El testigo sorpresa destroza la coartada de Javier Delgado
Juicio del Caso Marta del Castillo
El taxista corrobora en el juicio que trasladó al hermano de Miguel a las doce y cuarto de la noche desde el bar al piso de León XIII · Su mujer afirma, entre lágrimas, que le retuvo para que no declarase por "miedo".
La seguridad del testigo sorpresa destrozó la coartada de Javier Delgado. El taxista Francisco José A. B. ratificó ayer en la decimoquinta sesión del juicio por el asesinato de Marta del Castillo que sobre las doce y cuarto o doce y media de la madrugada del 25 de enero trasladó al hermano del asesino confeso desde la calle Luis Montoto, junto al bar DeSeda que regentaba Javier Delgado, hasta el piso de León XIII donde fue asesinada la joven. La rotundidad del testigo, que afirmó que está seguro "al cien por cien" de que Javier Delgado era la persona que se subió a su taxi aquella noche, desmonta por completo la coartada del acusado, que siempre ha sostenido que entre las doce y las tres de la madrugada se encontraba en el bar.
De nada sirvieron los intentos de la defensa del procesado de intentar desacreditar el testimonio del taxista, al que realizó numerosas preguntas para tratar de desvirtuar que el servicio pudo no efectuarse aquella noche y que no cuadraba el precio de la carrera -algo más de 8 euros- con la distancia recogida.
El testigo confirmó todos los detalles de su declaración ante la Policía sobre la ropa que llevaba el hermano de Miguel -una cazadora negra con dos bolsillos-, su descripción física -pelo corto, barba de varios días, una mancha o verruga en la cara, mirada profunda y voz ronca- y la bolsa de plástico con las botellas que portaba, aunque nadie le preguntó si sabe qué tipo de líquido llevaban las mismas.
El testigo se fijó bien en la cara del cliente porque tras el asesinato de un compañero, Amador Guerrero, observaba con detalle a las personas que se subían al vehículo por la noche y se fijaba en sus movimientos por el espejo retrovisor.
El taxista no tiene ninguna duda de que el servicio se hizo la noche de la desaparición de Marta, puesto que a los dos días le entregaron una fotografía para que la colocara en el vehículo y él recordó que había estado en León XIII el sábado anterior, y añadió que reconoció a Javier Delgado como su cliente varias semanas después, cuando el acusado ya había sido detenido y vio en la televisión imágenes de su traslado con motivo de una reconstrucción judicial en el piso de León XIII. Aunque el hermano de Miguel se cubría la cara en esas imágenes, el taxista lo identificó y así se lo dijo entonces a su mujer, Elena N. M., quien también corroboró todos los extremos de la declaración de su marido.
El testigo sorpresa admitió sus remordimientos por no haber acudido a la Policía hasta ahora, casi tres años después, algo que le "estaba matando" y le hacía sentirse "muy mal", y añadió que cuando oyó la voz del acusado en el juicio le dijo a su mujer que "al cien por cien" era la persona que llevó en el taxi aquella noche. También dijo que a su llegada a la calle de León XIII había un coche aparcado en doble fila, sin nadie dentro, y tuvo incluso que pasar con cuidado para no darle a su coche.
La esposa del taxista explicó, entre lágrimas, que fue ella quien retuvo a su marido para que no acudiera a declarar, puesto que tenía miedo y además pensaba que si la Policía le había detenido no era necesario su testimonio. "Temía por él, por nosotros; mi marido no ha dejado nunca de recordarlo", afirmó esta testigo, que corroboró que su marido le fue dando detalles de cómo era ese cliente, de la ropa que vestía y de la bolsa que llevaba y que se volcó al girar hacia la calle León XIII. Elena N. M. confirmó que su esposo nunca ha tenido dudas sobre la identificación del acusado. "Mi marido se acuerda con mucha seguridad y me da muchos detalles. Él se acuerda del día", aseveró a preguntas de las defensas sobre cómo podía estar tan seguro de que ese servicio se realizó la misma noche del asesinato.
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