Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
El vicepresidente tercero del Gobierno y ministro de Cooperación Territorial, Manuel Chaves, y el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, acudieron ayer a la inauguración de la remodelada Plaza de España en un acto que, lejos de lo esperado, fue boicoteado por las protestas de más de un centenar de empleados de la Agencia Andaluza del Agua.
El acto comenzó pasadas las doce del mediodía con un paseo por la exposición fotográfica instalada en el centro de la plaza, y un recorrido por la misma, en la que también se congregaron miles de ciudadanos que no quisieron perderse el esperado estreno.
A la llegada de Chaves y Monteseirín a uno de los puentes, donde se había instalado la banda municipal y un atril para los discursos de ambos, más de un centenar de funcionarios y empleados de la Junta protagonizaron una sonora pitada acompañada de gritos de "¡Fuera!", "¡Andalucía no se vende!" y "¡El Guadalquivir no se privatiza!". Asimismo, en uno de los balcones se desplegó una pancarta en la que se podía leer: "Qué queréis hacer con las obras hidráulicas, dárselas a vuestros amigos de Egmasa".
El motivo principal de la protesta, según explicó a este periódico Carmen Gordillo, secretaria de la administración autonómica de UGT, se debe a la aprobación del decreto ley de reordenación del sector público andaluz que supone la creación de agencias empresariales en determinadas consejerías, "lo que supone la pérdida de nuestros derechos", añadió.
Los discursos así como el himno de Andalucía, que interpretó la banda municipal, apenas se pudieron escuchar debido al continuo abucheo de la protesta.
En el mismo, Chaves se dirigió a los trabajadores, a los que quiso transmitir su respeto y comprensión, y agradecido por la invitación a la reinauguración del monumento, instó a los ciudadanos a asumir "la responsabilidad de cuidarla y transmitirla a las futuras generaciones". Por su parte, el primer edil quiso recordar cómo la Plaza de España ha sido durante años un punto de encuentro cuando "en Sevilla casi no había otro parque", y ha señalado la necesidad de que vuelva a serlo para el disfrute de todos los sevillanos.
Una vez en el interior de la sede de la Delegación del Gobierno, el vicepresidente tercero del Gobierno se refirió a la protesta sindical como inoportuna, ya que "hay 365 días al año para que los ciudadanos manifiesten sus reivindicaciones y, sin embargo, han elegido el peor día para hacerlo, porque hoy era un día para todos los sevillanos". Chaves añadió que "actos como éste restan credibilidad, legitimidad y parte de la razón que puedan llevar".
El alcalde quiso restar importancia al incidente, al que se refirió como "la protesta de un colectivo que ha querido entorpecer la inauguración, y que nada tiene que ver con la Plaza de España". Monteseirín reiteró la belleza del monumento e insistió en que "los ciudadanos disfrutan ya de la Plaza de España", a la que definió como "una joya arquitectónica y sentimental".
Tres generaciones del arquitecto sevillano Aníbal González acudieron al acto de reinauguración donde lamentaron los abucheos. Su nieto, Aníbal González Serrano, aseguró que "se trataba de un acto dedicado a la obra del arquitecto" y "por respeto no se debía haber producido en el momento que sonaba el himno nacional".
La familia agradeció el esfuerzo de regeneración de la plaza y su entorno, así como la asistencia de los sevillanos. "Queremos mantenimiento y vigilancia para evitar que se vuelva a destrozar. Ésta es una labor de los sevillanos y del Ayuntamiento".
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