Los padres del soldado sevillano muerto en Córdoba pedirán prisión para el capitán
El abogado Luis Romero, que representa a la familia de Carlos León, explica que el mando dio la orden de soltar la única cuerda que había
La mochila del militar sevillano pesaba 12 kilos porque llevaba un lastre de tres y medio como castigo
También recurrirán la decisión de que sea un juzgado militar el que investigue los hechos
El capitán responsable del ejercicio en el que murieron dos militares en Córdoba dio la orden de que los soldados no se agarraran a una cuerda que se había colocado como guía en el lago artificial en el que se practicaban las maniobras. Después, cuando ya había varios soldados agarrados a ella, dio la orden de soltarla. Así lo han declarado a la Guardia Civil al menos cuatro soldados en el transcurso de la investigación del accidente, tal como ha confirmado este martes el abogado Luis Romero, que representa a los padres de Carlos León Rico, de 24 años y natural de El Viso del Alcor, que falleció ahogado durante las prácticas. También murió el cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, cordobés de 34.
El letrado ha anunciado este martes en rueda de prensa que pedirá el ingreso en prisión provisional del capitán Zúñiga como presunto autor de dos delitos de homicidio con dolo eventual y por omisión. También ampliará la denuncia inicial y la elevará contra la cadena de mando, formada por el teniente coronel, el coronel y el general de brigada. También recurrirá la decisión del juzgado de instrucción 4 de Córdoba de inhibirse en favor del tribunal Togado Militar número 21 de Sevilla, ya que en la jurisdicción militar no existe el homicidio doloso como tal y los mandos tendrían que ser investigados por sendos homicidios imprudentes.
Romero ha enumerado lo que considera una serie de negligencias que rodearon el ejercicio, que tuvo lugar a primera hora de la mañana del 21 de diciembre en la base de Cerro Muriano. Los soldados tenían que realizar un ejercicio llamado curso de paso de agua, en el que teóricamente tenían que cruzar el lago artificial con sus mochilas, cascos, fusiles y demás equipamiento, utilizando la mochila como elemento de flotación en la parte delantera del cuerpo y avanzar por el agua pateando con las piernas.
Sin embargo, las mochilas de varios de los militares habían sido lastradas con un peso extra, como castigo por no haber realizado bien un ejercicio anterior. El soldado Carlos León, entre otros, portaban dentro de sus mochilas una pesa que simulaba una mina. Esto añadía unos tres kilos y medio de peso extra al petate, que ya de por sí superaba los ocho kilos. En total, la mochila que cargaba el soldado muerto pesaba unos 12 kilos.
Romero ha detallado que no había ninguna línea de vida, sino simplemente una cuerda que debía servir como guía para no perderse y a la que el capitán dio la orden de no agarrarse. "Era una cuerda como las que se pueden comprar en el Decathlon, amarrada a un árbol en cada extremo y con un mosquetón". No había arneses, anillas ni ningún elemento de seguridad. "Para que fuera una línea de vida tendría, además, que haber sido una cable de acero o una cuerda mucho más resistente".
"Al no querer desobedecer las órdenes del capitán, los soldados se cogieron a la cuerda ya cuando estaban en riesgo sus vidas. Al principio lo hicieron dos, luego tres y después hasta cinco. Ocurrió que la cuerda no estaba tensada y se hundió. El capitán dio las órdenes de soltar la cuerda de un árbol, hizo un efecto látigo y salió lanzada, por lo que todavía estaban agarrados se hundieron más. Fue el momento culmen y ya los que estaban debajo del agua tuvieron menos capacidad para poder salir", apuntó el abogado de los padres de Carlos León.
El cuerpo del soldado visueño fue hallado a tres metros de profundidad en el centro del lago, tras un rato de confusión porque uno de sus compañeros dijo haberlo visto salir del agua con vida. Al principio sólo se dio por desaparecido al cabo.
Tampoco había ambulancias ni sanitarios en el lugar del ejercicio. "De hecho, la ambulancia estaba lejos, tardó más de un cuarto de hora en llegar y también se tardó en avisarla". Además, el ejercicio se hizo con un intenso frío, con una temperatura de entre dos y tres grados a la intemperie. "Los soldados han declarado que se les bloqueaba la mandíbula, que no podían mover los brazos y las piernas del frío. De hecho hubo otro que fue rescatado inconsciente y varios más tuvieron que ser atendidos con hipotermia", ha detallado el abogado, que ha explicado que este ejercicio es habitual pero que se suele hacer con temperaturas más suaves.
"Todo en el ejercicio era un descontrol. Había una serie de peligros y el capitán era el responsable de garantizar la integridad de las personas que estaban bajo su mando. Él quiso llevar a cabo el ejercicio como si estuviéramos en guerra, pero es que no estamos en guerra", explicó el abogado, que indicó que el capitán ha declarado que no entiende por qué se le ha apartado del mando y que cree que cumplió con su deber.
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