Un silencio tronador
El alcalde, José Luis Sanz, sufre su particular semana 'horribilis' por el escándalo de los sobresueldos que lastran al gobierno de la ciudad
El delegado de Hacienda cobró sobresueldos en cheques del PP
La delegada de Hacienda de Zoido recibió 20.000 euros en sobresueldos

A la política se viene a servir, no a servirse… Esto es al menos el mensaje que la denominada clase política se afana en transmitir a la sociedad, toda una declaración de principios que en muchas ocasiones se desmorona cuando se conocen determinadas actuaciones de nuestros políticos. Esta semana hemos descubierto, gracias a la exclusiva de este periódico, cómo responsables del PP en el Ayuntamiento de Sevilla han venido recibiendo sobresueldos de su partido que, mensualmente, completaban los nada desdeñables emolumentos que ya de por sí percibían de la función pública, al fin y al cabo, de nuestros impuestos.
Lo del PP con los sobresueldos no es nuevo, se conoce que a nivel nacional destacados miembros del partido ya los recibieron, pero hasta ahora no había trascendido que ese modus operandi podía haber penetrado en otros estamentos como el municipal. Curiosamente, el estallido del caso Bárcenas se sitúa en el año 2013, período en el que el PP gobernaba la ciudad de Sevilla y en el que se concentran muchos de los cheques que recibieron ediles y altos cargos.
Lo que resulta inexplicable es el silencio tronador del alcalde, José Luis Sanz, que era secretario general del PP andaluz, cuando se produjeron esos pagos. Siguen pasando los días y el primer edil no se ha pronunciado sobre el escándalo que, de momento, afecta a varias personas vinculadas a su gobierno.
Génova conoce desde hace meses los polémicos pagos en cheques a dirigentes del PP de Sevilla que han ocupado y ocupan cargos de alta responsabilidad en la ciudad. En Sevilla, varios dirigentes comentan la conveniencia de que estalle alguna noticia en los próximos días que distraiga la atención sobre un asunto espinoso, desagradable y que tiene tensionados los ambientes internos del partido. Nunca antes se había impuesto una suerte de silencio de forma espontánea en los grupos de chats, desde los que comparten directivos del partido a los de los cargos de los distritos. No ha hecho falta dar la orden de que se tenga la máxima cautela. Nadie dice nada porque todo son especulaciones.
Los concejales de la capital están de los nervios y algunos no entienden el silencio de un alcalde solo preocupado en que nada le salpique. Entre los ediles del PP hay alguna veterana habitualmente menos disciplinada y ya calada por todo el partido que sí dedica muchas horas a difundir teorías sobre supuestos filtradores. Cada uno juega en función de sus intereses particulares y aprovecha para sus particulares ajustes de cuentas. En el PP se conocen todos hace demasiados años. Y algunos parece que no han abandonado las Nuevas Generaciones. Debe ser efecto de los nervios y de no saberse estar quieto. O quieta.
El alcalde conocía todos los detalles
Juan Bueno, que recibió varios cheques de hasta 1.200 euros, no ha conseguido que el alcalde salga todavía en su defensa. José Luis Sanz sabía desde hace años con todo lujo de detalles que la forma de manejar los dineros del partido durante el mandato de 2011-15 podría acabar provocando serios problemas. De hecho, algún dirigente quiso ponerse al día con Hacienda, pero se le indicó que eso equivalía a dejar al partido en una situación más que comprometida ante el Fisco, pues ni los beneficiados habían declarado los ingresos ni el PP los había notificado.
Los esfuerzos internos se centran ahora en que Asunción Fley aguante en el actual cargo de directora de la Agencia Tributaria. No es una política profesional, fue un fichaje estrella de Zoido que gestionó la Hacienda local con criterios restrictivos en tiempos de crisis. De momento ha abierto el paraguas a la espera de que escampe. Fley también era consciente desde hace años de que fue un error cobrar esos más de 20.000 euros mientras era nada menos que teniente de alcalde de Hacienda. En su día pidió ayuda en el grupo popular para que no trascendieran los cobros, hecho del que se tiene constancia de varios testigos que hicieron las gestiones oportunas.
Los argumentos de defensa de Fley, elaborados de forma acelerada en la tarde del miércoles, son sencillamente insostenibles. Y ella es la primera que lo sabe. La cúpula de Hacienda del Ayuntamiento de Sevilla está seriamente tocada del ala.
La gran ventaja de los protagonistas de los cobros es que han pasado los años, pero el gran inconveniente es que la ética no prescribe y que al seguir en puestos relevantes tienen el foco encima.
