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El pacto de silencio de los acusados priva a la familia de hallar a Marta

Juicio del caso Marta

Javier Delgado, hermano de Miguel, su novia María García y el que fuera amigo íntimo del asesino Samuel Benítez niegan ante el tribunal que hayan encubierto el crimen de la menor.

María García y Javier Delgado cubren sus rostros ante la cámara al acabar su declaración.
J. Muñoz · F. Pérez Ávila / Sevilla

20 de octubre 2011 - 05:03

Tres sesiones han bastado para revelar que este juicio no deparará ninguna novedad sobre el paradero de Marta del Castillo. La esperanza de los padres de la joven de encontrar el cuerpo de su hija se desvaneció ayer durante las cinco horas que duró la tercera sesión de la vista oral contra los cuatro imputados. Tras la negativa del asesino confeso a decir en la jornada anterior el destino que dio al cadáver, los otros tres imputados completaron ayer el círculo de silencio establecido en torno a la gran incógnita que sigue sin resolverse. El hermano de Miguel Carcaño, Javier Delgado Moreno, su novia, María García Mendaro, y el que fuera su amigo íntimo Samuel Benítez Pérez rechazaron cualquier participación en los hechos, a pesar de que este último se incriminara inicialmente en su declaración ante la Policía cuando fue detenido la noche del 13 de febrero de 2009.

De los tres imputados, sólo María García se situó en el escenario del crimen, en el piso de León XIII, en la franja horaria en la que los investigadores, la Fiscalía y el juez instructor creen que se sacó de la vivienda el cuerpo de Marta -en la madrugada del 25 de enero de 2009-, pero la novia del hermano asegura que no vio nada fuera de lo normal en el domicilio y que sólo a su llegada percibió un olor extraño, "como una fregona sucia de bar", al pasar por la habitación de Miguel Carcaño.

El fiscal, Luis Martín, y el abogado de los padres de Marta, José María Calero, reservaron siempre su última pregunta a cada imputado para interrogarles por el cuerpo. La respuesta fue siempre casi calcada: "No lo sé". Con el testimonio de Miguel Carcaño como principal baza, el letrado de la acusación preguntó a Samuel -a quien Carcaño sitúa ahora como el cerebro de la desaparición del cuerpo- si no era más cierto que él no preguntó a sus amigos por el cadáver porque él fue quien se deshizo del mismo. "No lo sé ni le he preguntado a ninguno de ellos dónde está el cuerpo", sentenció Samuel Benítez.

El amigo de Carcaño fue el primero en declarar ayer y respondió ante el tribunal con tono altivo y a veces gesticulando con la cabeza. Samuel Benítez defendió que se autoinculpó en el caso por las "coacciones y amenazas" que recibió de los agentes del Grupo de Menores (Grume) de la Policía que dirigían la investigación, quienes le dijeron que tenía que inculparse "o irían por sus padres y su pareja también caería".

Esas supuestas coacciones, a las que según el imputado se unieron "agarrones en el cuello y golpes en la cara", continuaron cuando la Policía le indicó "paso a paso lo que tenía que decir y él sólo tuvo que asentir con la cabeza". La inverosímil versión que ofreció Samuel en su relato iba más allá incluso, por cuanto según el imputado, los policías cogieron "un boli bic y le dibujaron el puente, con su carril bici y los bordillos" desde el que tenía que decir que arrojaron el cuerpo al río Guadalquivir, precisándole que al bajarse del coche tenía que señalar "el lado derecho" del puente.

Por su parte, el hermano de Miguel Carcaño se mostró muy seguro en su declaración, en la que reiteró, como ha venido haciendo desde que se produjo la desaparición, que no tiene ninguna participación, no está encubriendo a nadie ni amenazó a Francisco Javier García Marín, el Cuco, para que no contara lo que había visto en el piso de León XIII. Javier Delgado, que utilizó expresiones como "este problema" y la "historia" de Miguel para referirse al crimen de Marta, fue dando explicaciones a los diferentes fragmentos de conversaciones telefónicas con su hermano que fueron grabadas durante la fase de instrucción y que, según la Fiscalía, revelan que este imputado fue orientando a su hermano sobre lo que tenía que ir diciendo una vez que la Policía comenzaba a centrar sus sospechas en su hermano Miguel. Javier Delgado dijo que su hermano le tuvo "totalmente engañado" hasta que se produjo su detención el 13 de febrero y confesó el crimen, y respecto a las indicaciones que le va dando aseguró que lo hizo porque confiaba plenamente en su inocencia. El hermano aseguró que le preguntó hasta en dos ocasiones qué había ocurrido con Marta y Miguel le contestó que la había dejado en su domicilio.

En una de las escuchas que se oyeron ayer en la Sala, Javier le comenta a su hermano respecto a una inspección del piso por la Policía que no se preocupe. "¡Que miren todo lo que quieran, no van a encontrar nada y llegara un momento en que te dejarán tranquilo!", una frase con la que, según dijo ayer Javier, no se estaba refiriendo a que los investigadores no iban a encontrar nada porque habían limpiado concienzudamente en el piso tras el asesinato.

A preguntas de la acusación, el acusado admitió que "indicó" a Miguel que no apareciera por el barrio de Marta y no interviniera en las labores para su búsqueda, pero esta recomendación se debía a que "los acontecimientos de esos días no hacían que fuera viable que su hermano participara en la búsqueda".

El único momento en que el hermano de Carcaño se vio abrumado ante las preguntas de las acusaciones fue cuando el abogado de los padres le preguntó si tenía alguna enemistad o animadversión con los vecinos que habían declarado que vieron a Miguel manipulando una silla de ruedas. Javier Delgado lo negó tajantemente, pero a continuación se escuchó un pinchazo en el que él mismo le decía a Miguel que "se la tenía jurada" a los dos vecinos del bloque contra los que actuarían más adelante si pueden, aunque la frase literal que emplea en la conversación es mucho más grosera.

En cualquier caso, las acusaciones reprochan a Javier Delgado que "no tiene coartada" para las horas de la madrugada en las que supuestamente se sacó el piso de León XIII, dado que nadie le vio a pesar de que Javier Delgado sostiene que estuvo en el bar Dseda entre las doce y las tres de la madrugada, y que después se fue a otro bar a tomar una copa antes de regresar a León XIII sobre las cuatro de la mañana. "Nada de lo que usted supone en esa franja horaria es cierto con respecto a mí", replicó al fiscal el hermano del asesino, que además se presentó como un firme colaborador con la Policía desde el primer momento.

La novia de Javier Delgado fue la última imputada en declarar ayer en el juicio, donde insistió en su inocencia. Estuvo la noche del 24 de enero estudiando en el piso de León XIII, pero no vio a nadie ni nada. Se acostó sobre las dos de la madrugada y a esa hora escuchó "un murmullo fuera" del piso y no se despertó hasta que llegó Javier sobre las cuatro. Al día siguiente, el Cuco fue a la vivienda a recoger unos CD y María apreció en él cierta preocupación, dado que el menor le dijo que "estaban echando a Miguel la culpa de la desaparición de Marta".

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