician cuando el precio de la luz baja”.

Dentro de este mercado, para abaratar costes, las distintas compañías ofrecen acogerse a las franjas horarias con menor demanda, en las que el servicio cuesta más barato. En Endesa, por ejemplo, se denomina “discriminación horaria” y quienes la contraten logran una reducción del 47%. En invierno comprende desde las 22:00 a las 12:00 del día siguiente y en verano, de 23:30 a 12:30. Con ello, se intenta que el consumo eléctrico esté más repartido y se evita la saturación de la demanda durante la franja vespertina. Por tanto, las labores domésticas que requieran poner en funcionamiento diversos electrodomésticos pueden desarrollarse a primera hora de la noche o de la mañana, antes de ir al trabajo. En caso de que se disponga de una tarifa de libre mercado, las compañías también ofertan descuentos por hacer uso de la energía eléctrica en las franjas horarias de menor demanda, las llamadas “horas valle”, que en alguna ocasión pueden ser hasta gratuitas. En todo caso, se trata de cambiar los hábitos cotidianos para conseguir mayor ahorro. “No consiste en molestar al vecino con el centrifugado de la lavadora a las cuatro de la mañana –aclara el responsable de Endesa–, sino de que en vez de ponerla en funcionamiento a las seis de la tarde lo hagamos a las ocho o las nueve de la mañana, antes de irnos de casa o tras la cena, a una hora prudente, cuando la gente aún está viendo la televisión”.

Ha de valorarse también aquí el consumo de cada aparato, pues aunque requieran de poca potencia para ponerse en funcionamiento, luego el gasto puede ser mucho más elevado. Así ocurre, por ejemplo, con el frigorífico, que aunque su potencia es de 0,25 kw, la energía que consume durante un día llega a los 1,584 kwh (0,26 euros). O con el stand-by del televisor (el punto rojo que aparece bajo la pantalla), que consume al día 0,648 kwh, lo que se traduce en 0,11 euros por jornada.

Este tipo de asesoramiento resulta fundamental para lograr un mayor ahorro energético y de coste. De ahí que no sólo sean las compañías las que lo promocionen, sino hasta las propias administraciones públicas. Carlos Manuel Gago es un ingeniero técnico que, por mediación de la Consejería de Medio Ambiente, lleva prestando esta ayuda a los vecinos de El Saucejo desde hace dos años. En este tiempo ha atendido a 600 personas de un municipio de 4.000. En cada caso se ha conseguido abaratar la factura de la luz entre un 30% y un 40%. “En total, son 80.000 euros los que se han dejado de pagar sin mermar la calidad del servicio”, subraya Gago.

Los aspectos que deben supervisarse para llegar a esta rebaja son, como se ha dicho antes, la potencia contratada, las tarifas elegidas y la posibilidad de aspirar al bono social, para el cual el Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado recientemente que va a ampliar los criterios para beneficiarse de él. Y, por supuesto, otro factor esencial, los contadores, que no siempre hacen una lectura adecuada del consumo, lo que en algunos casos ha conllevado a una devolución de 5.000 euros.

Instalaciones para llevar la electricidad a los hogares.
Instalaciones para llevar la electricidad a los hogares. / D. S.

A la hora de abordar la energía eléctrica que se gasta, este especialista aboga por la tarifa regulada. “Aunque digan que la de libre mercado tiene un precio fijo, existen cláusulas en los contratos que pasan desapercibidas para los clientes y que hacen subir el coste del servicio si se encarece mucho el precio de la luz”, incide este técnico, quien destaca, además, que “durante tres años la electricidad ha estado más barata en el mercado regulado que en el libre”. “Aquí han llegado vecinos que tenían un contrato de tarifa libre y al cambiarlo al de regulada han ahorrado 30 euros en el siguiente recibo”, añade.

Dentro del mercado regulado, Gago considera que “en el 60% de los casos es mejor acogerse a las tarifas denominadas de discriminación horaria, especialmente en las familias monoparentales con pocos hijos”, mientras que las numerosas cuentan ya con el bono social para hacer frente a la factura.

Al principio de prestar este servicio eran, principalmente, personas mayores las que acudían a Gago para que las asesorara. Una atención que se ha diversificado pues ahora se acercan familias jóvenes y solteros para saber cómo ahorrar en la luz. Tal ha sido el éxito de esta iniciativa que ya se ha extendido a Pruna y a Sanlúcar la Mayor.

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