Del silencio a la música y la literatura, el viaje transformador de Dámaris

Es maestra de educación especial y comparte su inspiradora historia de superación tras quedar sorda durante su embarazo y haber podido recuperar su vida con un implante coclear

El implante coclear: Recuperar la audición no entiende de edad

La historia de superación de Dámaris
La historia de superación de Dámaris / Antonio Pizarro

Dice que tiene un cerebro musical, pero la vida no se lo ha puesto fácil. Pese a que para Dámaris Estévez Ramos, natural de Ibiza y afincada en Sevilla, la pérdida auditiva nunca ha sido motivo para perder la esperanza, la historia de superación detrás de la mujer que es hoy no ha estado exenta de altibajos. “Mis primeros pensamientos tras el diagnóstico, aunque duraron dos días en mi cabeza, fueron dos: si podría algún día escuchar la voz de mi hijo y qué iba a hacer yo sin música”, sostiene.

Dámaris perdió el oído tras un cambio hormonal brusco: su embarazo. La ciencia le devolvió hace cuatro años el sentido que un día la vida le robó, pero tuvo que “aprender a escuchar”. Cuenta que lloró la primera vez que escuchó la voz de su hijo. “No me la había imaginado así”, afirma. Aborreció el sonido del clarinete, instrumento con el que creció, pero no se achantó, lo cambió por el saxofón. “Lo hago a modo de hobby”, apunta. Y descubrió en la literatura el gusanillo literario en un mundo en el que ya había hecho sus primeros pinitos, ahora como altavoz para dar visibilidad a la diversidad funcional auditiva.

“Las barreras están más en la mente de los que las construyen. Todo está en la actitud. Cada cual es responsable de ver si podemos saltar o no saltar esas barreras”, afirma rotunda.

Dámaris se crió en Ibiza, vive Almadén de la Plata y llegó a Sevilla para estudiar Magisterio de Educación Especial. Aunque nació con una audición normal, episodios recurrentes de otitis durante su etapa universitaria marcaron el inicio de un camino desafiante.

El punto de inflexión llegó durante su embarazo, cuando debido a los cambios hormonales, su audición empeoró significativamente. “Se me diagnosticó sordera profunda y severa”, relata. Durante cinco años utilizó audífonos, pero llegó un momento en que ya no le brindaban los beneficios necesarios para su día a día. No tiró la toalla. “Sabía que había más, que existían otras soluciones auditivas”, sostiene.

Fue entonces cuando su otorrinolaringólogo en el Hospital Virgen Macarena le propuso la opción de los implantes cocleares. El centro es uno de los hospitales andaluces que se ha consolidado como referente en esta solución auditiva. El éxito de la misma la reflejan los datos: más de 100 personas al año recuperan la audición en este hospital. Ello empujó a Dámaris y, tras un periodo de reflexión, decidió someterse a la cirugía en 2021. “Maravillas y colores en el mundo”, describe al recordar las primeras sensaciones al activar su implante. Escuchar el agua del grifo o la voz de su hijo fueron momentos conmovedores.

No habría un adjetivo para poder describir lo que sentí cuando escuché los primeros sonidos tras el implante. Hay que partir de la base de que pasas de estar acostumbrado a un silencio absoluto y, de repente, empiezas a escuchar ruidos que no sabes ni por donde te vienen. Se te corta el aire”, relata emocionada. “También recuerdo que había sonidos muy desagradables como por ejemplo arrugar un simple plástico hacía que se me erizara toda la piel. Pero, hasta lo más feo, me gustaba”, agrega.

Con todo, adaptarse a esta nueva forma de oír requirió paciencia y dedicación. Dámaris compara el aprendizaje auditivo con los implantes cocleares a adquirir un nuevo idioma. “Tu cerebro tiene que aprender otra vez todos los sonidos nuevos”, explica. Con el tiempo y la práctica constante, el cerebro va normalizando estos estímulos, permitiendo una comprensión cada vez más natural.

La relación de Dámaris con la música ha sido un pilar fundamental en todo su proceso. Desde pequeña estudió en el conservatorio y tocaba el clarinete. Aunque durante la etapa de sordera se alejó del instrumento, las vibraciones seguían siendo su conexión con el mundo sonoro. “Cada vez lo tocaba menos porque no me enteraba. Hubo un momento en el que dejé”, explica. Tras los implantes, retomó su pasión musical, incursionando en la guitarra, el canto e incluso aprendiendo a tocar el saxofón.

No todo quedó ahí. La experiencia de la sordera ha impulsado a Dámaris a volcar sus vivencias en la escritura. Ha ganado tres concursos literarios con relatos y poesías que abordan la diversidad funcional auditiva. Además, participa en una antología llamada El Rastro de las Palabras Olvidadas, donde a través de su personaje Clara, muestra que una persona sorda es mucho más que su condición auditiva.

La historia de Dámaris es un testimonio de resiliencia y adaptación. Su trayectoria nos invita a cuestionar las barreras impuestas por la sociedad y a trabajar por una mayor inclusión. Con su ejemplo, nos demuestra que con la actitud adecuada y el apoyo tecnológico, es posible superar los desafíos y alcanzar nuevas metas.

En un mundo que aún tiene mucho por avanzar en términos de accesibilidad, voces como la de Dámaris son esenciales para visibilizar la realidad de las personas con discapacidad auditiva y promover cambios significativos. Su mensaje final resuena con fuerza: “Las barreras están más en la mente de los que las construyen que en los propios usuarios. Depende de nuestra actitud si podemos saltarlas o no”.

Para Dámaris, las verdaderas limitaciones residen en la mente y la actitud de cada persona. “Las barreras las crean los demás, la sociedad. Eres tú el que decides si puedes saltar esa barrera o no”, reflexiona. Ante obstáculos como la falta de bucles magnéticos en cines, propone una postura proactiva, luchando por la implementación de soluciones inclusivas.

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