"Casi siempre tengo el tren para mí sola"
La línea C-2 del Cercanías transporta a poco viajeros hasta la parada de la Cartuja
La parada Cartuja, situada en mitad de la avenida Carlos III, parece cerrada. Casi nadie entra o sale de ella. El aparcamiento de bicicletas de la puerta está intacto y el torno para acceder a los andenes abierto. Nadie recibe al pasajero a excepción del conductor del tren. "Por las mañanas, con suerte, llegamos a diez pasajeros", explica el operario de Renfe. Una pasajera confirma sus palabras: "casi siempre tengo el tren para mí sola".
Esta parada, la última de la línea C-2 del Cercanías que empieza en Santa Justa y pasa por San Jerónimo y el Estadio Olímpico, fue un hervidero de pasajeros hace 26 años. La Exposición Universal de 1992 la convirtió en un punto estratégico que unía la estación de trenes de Santa Justa con la Cartuja. "Hasta que no la amplíen y conectemos con el Metro no vale para casi nada", añade el conductor de tren refiriéndose al proyecto que Renfe pretende hacer.
El número de pasajeros que utiliza esta línea se desconoce, pues curiosamente Renfe ha facilitado los datos del resto de líneas excepto de la C-2, que fue reabierta en 2012 tras ser clausurada tras la Expo. La cercanía de facultades universitarias o de cientos de empresas del Parque Científico y Tecnológico Cartuja no han sido suficientes para dar utilidad a una construcción que está en perfectas condiciones.
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