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¿Cómo se siente un niño acosado?

Inseguridad, ansiedad, pesadillas, tristeza y fracaso escolar son algunas de las secuelas que provocan el 'bullying' · La Delegación municipal de Educación desarrolla un plan para prevenir la violencia en las aulas

Dos alumnos a la salida de un centro docente.
Noelia Márquez

27 de abril 2008 - 05:03

Los centros educativos en Sevilla registraron seis denuncias de acoso escolar o bullying en 2007 y en lo que va de año otros dos menores han sido víctimas de la intimidación y la violencia perpetrada por compañeros en el aula. Ante estos hechos el Observatorio de la Infancia de Andalucía ha detectado que el 30% de los niños y adolescentes que observan un acto violento -verbal o físico- contra un compañero se muestran indiferentes, bien porque no sienten empatía hacia la víctima bien porque tienen miedo, mientras que otro 34% de los alumnos actúan en los conflictos para defender a la víctima. En la encuesta del Observatorio de la Infancia, el 35% de los alumnos rechazan cualquier intervención en estos casos.

El acoso escolar comienza con bromas cada vez más pesadas que el agresor gasta a la víctima y en muchas ocasiones participa un grupo de alumnos. Tras años de intimidación y vejaciones, el niño agredido sufre la secuelas de los insultos que se traducen en ansiedad, pesadillas, fracaso escolar, cambios del carácter, pérdida del apetito, aislamiento y tristeza.

Ante esta lacra en las aulas, la delegación de Educación en el Ayuntamiento, cuya titular es Esther Gil, ha emprendido un programa, con vocación de continuidad, para que la comunidad educativa detecte a tiempo los síntomas de la violencia en los centros docentes. "Se tiene que tratar tanto a la víctima, al agresor como al espectador. El trabajo es en el grupo porque normalmente un niño agresor no actúa solo. La violencia afecta a todos los partícipes y a los espectadores también", explica Gil. Este programa de la delegación municipal cuenta con la colaboración de la Junta, el Defensor del Menor y la psicóloga María José Lera.

"¿Cómo crees que se siente?" es el interrogante que el equipo de Esther Gil lanza a toda la comunidad educativa, tanto a los padres, a los alumnos como al profesorado. "El objetivo es detectar el conflicto y prevenirlo. Para ello es esencial la colaboración de todos", explica la delegada. Entre otras medidas, el programa municipal para la prevención de la violencia incluye la subvención de ocho proyectos (hasta 3.000 euros cada uno) desarrollados por ONG y varias Ampas (Asociación de Madres y Padres de Alumnos) en colegios e institutos de la ciudad. Además de abordar la agresividad en los menores, estos proyectos están orientados a evitar las situaciones de exclusión. "Aunque los casos más graves desembocan en bullying, lo cierto es que en los colegios e institutos se dan muchas situaciones menos graves pero que también deben ser abordadas", incide Gil. Por ejemplo, "cuando un alumno se dirige despectivamente hacia una niña con sobrepeso, esta pequeña corre el riesgo de sufrir anorexia en la adolescencia", añade la delegada municipal. "Y hay que evitarlo en la medida de lo posible". El Ayuntamiento tiene previsto crear foros en las Escuelas de Padres y Madres para diagnosticar los conflictos entre iguales.

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