Los sevillanos se quedan sin parques en las noches de verano por culpa de la botellona
Un problema social
Es la segunda vez que el Ayuntamiento adelanta su cierre en menos de un año para evitar la concentración de jóvenes bebiendo alcohol
Por segunda vez en menos de un año el Ayuntamiento de Sevilla se ve obligado a adelantar el cierre de los parques para evitar que se organicen en ellos botellonas, un problema en pleno auge en la ciudad y que está provocando muchos conflictos entre los vecinos de las zonas afectadas y los jóvenes que participan en estas concentraciones.
La medida, tomada por el gobierno de Juan Espadas, ha sido impulsada por el área de Transición Ecológica, a la que compete el mantenimiento de los parques de Sevilla, convertidos desde hace meses en uno de los lugares preferidos por los jóvenes para reunirse en grandes grupos y beber alcohol. Un resurgir de la botellona que coincide con una quinta ola del Covid en la que la mayoría de los contagiados son menores de 30 años que aún no han recibido las dosis suficientes de vacunas para estar inmunizados frente al virus.
Éste es otro de los motivos que ha llevado a las autoridades municipales a establecer el cierre de los parques a las 22:30, hora y media antes de lo habitual. La única excepción son los Jardines de Murillo, que dejarán de estar abiertos a las 21:00, ya que en esta zona se han producido diversas incidencias las últimas semanas a raíz de las numerosas concentraciones de jóvenes. De hecho, se empezaron a aplicar medidas restrictivas a principios de julio, cuando estos jardines históricos –víctimas de numerosos actos vandálicos– empezaron a cerrar a las 22:00. Pero dicha restricción no ha resultado suficiente, por tal motivo, no se podrá disfrutar de este rincón desde las 21:00, hora en la que los sevillanos comienzan a salir de sus domicilios tras la franja de más calor de la tarde.
Una privación de las zonas verdes en periodo estival –cuando cumplen una función de recreo en noches de altas temperaturas– que viene obligada por un fenómeno que ha vuelto a resurgir peligrosamente como hace menos de una década lo hacía en el Salvador, la Cuesta del Rosario o la Alfalfa. La botellona ha vuelto y en un contexto sanitario bastante delicado.
Tras el estado de alarma
El fin de curso y la relajación de las medidas restrictivas para hacer frente al Covid han motivado que no sólo los fines de semana, sino también las noches de los días laborables, el derecho al descanso no se respete en muchos enclaves de la ciudad y que los parques se hayan convertido en uno de los lugares preferidos por los jóvenes para consumir alcohol sin respetar la distancia de seguridad ni hacer uso de la mascarilla.
Este periódico se hizo eco hace varias semanas del nuevo mapa de la botellona con los datos más actualizados de la actuación policial para atajar un problema social:desde abril de 2020 hasta julio de 2021 se han registrado 12.000 multas por beber alcohol en la vía pública, un récord desde que en 2006 entró en vigor la ley antibotellón. En mayo y junio, las intervenciones de los agentes locales en este tipo de reuniones alcanzaron las 429. Actualmente hay un centenar de policías (organizados en 40 patrullas)para acabar con la botellona.
Es la segunda vez en menos de un año que el Ayuntamiento se ve obligado a adelantar el cierre de los parques para frenar este fenómeno. Ya lo hizo en otoño de 2020 con el mismo fin. Entonces la clausura fue las 22:00.
La presión vecinal también ha influido en esta decisión. Hace escasos días, María José del Rey, presidenta de la asociación de vecinos de Santa Cruz, exigía al Ayuntamiento el adelanto del cierre de los Jardines de Murillo, una medida que no es del agrado de estos sevillanos, pero que estiman como la única opción ante los actos vandálicos que sufre esta zona monumental a diario.
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