Los casos del delegado de Hacienda, Juan Bueno, y de la responsable de la Agencia Tributaria, Asunción Fley, no son los únicos que se han podido conocer gracias a la exhaustiva investigación de este periódico. Juan Bueno ha defendido que no hay nada ilegal, que esos pagos se corresponden con una Contabilidad A, declarada (no en 'B') y que obedecían a unos “gastos de representación”, pero sus explicaciones generan muchas dudas y sombras, las mismas que las que ha ofrecido en su caso Asunción Fley.
Para empezar, por el importe de esos supuestos gastos de representación porque, no debe olvidarse, que en la época en la que recibieron esos complementos o suplementos salariales, el país atravesaba una época de grave crisis económica y laboral que, a buen seguro, los beneficiarios podían sobrellevar mejor que el resto de los ciudadanos, sobre todo, cada vez que recibían uno de esos talones.
En segundo lugar, porque los agraciados no han aclarado si llegaron a tributar al Fisco por esos sobresueldos, a pesar de que la ley es taxativa en ese punto: los beneficiarios estaban obligados a declarar esos ingresos a efectos tributarios y el partido -como entidad pagadora-, al menos, debía notificarlo y esperar a que Hacienda comunicara o no si debía practicar la correspondiente retención.
Con fondos procedentes de la Diputación
Otra cosa que también sorprende. El dinero procedía de las asignaciones destinadas al grupo popular en la Diputación Provincial de Sevilla, institución de la que Juan Bueno ya no formaba parte, puesto que era delegado de Seguridad y portavoz del grupo popular con el entonces alcalde, Juan Ignacio Zoido, el que logró lo nunca visto en el Ayuntamiento hispalense: la mayoría absoluta más grande de la historia de la democracia, con sus 20 concejales.
La operativa de pagar gastos del partido desde la cuenta del grupo del PP en la Diputación es cuanto menos extraña, aunque puede obedecer a la falta de controles en la institución provincial. Juan Bueno venía de dirigir el grupo de la Diputación cuando se incorporó al gobierno municipal de Zoido. Cada año, la Diputación aprueba una asignación de fondos a los grupos para su mantenimiento, pero una parte de ésta se envía al partido. Así lo hace, por ejemplo, el PSOE, pero mediante un convenio público entre grupo y partido. De este modo, el PSOE de Sevilla obtiene parte de su financiación de este modo, pero no carga gastos a la cuenta de la Diputación, como ha hecho el PP, sino a la del partido. La Intervención provincial no supervisa esta contabilidad, pero debe estar disponible por si la solicita la Cámara de Cuentas.
En el Parlamento andaluz, ocurre lo mismo, los grupos parlamentarios dedican un porcentaje de la asignación al partido, pero el conjunto sí está sujeto a la Intervención. No lo que haga, después, el PSOE o el PP con ese dinero, que sería objeto de la Cámara o del Tribunal de Cuentas.
Hace unos años hubo un caso que guarda similitudes con éste y que llegó incluso a ser investigado por la Fiscalía. Se trata de la denuncia que se presentó contra el entonces portavoz municipal de Ciudadanos, Javier Millán -hoy delegado de Justicia de la Junta en Sevilla con el PP-, por las supuestas irregularidades en relación con una serie de gastos corrientes realizados con cargo al grupo de Ciudadanos en la Diputación, pero que en realidad guardan relación con la actividad del grupo municipal en el Ayuntamiento de Sevilla, del que también era portavoz Javier Millán.
Esa denuncia, finalmente archivada, incluía una factura pagada con fecha 23 de junio de 2016 por el grupo de Ciudadanos en la Corporación Provincial por importe de 413,82 euros para la compra de 20 banderas, 20 camisetas y una lona relacionada con la celebración del día del Orgullo Gay, que tuvo lugar el 25 de junio de 2016, coincidiendo con la jornada de reflexión de las elecciones generales del 26-J. En la mencionada lona podía leerse “Grupo Municipal Ciudadanos Sevilla”.
En ese caso se investigaba el destino de los fondos del grupo en la Diputación a gastos relacionados con el grupo municipal de esta misma formación, otra coincidencia con los sobresueldos de Bueno.
Si como defienden ahora los beneficiarios no hay nada extraño en estos pagos, los hay incluso que superan la cuantía del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), seguro que a muchos de ustedes le habrán venido recuerdos de aquella pregunta que se hacían cuando eran pequeños sobre su futuro. ¿Qué quieres ser de mayor? Y se habrán respondido: De mayor, concejal.
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